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El delantero Orlando Ballesteros celebrando un gol con Junior. Atrás Marquinho observa atentamente. Archivo EL HERALDO
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“Le pagaba 50 mil pesos a Macnelly por cada pase gol que me ponía”: Orlando Ballesteros

El delantero barranquillero, noveno máximo goleador de la historia del Junior con 56 tantos, habló de su paso por el equipo rojiblanco, con el que salió campeón en 2004. Logró anotar 184 goles en 16 años de carrera, obteniendo el ‘Botín de Oro’ en 2002, con 13 tantos.

Orlando Ballesteros dejó huella en el fútbol colombiano con sus goles, a pesar de los múltiples despilfarros que también protagonizó. El delantero barranquillero, de 45 años, marcó 184 tantos en su larga carrera como profesional, destacándose en el Junior y en el Bucaramanga, el equipo donde logró dar el gran salto.

EL HERALDO habló con ‘el Fantasma’ o ‘el Fantástico’ —dos de los apodos con los que fue reconocido en el fútbol de nuestro país—, quien hoy se desempeña como formador de jugadores.

 

P.

¿Qué hay de la vida de Orlando Ballesteros?

R.

Actualmente estoy trabajando en la escuela de formación de la Universidad Autónoma del Caribe. Ahí llevo dos años compartiendo con los muchachos, brindándoles toda mi experiencia en el fútbol. Además, con mi hermano, tengo una empresa familiar de alquiler de máquinas pesadas. Ahí nos movemos con ambas cosas.

P.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con jóvenes?

R.

Muy gratificante. Fueron 22 años en el fútbol profesional y es lindo transmitirles toda esa experiencia a los muchachos. Estoy muy agradecido con la Universidad por brindarme la oportunidad de mantenerme ligado al fútbol.

P.

¿Le hace falta el fútbol profesional?

R.

No, para nada. Cuando me retiré de inmediato volteé la página. Vivo tranquilo, feliz, disfrutando de la familia, los amigos. Además, gracias a Dios, estoy vinculado a la Universidad y eso me mantiene activo. Disfruto también de mi vida después del retiro.

P.

¿Qué significa el fútbol en su vida?

R.

Significa todo. El fútbol me dio la posibilidad de tener una vida importante, un reconocimiento, además de una estabilidad económica. Hoy vivo bien gracias a él, así que no tengo queja alguna.

P.

¿Qué recuerda de su paso por Junior?

R.

Recuerdo todo. Fue un época muy especial. Lo más lindo que le puede pasar a un futbolista es ser campeón y con Junior tuve la posibilidad de serlo en 2004. Recuerdo a los hinchas, la fiesta que se vivía en el ‘Metro’, los clásicos con Nacional, Millonarios, América, por mencionar algunos, los amigos que dejó el fútbol, que son muchos. La verdad, el Junior me marcó.

P.

¿Alguna anécdota que recuerde de esos años como rojiblanco?

R.

Los viajes, especialmente a Pasto. Era terrible viajar allá. El avión se movía como loco, el aeropuerto era pequeño, era una odisea aterrizar allá, una vez casi nos accidentamos. Recuerdo que cuando nos tocaba jugar con ellos allá yo me hacía el lesionado o el enfermo para no viajar por allá (risas).

P.

¿Cómo vivió el título de 2004?

R.

Fue un título traumático, duro. Yo jugué el partido de ida, que ganamos 3-0, pero me perdí el choque de vuelta porque me operaron de un nacido. Recuerdo que me dieron de alta ese domingo tempranito y lo primero que le dije al médico era que si me podía tomar las frías y él me dijo que sí, que no había problema. Me vi el partido en mi casa, pariendo. Cuando quedamos campeones de una me alisté y fui a recibir al equipo. Me monté en el carro de bomberos y me uní a la celebración hasta las 10 de la mañana del lunes. Fue una locura todo eso (risas).

P.

¿Le dolió no estar en ese juego de vuelta?

R.

Fue muy duro para mí, porque quería estar y ya el profe me había dicho que iba a ser titular en el Atanasio. Además yo era el goleador de ese equipo y sentía que ese partido era para mí. Creo que le hubiese aportado mucho al Junior por mi forma de jugar y porque Nacional, en su desespero por remontar, brindó muchos espacios que pudimos aprovechar. Me enfermé y, bueno, gracias a Dios los muchachos lograron traerse la estrella después de tanto sufrimiento.

P.

¿Pensó que se les escapaba esa estrella?

R.

Sí, claro, porque veía que los muchachos estaban asustados y Nacional supo aprovechar eso. Pero bueno, ese gol de Ribonetto nos dio vida y en los penales ya era otra historia. Sabía que íbamos a ganar porque habíamos entrenado penales todos los benditos entrenamientos del año con el ‘Zurdo’. ¡El colmo que hubiésemos perdido!

P.

¿Qué recuerdos tiene del ‘Zurdo’ López?

R.

 Somos muy amigos, por ahí nos encontramos y hablamos mucho de aquellas épocas. Una anécdota con el profe fue que una vez, siendo el goleador del equipo, me sacó, me mandaron para Envigado, sin explicación, y yo tenía mucha rabia e iba a pelear con él. Pero qué va, ya después los ánimos se calmaron y hoy en día, como te dije, somos muy buenos amigos.

P.

Otro técnico con el que compartió muchas vivencias fue con Dragan Miranovic…

R.

Con el profe Miranovic aprendí mucho, fue uno de los técnicos que marcó mi carrera. Tenía su personalidad, pero nunca discutí así fuerte con él. Miranovic tuvo el equipo más barato que ha tenido Junior en toda su historia y logró sacarlo subcampeón en 2003, perdiendo la final en Manizales, con el Once Caldas. Esa nómina costaba como 50 millones de pesos.

P.

Según cuentan los jugadores de esa época, Miranovic era un técnico que hablaba de frente, que le daba mucha confianza al jugador…

R.

Sí, claro. Eso era lo que más nos gustaba de su personalidad, que te decía las cosas de frente. Recuerdo que el profe nos dejaba tomar dos cervezas luego de cada partido, cuando llegábamos al hotel, después de la cena. Ganáramos o perdiéramos. Él decía que para que nos voláramos a tomarnos algo a escondidas, mejor que lo hiciéramos delante de él (risas). Eso sí, solo dos para cada uno. Arriaga y Arzuaga recogían las botellas de los que no tomaban y las subían escondidos a la habitación (risas)… par de locos esos.

P.

¿Cuál cree que fue su mejor momento en Junior?

R.

En un principio me fue mal, pero a partir del 2000 todos los momentos que viví fueron especiales. Jugué Copa Libertadores, fui goleador del Junior, salí campeón en 2004. Todos los momentos que viví en el equipo fueron importantes, pero lógicamente si me pones a escoger, elegiría a ojos cerrados el del título, por todo lo que se vivió, especialmente en la celebración. Fue un momento único, que todos disfrutamos junto a los hinchas. Fue una locura, por cómo se dio el título y por el rival al que derrotamos.

Acción del penal que no sancionaron en la final de 2003. Archivo EL HERALDO
P.

¿Y el más duro?

R.

La final que perdimos en 2003 contra el Once Caldas. Hicimos méritos suficientes para quedarnos con la estrella.

P.

¿Por qué la perdieron?

R.

Porque nos robaron… nos robaron de ‘frente mar’. La ‘rata’ de Henry Cervantes no nos pitó un penal clarísimo que me cometieron a mí. Nos metieron la mano de forma descarada, no querían que ese Junior de pelaos quedara campeón.

P.

Su nombre, en el hincha tiburón, genera amores y odios. Muchos destacan la cantidad de goles que marcó en su paso por el equipo, pero otros resaltan más el hecho de que desperdiciaba bastantes también. ¿Supo sobrellevar eso?

R.

Claro que sí, a mí realmente no me afectaba, yo confiaba en lo que hacía y en lo que tenía. No le paraba bolas a eso. Yo, así sea uno, metía y ganábamos 1-0.

P.

Un jugador que también carga con ese imagen es Édinson Toloza, incluso algunos lo comparan con usted...

R.

Pero Toloza bota más que yo. Toloza tiene que quedarse todos los días media hora trabajando definición para ver si mejora. Yo me quedaba, sabía que debía mejorar e hice lo posible para hacerlo. Y mira que marqué muchos goles, casi 180 en mi carrera profesional, que es una cifra muy buena en nuestro medio.

P.

¿Cuál fue el técnico que más lo marcó en su carrera?

R.

Juan Carlos Osorio. Me dirigió en Millonarios. Es un amigo, una persona con todos los conocimientos del mundo y que sabe transmitírselos al jugador. Es un técnico muy completo.

P.

¿Y el peor técnico?

R.

  Un argentino que se llamaba y que Salvador Capitano… Nojoda ese man vino aquí y no hizo ni dejó nada. Al ratico se fue de una.

P.

¿Cuál ha sido el mejor gol que marcó con Junior?

R.

Uno que le marqué a Millonarios, tras pase de Marquinho. Lo metí en un ángulo, venciendo a un arquero apellido López. Y el partido que más me marcó fue uno que jugamos un 7 de diciembre contra el Tolima. Íbamos perdiendo 2-1 y ganamos 3-2 con dos goles míos y otro de Marquinho, de penal. ¡Un partidazo!

P.

¿Cuál fue su mejor socio en Junior?

R.

 Macnelly Torres. Yo hablaba mucho con él en sus inicios y le decía: mira pelao, te pago 50 mil barras por cada pase-gol que me metas… si me pones dos en un partido, te pago 100, si me pones tres, te doy 150. Y recuerdo que él me respondía: yo te los pongo, pero si te los ‘mamas’ igual me das mi plata (risas). Ese pelao hizo plata conmigo (risas).

P.

¿Qué otro equipo, aparte de Junior, lo marcó de por vida?

R.

El equipo que marcó la carrera deportiva de Orlando Ballesteros, el que me dio a conocer, fue el Bucaramanga en el año 97. Hice muchos goles allá, fui la revelación del fútbol colombiano ese año, jugué la Libertadores y a partir de ahí comenzó mi carrera como tal. Junior después compró mi pase.

P.

¿Qué deuda le dejó el fútbol?

R.

Jugar en el exterior. Solo eso, porque creo que hice todo lo que un jugador sueña con hacer. Jugué en el equipo de mi tierra, me fue bien, marqué muchos goles, salí campeón, tuve la oportunidad de jugar Copa Libertadores, fui convocado como 10 veces a la Selección, gané fama y reconocimiento en la calle. En fin, logré todo lo que quería. Lo único fue eso, jugar en el exterior, especialmente en Europa, que nunca se dio. Igual soy un agradecido por todo lo que me brindó el fútbol.

P.

¿Qué opina del posible regreso del técnico Alexis Mendoza al Junior?

R.

 Es una buena noticia. Alexis conoce el grupo, la ciudad, ya estuvo acá y por cosas que pasaron tuvo que salir, pero ya tiene experiencia en esta plaza tan complicada. Su equipo jugaba muy bien. Ojalá si llega trate de reforzar más el equipo y echar para adelante para que nos dé esa esquiva octava estrella.

P.

¿Este Junior de Julio Comesaña lo alcanzó a enamorar?

R.

Claro que sí, este equipo jugaba mucho, daba espectáculo, alegrías, nos volvimos a sentir orgullosos del Junior. Lastimosamente le fue mal en los últimos dos partidos y tuvo que salir de la Sudamericana y la Liga. Fue doloroso porque estábamos muy ilusionados, pero así es el fútbol.

P.

¿Es difícil triunfar en Junior?

R.

Sí, es difícil… muuuyyy difícil. El que no tenga pantalones, jerarquía y personalidad para aguantar la presión de la hinchada, fracasa en Barranquilla. Aquí hubo un pelao que se llamaba Pedro Ortega, un calidoso completo, jugaba demasiado, incluso más que Macnelly, y no pasó nada con él porque no logró asimilar bien la presión que se vive acá. El mismo Macnelly tuvo que salir para triunfar. Se fue para el Cúcuta.

P.

¿‘Fantasma’ o ‘Fantástico’?

R.

Orlando se escucha mejor (risas)…

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