‘Sábado’, del hebreo ‘Sabath’, que al español se traduce ‘descanso’, es el día en el que más trabaja en su objetivo Isaac Penenrey, un niño de 8 años que en cinco más se ve como cinturón negro de taekwondo.
{"titulo":"Doble oro atlanticense en los Panamericanos de Taekwondo","enlace":"https://www.elheraldo.co/deportes/doble-oro-atlanticense-en-los-panamericanos-de-taekwondo-luis-herrera-y-alejandra-vidal"}
Para perfeccionar sus movimientos y, cómo no, su pegada, junto a sus padres el actual cinta amarilla viaja cada sexto día de la semana desde Sabanalarga a Barranquilla para recibir instrucciones de su maestro, con esa ilusión característica de hacer lo que les gusta que tiene cada pequeño.
Sin embargo, no está ni cerca del tiempo que lo demás niños pasan bajo supervisión de aquel hombre, el cual tiene la posibilidad de instruir al resto de sus pupilos frente a frente, hasta 2 veces entre semana.
Ante lo que podría considerarse como una desventaja, Isaac, que cuando se pone su dobok, indumentaria ideal para practicar su pasión, posee una mirada un poco baja que para quienes lo han visto desempeñarse más que otra cosa es sinónimo de concentración, se las ingenió para hacerle frente.
Cómo todo nacido en el nuevo siglo, el pequeño en estatura, pero grande en aspiraciones, hizo del internet su mejor aliado y entrena mediante videos en línea.
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'Ponte a ver los videos, Isaac, mira que los demás niños están entrenando con el profesor en este momento', le dice su padre, el señor Rigoberto Penenrey, cuando se pierde en la rutina de sus clases y la pasión por su materia favorita, Democracia, los días que permanece en territorio sabanalarguero.
Tan disciplinado como obediente a las indicaciones de su progenitor, el niño ha logrado haciendo ese esfuerzo extra, ser considerado como un mentor para sus compañeros, lo cuales son todos mayores que él.
Ni la distancia, ni la atracción por el conocimiento sobre los sistemas políticos e incluso la pasión por otro deporte, como es la natación, el cual también practica en la capital del Atlántico, han impedido que destaque en la disciplina proveniente de Corea.
Todo ese éxito atraído por la voluntad, es soportado también por el compromiso que tienen sus padres para brindarle la oportunidad de hacer semanalmente el viaje intermunicipal. 'Nos levantamos desde las 4:00 a hacer el desayuno para salir una hora y media después y estar aquí a las 8:00', recuenta su mamá, Liliana Ojeda, con una expresión de satisfacción en su rostro.
La misma que se refleja en su rostro y el de su esposo cuando, a través de los ventanales de vidrio que posee el gimnasio de Confamiliar sede centro, una persona cualquiera que se acerca a ver a aproximadamente una quincena de niños con sus doboks blancos, tras preguntar si '¿ese es su hijo?' mientras apunta con el dedo a Isaac, termine asintiendo lentamente mientras dice que 'es muy bueno'.
Aunque la disposición y las ganas son la parte más bonitas de las historias, siempre se necesita del talento para que qué estos aspectos se materialicen. Pues de eso también tiene mucho Isaac.
Para Jaime Castillo, su maestro, quien combina su profesión como docente de artes plásticas con la pasión de las artes marciales, nuestro protagonista 'tiene mucho talento'.
'Es increíble ver el manejo que tiene de los movimientos, lo hace verdaderamente bien, es muy disciplinado para aprenderlos', expresa el cinturón negro, que también siempre tiene palabras de elogio para el pequeño de nueve años, en otro de los aspectos clave en este deporte: el combate.
Aunque resume simplemente con que 'la pasión resalta sus cualidades', basta con ver en la cara de Isaac cuando habla sobre esta fase del taekwondo para darse cuenta que es su favorita.
Sin embargo, aunque le gusta exigirse y ponerse a prueba ante sus rivales, no es eso lo que lo mueve para practicar este deporte. 'Quiero aprender todo sobre lo maravilloso que es el taekwondo y llegar a ser cinturón negro', sentencia con una seguridad propia de quien dice la verdad.
Con la noble intención de consumir la riqueza de la disciplina asiática y un objetivo claro, trazando incluso a su corta edad una meta de tiempo para obtenerlo, Isaac Penenrey tiene todo para que la felicidad, como debería ser común en todos los niños, sea su principal característica a resaltar.
























