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Gustavo Petro, presidente de la República: el primer viaje que realizará Gustavo Petro, una vez termine su mandato el próximo 7 de agosto -¡ni un día más, por fortuna!- será a Ciudad de Panamá, por “motivos personales”. Aunque la agenda de Petro será “absolutamente privada”, trascendió que el ex presidente se dejará ver unos pocos minutos paseando -muy bien acompañado- por lugares históricos de la capital centroamericana, posando -feliz y contento- al lado de potentes cañones. Luego seguirá a París, donde en altas horas de la madrugada visitará librerías, como es su costumbre.

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Su viaje a Estados Unidos, como ex presidente fue cancelado, como le fue cancelada su visa americana. Por último, de nuevo en el país, no se sabe si Petro asistirá a las corralejas de Ciénaga de Oro -¿su tierra natal?- o si le pedirá al ex canciller Álvaro Leyva que lo acompañe -de forma muy confidencial- a Chile. Leyva se comprometió no contarle a nadie los pormenores del viaje.

Francia Márquez, vicepresidenta y ex ministra de la Igualdad: ahora que se aproxima la hora de ser ex vicepresidenta, Francia Márquez está averiguando con mucha celeridad la compra de un helicóptero de segunda mano en buen estado. El solo hecho de pensar que a partir del próximo 7 de agosto volverá a viajar por carretera hasta Suárez, Cauca, su pueblo natal, le produce náuseas.

Ernesto Guzmán/EFE

“Me dicen que Verónica tiene unos amigos suecos, que están rematando uno con poco kilometraje, pero hay que verlo”, se escuchó que le decía al “segundo Rappi-conserje de la Nación”. Pero si Francia no compra el helicóptero, ya le dijo a Petro que -antes de irse- la nombre embajadora en Tanzania, Malauí o Guinea Ecuatorial, en África. Cualquier país de ese continente, donde Petro nombró embajador sin cumplir ningún requisito, le sirve. Tampoco le importa que allá no habite un solo colombiano.

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Guillermo Alfonso Mejía, ministro de Salud: para quienes se preguntan, cómo llegó Guillermo Alfonso Jaramillo a ser ministro de Salud, la respuesta la contó Petro en un consejo de ministros. Siendo guerrillero -Petro, no Jaramillo- estaba huyendo y necesitaba llegar a Bogotá con urgencia y entonces Jaramillo -que no era guerrillero, porque el guerrillero era Petro- lo metió en el baúl del carro y lo trasteó hasta Bogotá. Ya lo demás se sabe: Petro fue alcalde de Bogotá y nombró a Jaramillo -que no era guerrillero- Secretario de Salud y luego de Presidente lo nombró ministro de Salud.

En ambos cargos Jaramillo ha sido un verdadero desastre. Pero eso no le importa a Petro. El de Jaramillo a Petro ha sido el “chance” más costoso en la historia de Colombia. Nos ha costado miles de vidas de pacientes fallecidos, porque Petro y Jaramillo -que no era guerrillero- decidieron acabar con el sistema de salud.

Armando Benedetti, ministro del Interior: mientras estrena su último video bailando reguetón, en el que aparece con una gorra de los Yankees de Nueva York, para ver si Trump se conduele y lo saca de “lista Clinton”, el ministro Benedetti, termina de escribir su mensaje 15.000 a Laura Sarabia, su antigua “secretaria” y actual embajadora en Londres.

Presidencia de la República/Cortesía

En uno de ellos le dice que está arrepentido de haber renunciado a la embajada en Caracas: ¡prefiero lidiar con Maduro y no con estos godos malp$&@€£¥, triple$}%^* que no saben más que pedir puestos y contratos! ¡Son insaciables! Luego del video, Benedetti piensa llamar al ex ministro Montealegre para agradecerle el libro que le regaló de Navidad: “Rasputín”.

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El obsequio fue una contraprestación al libro que Benedetti le había enviado a Montealegre, también con mucho afecto: “Lo que el viento se llevó”.

Pedro Sánchez, Ministro de Defensa: en menos de 10 meses de estar en el cargo, Pedro Sánchez dejó sin un peso el fondo para pagar recompensas. Mejor dicho: el Fondo quedó sin fondos por cuenta de Sánchez. Al finalizar el año, lo único que tiene contento a Pedro Sánchez es que su tocayo español resultó peor que él.

En tiempos de Petro ha habido más tomas guerrilleras que paros de Fecode y de la USO, que ya es mucho decir. Mientras tanto, el ministro Sánchez lo único que hace es ofrecer recompensas. Ya tiene listo, por ejemplo, el aviso de la nueva recompensa que pagará en el Año Nuevo: “Ministerio de Defensa ofrece 200 millones de pesos a quien informe por el paradero de Carlos Ramón González, ex director del Dapre y ex vecino de despacho del presidente Petro. Pago en efectivo”.

Los que están más contentos con el aviso son los que aparecen en la “lista Clinton”, empezando por Petro y Benedetti. Al no poder usar tarjetas de crédito, contar con dinero en efectivo es lo mejor que les podría pasar. ¿Será que se ganan esa platica?

Donald Trump: presidente de Estados Unidos: antes de desplegar toda la marina de Estados Unidos hacia el Caribe, lo único que sabía Donald Trump de Venezuela era que allí nació Lupita Ferrer, protagonista de la telenovela “Esmeralda”. Eso se lo contó la “nana”, una venezolana que crió a sus hijos. No sabía nada más. Ahora ya sabe que Maduro es el jefe del “Cartel de los Soles” y que es el mejor amigo de Petro, aunque Petro lo niega. “¿Petro también es amigo de Esmeralda?”, pregunta Trump a la “nana” venezolana que crió a sus hijos, porque aún no entiende muy bien el cuento de las “narcolanchas”, que está bombardeando en el caribe venezolano.

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Agencia EFEDonald Trump, presidente de Estados Unidos.

Contrario a lo que dicen los petristas, Trump no está buscando a Petro para detenerlo por su estrecha relación con Maduro. Lo busca para pedirle prestado el megáfono con el que lo insultó en plenas calles de Nueva York. Como la “nana” que crió a sus hijos ya no escucha bien, Trump tiene que hablarle duro y para eso necesita el megáfono de Petro.

Nicolás Maduro, dictador de Venezuela: el sátrapa venezolano luce nervioso, desde que se enteró que el “mono Trump” va por su cabeza. El hombre no duerme. Como en el bolero dominicano, Maduro luce “afligido y pesaroso”. Cónchale, vale, ¿qué se hizo Diosdado? ¿Y Cilia donde coños se metió? Grita en su oficina, ubicada 400 metros bajo tierra, a varios kilómetros de Miraflores. Alguien que me diga ¿a cuántos kilómetros están esos buques americanos? Llamen a Petro, que él siempre tiene buenas ideas, como esa de insultar a Trump en sus narices en Nueva York. ¿Será que me manda el megáfono con el que insultó a Trump? ¡Cónchale, ese insulto con ese megáfono le salió muy bien, dice Maduro, nervioso, mientras se rasca el bigote.

Verónica Alcocer, mamá de los hijos de Petro: mientras estudió inglés en Suecia, Verónica Alcocer, cuyo título oficial -luego de la separación de cuerpos del presidente- es “la mamá de mis hijos”, tuvo la oportunidad también de establecer algunos contactos personales y comerciales.

Es bien sabido que la familia Alcocer en Sincelejo se dedica desde tiempos inmemoriales a la compra y venta de aeronaves, ya sea helicópteros o aviones de combate. Esa ha sido la principal fuente de ingresos de la familia. Así que no puede causar sorpresa alguna que hoy se hable de “la mamá de mis hijos (de Petro)”, como una próspera empresaria aeroespacial. Punto. Si ella creció en ese mundo en Sincelejo, ¿qué tiene de malo que hoy explote una actividad que no le es ajena, en lo absoluto? De igual manera, Petro también se desenvuelve en ese mundo: solo hay que oírlo hablar con propiedad de “galaxias, intergalaxias, cosmos, física, aerodinámica…”.

Iván Cepeda, candidato petrista: dicen que el ministro de Defensa Pedro Sánchez, que se volvió loco pagando recompensas, está dispuesto a desembolsar hasta mil millones de pesos a quien suministre un audio reciente con la voz de Iván Cepeda, desde que se volvió candidato presidencial del petrismo. Y ello es así porque de repente el locuaz Cepeda enmudeció. Como decían las abuelas: se le comieron la lengua los ratones.

Carlos Ortega/EFE

Cepeda decidió ser sordo, ciego y mudo con todo lo que pase con Petro. Quiere llegar a la Casa de Nariño sin decir ni “mu”. Ni el caos de orden público, ni el desastre de la paz total, ni la reforma tributaria por decreto, ni la amistad sospechosa de Petro con el dictador Maduro, ni la matazón por cuenta de la reforma a la salud, ni la crisis del sector de los hidrocarburos, ni las altas tarifas de energía, nada lo inmuta. Al parecer, Cepeda prefiere que le llamen “Ivan, el mudo” y no “Iván, el terrible”. Por ahora.

Abelardo De la Espriella, candidato opositor de Petro: cuando menos lo esperaban los petristas, que estaban sacando cuentas alegres con los “votos del centro”, les saltó el Tigre. Algunos ya tienen susto de que se los coma. La irrupción veloz y exitosa del candidato Abelardo movió el tablero electoral, hasta el punto de estar punteando algunas encuestas.

Llama la atención -eso sí- que el surgimiento y la consolidación de esa campaña sacó a relucir el “clasismo añejo” de algunos sectores de la élite bogotana, que se resiste a creer que un hombre del Caribe pueda llegar a la Casa de Nariño. Por eso creen que “el hombre” está en otro lado. Al Tigre Abelardo lo han descalificado con epítetos que ni al propio Cepeda le han enrostrado.

Aunque todavía falta mucha tela por cortar en materia electoral, el hecho de que el Tigre Abelardo esté jugando con propiedad en la contienda electoral le pone sabor y picante a una campaña que venía desabrida, sosa y fría, como la mismísima Bogotá.