Una vez más, un procedimiento estético ilegal, practicado por alguien sin preparación ni autorización, acabó en tragedia. ¿La nueva víctima? Laura Sofía Amaya Duarte, una joven de 23 años que, con la ilusión de mejorar su aspecto físico y reencontrarse con su hijo de cuatro años, viajó desde Málaga, España, hasta Bogotá para someterse a una liposucción.
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La intervención se llevó a cabo el 15 de septiembre de 2023 en un salón de belleza de la localidad de Antonio Nariño, sur de la capital, un establecimiento que no contaba con licencia para prestar servicios de salud ni con personal calificado. Allí, Brenda Gissele Celeita Angarita, peluquera de oficio, se presentó como especialista en estética y convenció a la joven de realizarse la cirugía.
En medio de la intervención clandestina, Laura Sofía convulsionó. Fue trasladada de urgencia al Policlínico del Olaya, pero su estado era tan crítico que murió a los pocos minutos por un paro cardiorrespiratorio.

Este 10 de septiembre de 2025, casi dos años después de los hechos, un juez penal de conocimiento declaró a Celeita Angarita culpable del delito de homicidio culposo. La individualización de la pena se conocerá en octubre próximo.
El procedimiento estético en un salón de belleza
De acuerdo con la investigación de la Dirección de Apoyo Territorial de la Fiscalía, la víctima llegó a un establecimiento que funcionaba como peluquería en el barrio Restrepo, sur de Bogotá. El lugar no contaba con habilitación para prestar servicios de salud ni autorización para cirugías estéticas.
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Aun así, Celeita Angarita inició una liposucción sin contar con estudios médicos ni experiencia en procedimientos quirúrgicos. Durante la intervención, la joven convulsionó y fue trasladada al centro asistencial anteriormente mencionado, en donde murió minutos después a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Lo que se sabe de la víctima
Amaya Duarte residía en Málaga, España, donde estudiaba Derecho y trabajaba como recepcionista para costear sus estudios. Viajó a Colombia con el propósito de someterse a la cirugía estética y, además, reencontrarse con su hijo de cuatro años, a quien planeaba llevarse a vivir con ella en Europa.
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Según su círculo cercano, la joven había contactado a la supuesta clínica a través de Instagram, donde transfirió siete millones de pesos a la acusada. El lugar operaba bajo el nombre Revovvastyle Spa.

En entrevista con el diario ‘El Espectador’, Gabriela Duarte, amiga cercana de la víctima, relató: “Conocimos a unas amigas que nos hablaron de la cirujana Brenda Gissel Celeita Angarita, quien se nos presentó como una médica esteticista especializada, quien nos aseguró de que no había ningún riesgo, y hasta nos mostró varios de sus resultados. Su discurso nos dio confianza”.
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La misma fuente denunció que durante el procedimiento “hasta la dejaron caer de la camilla”, lo que empeoró la condición de la paciente.
Tras el fallecimiento, la peluquera eliminó su presencia en redes sociales, borró los registros del supuesto spa y su paradero es desconocido. Mientras tanto, el hijo de la víctima quedó bajo el cuidado de su bisabuela en Soacha.