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El senador y precandidato presidencial Miguel Uribe fue víctima de un ataque a bala mientras realizaba una actividad política en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón, en Bogotá, este sábado 7 de junio. El político del partido Centro Democrático fue impactado con arma de fuego en tres oportunidades.

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El primer disparo rozó en el cráneo, el segundo se alojó en su cabeza, mientras que la tercera bala alcanzó una de sus piernas. En medio de la conmoción, autoridades y miembros de la escolta de Uribe lograron capturar a un joven, quien habría accionado un arma Glock calibre 9 mm, al parecer, tras recibir un pago para concretar el ataque.

Las autoridades informaron que quien accionó el gatillo contra Uribe Turbay fue un menor de 14 años, que también resultó herido en medio de ineficaz e improvisado intento de huida. Sobre el menor solo se conoce que es huérfano de madre y que su papá partió a Polonia para sumarse a las filas de la guerra entre Ucrania y Rusia, por lo cual quedó bajo el cuidado de una tía paterna.

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Este hecho de violencia revivió los ataques perpetrados a finales de los 80 y principios de los 90, donde los titulares de los medios de la época registraron el asesinato de varios líderes políticos, quienes fueron silenciados por jóvenes que portaban armas y trabajaban para los grandes carteles.

Bernardo Jaramillo, segundo candidato de la UP asesinado

Bernardo Jaramillo Ossa reemplazó en la candidatura presidencial de la UP a Pardo Leal y corrió la misma suerte de su antecesor, pues fue asesinado en Bogotá el 22 de marzo de 1990.

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Jaramillo fue tiroteado en el aeropuerto El Dorado de Bogotá, por un sicario cuando se disponía a viajar a Santa Marta.

El criminal fue un adolescente, identificado como Andrés Arturo Gutiérrez Maya, alias JJ, quien tenía 14 años, cuando empuñó el arma para cegar la vida del candidato presidencial.

Gutiérrez Maya quedó en libertad por ser menor de edad, pero lo mataron un año después en Medellín.

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Este crimen es achacado a una alianza entre el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y la Policía con grupos paramilitares.

Carlos Pizarro, el jefe guerrillero que firmó la paz

Carlos Pizarro, quien fue comandante de la guerrilla del Movimiento 19 de Abril (M-19), había tomado un avión de Avianca con destino a Barranquilla donde el 26 de abril de 1990 haría campaña como candidato presidencial.

Sin embargo, poco después del despegue un sicario se levantó de su silla y le disparó varias veces en la cabeza, tal como él había advertido que sucedería horas antes a sus más allegados.

El asesino fue identificado como Gerardo Gutiérrez Uribe, de 20 años, quien usó una ametralladora que le habían dejado en el baño del avión.

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Gutiérrez Uribe estaba dos filas atrás de donde estaba sentado Pizarro, decido a cometer el crimen, fue al baño, sacó el arma y se dirigió hasta su víctima, a quien le disparó en la cabeza. De inmediato los escoltas de Pizarro reaccionaron y dispararon contra el sicario.

El joven murió de inmediato, y quedó tendido en el pasillo del avión.

El líder político fue sacado con vida de la aeronave, pero falleció horas después en la clínica Santa Rosa de la Caja Nacional de Previsión Social (CAJANAL).

De buena oratoria y con sólida formación intelectual, Pizarro fue el cuarto comandante del M-19, puesto al que ascendió en 1986 tras la muerte del fundador Jaime Bateman Cayón (1984) y de quienes lo siguieron, Iván Marino Ospina (1985) y Álvaro Fayad (1986).

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Rodrigo Lara Bonilla murió a manos de un joven de 19 años

El 30 de abril de 1984, el ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla fue asesinado cuando salía de su oficina con destino a su casa.

El funcionario se movilizaba en un Mercedes Benz blanco por la calle 127 atravesando la Autopista Norte, cuando fue interceptado por dos sujetos que se movilizaban en una motocicleta Yamaha RX 115, quienes dispararon indiscriminadamente contra Lara Bonilla.

Los motociclistas fueron identificados por las autoridades como Byron de Jesús Velásquez, de 19 años, - quien manejaba el vehículo- e Iván Darío Guizado Álvarez, de unos 22 años, - el parrillero que portaba la ametralladora Ingram.

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Lara Bonilla quedó desplomado en el asiento de su carro, su muerte fue instantánea. Ante el ataque, uno de los miembros de la escolta del funcionario logró impactar a Iván Darío Guizado Álvarez, quien murió metros más delante de la escena del crimen.

Por su parte, Byron de Jesús escapó, pero su capturado en Medellín días después. “Yo maté a Lara porque me lo ordenaron”, dijo en su momento.

El ataque contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay revivió estos asesinatos a líderes políticos. Su apellido, Turbay, está ligado a una dinastía política. Su abuelo, Julio César Turbay Ayala, fue presidente entre 1978 y 1982, y su madre, Diana Turbay, fue secuestrada y asesinada en 1991 por la mafia del narcotráfico.