La Ley del Montes | ¿Plebiscito contra Petro?

Este domingo los colombianos saldrán a expresar su respaldo o rechazo al gobierno de Gustavo Petro. Aunque no se trata de elecciones presidenciales, ni tampoco para el Congreso de la República, las llamadas 'elecciones regionales' han sido siempre el termómetro para medir al presidente de turno en su primer año de gobierno.

Las regionales son, pues, el 'plebiscito' al que se someten todos los presidentes para saber qué tanta aprobación o desaprobación tiene su mandato.

Los amigos del gobierno -preocupados por lo que podría ser una debacle electoral- sostienen que hoy no está en juego el respaldo al gobierno de Petro. Consideran que la calificación al Presidente solo se dará al finalizar su mandato, cuando los colombianos elijan nuevo Congreso y nuevo Presidente.

Pero la realidad política muestra que en las principales ciudades del país los candidatos con mayores opciones de triunfo son aquellos que no sólo no están alineados con el gobierno nacional, sino que han militado en orillas muy distintas y casi siempre confrontando a Petro. De hecho, tanto en Barranquilla, como en Bogotá y Medellín, quienes encabezan con mucha holgura las encuestas son candidatos abiertamente 'antipetristas', como Alex Char, Federico Gutiérrez y Carlos Fernando Galán. En Cali, la disputa es más estrecha entre Alejandro Éder y Roberto Ortiz, siendo el primero mucho más 'antipetrista' que el segundo.

De manera que, aunque los amigos del gobierno se resistan a reconocerlo, las elecciones regionales de hoy si mostrarán el estado actual de satisfacción o insatisfacción del los colombianos con su presidente. Así de simple.

De los resultados de hoy -y de la forma cómo los asimile el presidente- dependerá la suerte del resto de su mandato. Una cosa es un gobierno nacional con pleno respaldo en las principales ciudades y departamentos del país y otra muy distinta con alcaldes y gobernadores ajenos a sus directrices y políticas.

El talante poco tolerante de Petro indicaría que un resultado adverso en las principales ciudades, como muestran todas las encuestas, sería interpretado como una especie de complot en su contra por parte los enemigos del gobierno, a quienes señalaría de 'oligarcas, terratenientes y esclavistas', discurso del que se vale para no reconocer reveses o derrotas.

En cambio un triunfo de los candidatos del gobierno, como sería el caso de Gustavo Bolívar en Bogotá, por quien Petro ha hecho política electoral abierta y descaradamente, sería interpretado por el propio mandatario como un respaldo incondicional a sus políticas.

Pero lo cierto es que si las elecciones de hoy no tuvieran la trascendencia que tienen, el presidente Petro no hubiera tomado la decisión de volver trizas las leyes electorales para hacerle campaña a sus candidatos, como ocurre con Bolívar en Bogotá.

Pero -sobre todo- Petro no se hubiera prestado para hacerle guerra sucia a sus adversarios políticos, como ocurre con el candidato Alex Char, víctima de una ofensiva mediática, que tiene como protagonista destacada a la jefe de prensa de la Casa de Nariño, encargada de difundir y divulgar -desde la cuenta oficial de la Presidencia- todo tipo de información falsa y tendenciosa, con el único propósito de atentar contra la campaña del candidato Char. Dicha funcionaria -y quienes se han prestado para esa estratagema- tendrán que responder penalmente por su conducta, tal y como lo anunció el propio candidato barranquillero.

¿Qué significaría el triunfo avasallante de los candidatos 'antipetristas' en las principales ciudades del país?

En ninguna ciudad del país un candidato ganaría con mayor holgura que Alex Char en Barranquilla. Lo suyo es -sin duda- un fenómeno electoral. Después de dos alcaldías muy exitosas que contribuyeron a la transformación de la ciudad, Alex Char aspira a un tercer mandato y las encuestas indican que hoy vencerá a sus adversarios de forma abrumadora.

De hecho, la más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC) lo muestra con un 82 por ciento de respaldo, contra el 8 por ciento de Antonio Bohorquez, candidato del Pacto Histórico. En las dos administraciones anteriores, Char y Cambio Radical siempre contaron con el respaldo de 'presidentes amigos', como Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, quienes fueron muy generosos con Barranquilla.

En esta oportunidad -de darse su triunfo- Alex Char tendrá el reto de gobernar con un presidente que no solo no es su amigo, sino que se ha mostrado -como quedó evidenciado en las últimas semanas- abiertamente enemigo de su candidatura. Pero como no se trata de un asunto personal o de egos, uno esperaría que -a la hora de gobernar- Petro asuma una postura institucional que le permita tomar decisiones en bien de toda la ciudad y no en perjuicio de una persona, o un grupo familiar o un partido político.

En su anterior aspiración a la Alcaldía de Barranquilla en 2015, Alex Char sacó 355.844 votos, cifra que correspondió al 73 por ciento del total de la votación. Al final de su mandato, Char tuvo el respaldo del 92 por ciento de los barranquilleros, aprobación que ningún alcalde del país había logrado.

El apoyo de Barranquilla a Alex Char podría considerarse incondicional. En esta oportunidad -al igual que en las dos anteriores- cuenta con el respaldo mayoritario de los barranquilleros. Sus logros y su gestión dependerán en buena medida de su relación con el gobierno nacional. De eso no puede haber ninguna duda. Y ello es así porque el centralismo colombiano hace que las administraciones regionales -alcaldías y gobernaciones- dependan de la 'chequera bogotana'. Punto. Así lo impone el modelo perverso que nos ha regido por décadas.

De manera que hoy Alex Char necesita no sólo ganar, sino hacerlo con una muy buena cantidad de votos, que le permita negociar con Bogotá en condiciones favorables. En la medida en que más votos obtenga, más difícil le resultará a Petro 'pordebajear' a Barranquilla. La alianza electoral que conformó en esta oportunidad con Eduardo Verano -que resultó muy exitosa para ambos en sus pasadas administraciones- serviría de nuevo para gestionar obras y proyectos ante el gobierno nacional. Al igual que Char, Verano también ha gobernado con presidentes amigos, quienes contribuyeron a su buena gestión.

Al igual que en Barranquilla con Alex Char, en Medellín el ex alcalde Federico 'Fico' Gutiérrez es el gran favorito en las encuestas. Su triunfo se vaticina apabullante. Pero Fico -a diferencia de Char- recibirá la ciudad el próximo primero de enero de manos de su más grande enemigo político, el ex alcalde Daniel Quintero, quien dejó tirado su puesto para hacerle campaña a 'su' candidato, Juan Carlos Upegui.

Quintero no solo es enemigo de Fico, sino que es amigo de Petro, quien lo tiene planillado como futuro ministro. De manera que el triunfo de Fico será también una bofetada electoral para Petro, que pasaría de tener un 'alcalde amigo', como Quintero, a un 'alcalde contradictor', como Fico. Aunque los seguidores de Petro consideran que con los triunfos de Char y Fico perderían más los alcaldes que el Presidente, lo cierto es que a Petro tampoco le conviene tener malas relaciones con quienes han sido en el pasado reciente los dos alcaldes más populares del país, quienes cuentan con prestigio y músculo electoral poderosos.

El otro alcalde que no será de la cuerda petrista es Carlos Fernando Galán, quien figura en las encuestas como gran favorito, casi 20 puntos por encima de Gustavo Bolívar y Juan Daniel Oviedo, sus dos seguidores inmediatos. En Bogotá la pregunta que se resolverá hoy no es si Galán gana, sino si podrá hacerlo en primera vuelta.

Aunque sólo hoy se sabrá si gana en primera o segunda vuelta, lo que no admite dudas es que Galán no es el candidato de Petro. El candidato del Presidente es Bolívar a quien le hizo campaña de forma descarada, tanto que hasta utilizó su viaje a China para anunciar medidas con el único propósito de favorecer abiertamente los intereses electorales de su amigo del Pacto Histórico.

Un triunfo de Galán sería, pues, otra derrota para Petro. Así las cosas, las elecciones de hoy si serán un 'plebiscito' -al menos en las principales ciudades- para medir qué tanto respaldo tiene el presidente Petro un año después de haber iniciado su mandato.