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'Bonifacio Morera Lizcano', 'Alfredo Salazar', 'La Bestia', 'El Monstruo de Génova', 'El Loco', 'El Monje', 'El Cura', 'Conflicto', 'Tribilín'. Nueve apodos y un solo nombre que le dio la vuelta al mundo: Luis Alfredo Garavito Cubillos, el peor violador y asesino en serie de niños con uno de los prontuarios más desgarradores en Colombia.

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Uno de sus apodos, Bonifacio Morera, comenzó a sonar el 22 de abril de 1999, cuando fue capturado en una zona rural de Villavicencio, Meta; lo cierto es que cuando el país apenas conocía contados detalles de su prontuario, Garavito ya había cometido las peores atrocidades: más de 186 homicidios de menores en todo el país y acceso carnal violento con aproximadamente 200 niños, según reposa en un informe de la Fiscalía.

De acuerdo con investigaciones, este depredador sexual inició su historial criminal en Jamundí, cuando luego de haber abusado de un menor, lo asesinó. De acuerdo con el ente acusador, Garavito confesó que desde 1982 comenzó a abusar de decenas de niños.

Los tentáculos criminales de Garavito se cortaron en 1999 en el barrio La Coralina, en Villavicencio, cuando un hombre atendió el llamado de auxilio de una de las tantas víctimas de 'La Bestia'. Se trataba de un menor de edad, vendedor de lotería, quien se encontraba desnudo y atado de pies y manos, mientras un sujeto intentaba abusar de él.

El joven fue llevado a la casafinca para luego dar aviso a la Policía. Un cabo primero y dos agentes acudieron para capturar al agresor, quien en ese momento se escondió bajo el alias de Bonifacio Morera Lizcano.

Esta captura significó el final de una serie de abusos contra menores, pero el inicio de un duro camino judicial para que Garavito pagara por sus crímenes que cometió a lo largo y ancho del país: por lo menos en 11 departamentos y 70 ciudades del país.

Las autoridades comenzaron a atar cabos y de inmediato lo relacionaron con el hallazgo de cadáveres de niños entre los 8 y 16 años de edad en noviembre en 1998, para lo cual se conformó una comisión especial de investigadores.

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En la fase de investigación, los análisis pudieron corroborar que procesos que cursaban en las fiscalías del Norte del Valle y Caldas sobre casos de homicidos de menores guardaban relación. Se estableció que la desaparición de menores en Tunja, Armenia y Pereira guardaban similitud, 'se elaboró un álbum de personas con antecedentes como violadores y homicidas de menores de edad para detectar su ubicación y hacerles seguimiento, según el caso', reseña un informe de la Fiscalía.

'De manera simultánea se procedió a realizar una labor exhaustiva de vecindario por los sectores donde se encontraron los restos óseos, sitios donde residían los menores y el lugar donde posiblemente habían desaparecido', añade el documento. Fue en ese momento cuando los investigadores consolidaron la hipótesis que cada vez tenía más fuerza: se trataba de un asesino en serie.

Esclarecer los más de 300 crimenes no era una tarea fácil y menos cuando su actividad criminal se extendió a otros países, como Ecuador, donde la justicia pidió su extradición que fue negada posteriormente por la Corte Suprema colombiana.

Crímenes en Ecuador

Las víctimas en Ecuador estaban esperando a Garavito. Querían que pagara por sus crímenes en ese país. Nunca ocurrió.

Al violador y asesino lo vincularon con el homicidio de dos menores de edad, ocurridos en 1998. En su momento, el Juzgado 6° Penal del Circuito de Pereira detalló que 'Luis Alfredo Garavito confesó el homicidio de cuatro menores de edad, hechos ocurridos en las ciudades de Santo Domingo de los Colorados y Chone de la República del Ecuador. Las fechas de ocurrencia de los mencionados crímenes son los días 10, 12, 20 y 21 de julio de mil novecientos noventa y ocho, siendo como víctimas de los últimos dos casos, los menores Abel Gustavo Loor Vélez y Jimmy Leonardo Palacios Anchunda'.

En el primer caso, Garavito observó al joven que tenía aproximadamente 15 años, quien se encontraba sentado en un andén, lo condujo hacia un barranco, lo ató de manos y pies y posteriormente lo asesinó con un arma blanca. En el segundo caso, la víctima era un menor de 12 años y que le había lustrado los zapatos. El depredador lo llevó al mismo sitio donde ocurrió el primer hecho. La víctima, al tratar de defenderse y escapar, Garavito lo atacó provocándole la muerte, de acuerdo con la intervención del despacho judicial.

A las otras dos víctimas las llevó a una zona boscosa, las ató de manos y pies y procedió a asesinarlas.

La razón del alto tribunal de negar la solicitud fue que Garavito fue condenado en Colombia por esos crímenes.

Así engañaba a sus víctimas

El temible violador y asesino empleaba varias técnicas para acceder a sus víctimas. Se disfrazaba de sacerdote, granjero, anciano, vendedor ambulante, entre otros con el fin de acercarse y engañar a los niños y jóvenes entre los ocho y 16 años de edad.

'Garavito tiene don de palabra, es un culebrero que convence a la gente, pero además es un gran actor, él cometió crímenes en Colombia y Ecuador, se camufló hasta de sacerdote y vendedor de estampitas religiosas, y eso lo llevaba hasta los colegios de sus víctimas. También simulaba ser un tullido, como si tuviera dificultades en un brazo y nos hizo la demostración, quedamos asombrados porque realmente es un tremendo actor', dijo en su momento el periodista Rafael Poveda, luego de publicar su libro ‘Tras la sombra de Garavito’.

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Autoridades revelaron cómo operaba 'La Bestia', quien para ganarse la confianza de los menores entablaba una amena charla y los atraía comprándoles alcohol o les daba algo de dinero. Los convencía de dar un paseo por zonas rurales, alejadas, donde pudiera cometer sus fechorías.

Una vez alejados de la zona urbana, este hombre abusaba y asesinaba a sus víctimas: 'Los cuerpos fueron decapitados y mostraban señales de haber sido atados y mutilados', ratificó el entonces fiscal Alfonso Gómez Méndez.

'Les preguntaba el nombre, les regalaba dulces, los invitaba a caminar', dijo Garavito en una de sus confesiones a los agentes cuando le preguntaron cómo perpetraba los asesinatos.

'Se muestra como una persona agradable, pero bien sabemos no lo es, nos contó cómo con muecas atraía a los niños y dijo que cuando tomaba trago, algo lo poseía y sentía esa necesidad de buscar nuevas víctimas', dijo el periodista en su momento.

Decía que nunca planeaba sus crímenes: 'Yo sentía un impulso, nunca planeé un hecho así. Todo sucedía de repente'. Garavito comenzó a frecuentar las escuelas rurales para poder acceder con más facilidad a sus víctimas. Cometiendo así uno a uno los crímenes que devastaron a cientos de familias que buscaban los cuerpos de sus seres para despedirlos.

'Aquí enterré todos los cadáveres', dijo el depredador sexual con un mapa en mano para que autoridades pudieran encontrar los restos.

Garavito recibió la condena más alta del país: 1853 años y 9 días de cárcel, la cual se logró aplicar porque en el país no es viable la cadena perpetua. Por esta razón se le conmutó a la pena máxima de 40 años.