A la 1:53 de la tarde, bajo la reverberación despiadada de marzo en Mompox, Edilberto Lambraño Canelo, de 32 años, recibió un totumazo de chicha de maíz, en el parque Simón Bolívar, de parte de un amigo, para aliviar la sed y el cansancio que lleva a cuestas.
Dijo que cuenta 81 días con sus noches buscando 'entre cielo y tierra' a su hija Karen Dayana, de 7 años, quien desapareció el pasado 23 de diciembre. Ha recorrido por todos los recovecos de las sabanas de Bolívar y Sucre, en bicicleta, en moto, en lancha, en burro y a pie, y nadie le da razón de su pequeña.
Edilberto vende tintos en las calles, pero desde la desaparición de su hija cuenta que dejó el oficio y no ha tenido descanso ni éxito en su odisea por encontrarla.
'Para mi, se la llevó un conocido', dijo el hombre, con apariencia de derrota. Lo dijo porque, como coinciden todos los que la conocen, Karen Dayana es poseedora de una malicia y una chispa que les parece increíble que fuera víctima de un engaño.
La hipótesis de Edilberto es que a la niña la quisieron separar del ámbito de él, porque su padrastro, asegura, la maltrataba y sabía que lo tenía al tanto de lo que ocurría en su hogar. Algunos vecinos del barrio marginal de La Granja dijeron que los niños, Karen Dayana y sus hermanos Daniela Michel y William Jr., andaban por la calle, sin amparo y muchas veces hasta altas horas de la noche sin comer un bocado.
A la madre de la niña, Sandra Mulleth, la señalan en la vecindad de La Granja de ser una mujer descuidada con sus hijos. Su comportamiento y los testimonios de quienes la conocieron fueron evaluados por los organismos de investigación que llevan este caso que ha conmovido a la sociedad momposina.
El padre biológico de la niña desparecida, que desde hace dos años rompió relaciones con Sandra Muleth, detenida por la Fiscalía, madre de sus tres hijos, dijo que lleva año y medio luchando ante las autoridades por la custodia de los infantes.
Cree que su hija esté por zonas montañosas del departamento de Magdalena, porque piensa que su geografía se presta para hacer difícil su hallazgo y confía en que se encuentre bien de salud.
Los hermanos de Karen Dayana están bajo la custodia del Bienestar Familiar en Mompox y el hombre, cuando termina una correría de búsqueda de la niña, los visita y les de un abrazo y un beso.