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'A la orden, cambio dólares, euros, boliva... dólares y euros', anuncia Alejandro Jiménez desde la esquina de la calle 34 con carrera 43, en el Paseo Bolívar, sentado en una silla. La corrección en el aviso, que lleva entonando a los transeúntes del Centro de Barranquilla, por más de 40 años, se debe a la decisión que tomó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de sacar de circulación el billete de 100 bolívares.

'La cosa ya estaba mal desde hace rato, pero con esto se pasó de calidad Maduro. Nadie va a comprar o a vender bolos y el que tiene los billetes de 100 se enhuesó', expresa Jiménez, mientras saluda a sus compañeros que recién llegan. Para el cambista de moneda, la decisión del gobernante es 'de locos' y no beneficia a nadie.

‘Inversiones el Maluco’ es el nombre que Jiménez, a sus 17 años, le dio a su negocio de cambio de divisas para que la gente lo reconociera. Recordó que hubo una época en que la moneda del país vecino 'nos puso a vivir a todos' y que la situación actual de 'los hermanos venezolanos es lamentable'. Sostiene que todo empeoró cuando se cerró la frontera.

De un bolso marrón que reposa en sus piernas saca un fajo de billetes mitad marrón y mitad verde. Amarrados con una banda de caucho, muestra 15 mil bolívares repartidos en cien billetes de 100 y cien de 50, lo que según Jiménez equivale a 3.000 pesos colombianos.

'Eso no alcanza para nada. Uno ve el fajo de papel y piensa ese tipo tiene plata, pero que va y ahora menos que el marroncito (billete de 100) quedó solo para colección', dice al tiempo que enseña el retrato de Simón Bolívar al inverso del papel.

Acto seguido, Andreína Alemán, una venezolana que llegó a Barranquilla hace un mes en busca de mejores oportunidades para su familia, le pregunta a Jiménez cuánto le daría por un billete de 100 bolívares y este le responde que 100 pesos colombianos. 'Eso no me alcanza ni para un huevo' replica la vendedora de empanadas.

Cuenta que al llegar, en noviembre pasado, trajo consigo 30 mil bolívares, los cuales al cambió fueron $60 mil. 'Me dieron 3 billetes de 20 y pensé que era broma. ¡Esa cantidad de billetes que tenía para tan poquito!', expresa y saluda Marjorys Blanco, otra venezolana que llegó a la ciudad huyendo de las condiciones del país vecino y que ahora vende tinto para enviarle dinero a su familia

'Está loco', corean ambas refiriéndose a la decisión tomada por Maduro.

Juan Blanco cuenta los bolívares que le quedan.

Las dos vinieron desde Ciudad Ojeda y dicen que de tener la posibilidad de traerse a toda la familia, lo harían.

'Lo que hago en un mes allá, lo hago aquí en un día. Uno trata de reunir lo más posible para enviar para allá', agrega Blanco.

Al lado de donde está sentado Jiménez hay una casa de cambio de la cual entran y salen con cara de decepción, en menos de 10 minutos, unas 15 personas. Al no obtener respuesta por la compra del billete de 100 bolívares, se acercan a los cambistas situados en la 'esquina del cambio', al lado de la Alcaldía para tratar de sacar alguna ganancia, pero tampoco lo consiguen.

'Mire Doña, eso tocará echarle mantequilla y comérselo o mandárselo a la mamá de Maduro', responde Juan Blanco, quien lleva 37 años cambiando divisas en la mismo lugar. Cuenta que estudió derecho en la Universidad del Atlántico, pero que entró al negocio porque 'era lo que estaba dando plata'.

Desde ayer –manifiesta– ha recibido 'cientos de llamadas' de personas que preguntan en cuánto es lo máximo en que puede vender los bolívares, a lo que dio siempre la misma respuesta: 'aquí nadie compra eso'.

Igualmente, dice que muchos venezolanos siguen refiriéndose a la moneda en millones, pero que Hugo Chávez le quitó 3 ceros a los billetes para denominarlos bolívar fuerte.

José Pérez Ortiz, cartagenero de nacimiento y que ha vivido en Venezuela por más de 40 años llegó al centro a ver quién le cambiaba los billetes de 100 por una nomenclatura más baja, ya que en la noche viajaría al país hermano para visitar a sus hijos.

'Estoy encartado, 70 mil bolívares y no me sirve porque si paso por la frontera me los quitan. Va a tocar pasar por trocha y rezar para llegar a tiempo al banco para depositarlo', expresó Pérez.

Las casas de cambio ubicadas en la calle 76 tampoco están vendiendo ni comprando bolívares desde hace más de seis meses. Víctor Romero, cambista de El Dólar, indica que no obtienen ganancias con ese negocio. Para Romero, dejó de ser rentable cuando se anunció el cierre de la frontera. 'Antes se movía mucho porque venía gente con mercancía de allá. Hubo una época que un bolívar costaba 18 pesos, pero desde el cierre se jodió todo', dice desde el otro lado del vidrio de seguridad.

Jorge Berrio sostiene que desde que empezó la crisis con Venezuela no volvió a comprar la moneda del país vecino. Con los billetes de 100 que le quedaron dice que 'no se puede hacer nada'. Las pérdidas, explica, tampoco fueron muchas por la devaluación de la moneda y que solo hay que esperar que la situación mejore para salir del resto del dinero.