El Heraldo
Atlántico

Familia de miembro de la iglesia Berea cuenta su historia

Afirman que la situación se ha tornado “extraña”.

EL HERALDO conoció el testimonio de una familia que ha vivido en carne propia la inmersión de algunos de sus miembros en la congregación cristiana Berea. Afirman que la situación ha sido difícil y delicada para ellos, por lo que han preferido reservar sus identidades.

Según relataron, todo comenzó a inicios de cuarentena cuando la iglesia anunció la “llegada de Jesucristo” y pidió a los feligreses estar preparados para el gran momento. Ese fue el principio de lo que la familia ha denominado como “un verdadero calvario”.

“Al principio no entendíamos bien qué estaba pasando. Fue mi cuñada quien comenzó a asistir a la iglesia y desde allí todo cambió. Comenzó a vender y a regalar sus cosas, a cambiar con mi hermano y de repente decidió irse de la casa y llevarse al niño de ellos quien tiene 4 años”, dijo un miembro del grupo familiar.

El relato de la familia continúa expresando la preocupación que todos los miembros vivieron en esos días. “Mi hermano no estaba tranquilo pensando en su hijito y nosotros como familia no sabíamos qué hacer, cómo actuar, con quién hablar. Fue un tiempo muy intenso”, dijeron.

Al parecer, la madre del pequeño decidió llevárselo con ella sin explicar cuándo sería la próxima vez que la familia paterna podría volver a verlo.

“Ella decía que ya venía el Señor y que por eso no podíamos tener contacto con el bebé, porque según ella lo íbamos a contaminar. Ante eso, mi hermano decidió ir a la Comisaría de Familia. Al principio todo iba lento, pero las actitudes de ella alarmaron al ICBF y decidieron quitárselo provisionalmente”, agregó.

La familia explicó que la situación pasó de ser un fanatismo “disfrazado de lealtad” a convertirse en idolatría.

 “El pastor ha convencido a los feligreses de que él es ‘el nuevo Noé’ y que en sus manos está la salvación de todos. Allí no se mueve una silla sin su autorización. Él y la pastora han adoctrinando a esa comunidad, han tomado el control de sus vidas”, afirmó otro miembro de la familia.

Este medio también conversó con el padre del niño involucrado en el caso y este explicó que toda esta situación ha sido “un caos”. Según él, los esfuerzos de convencer a su esposa de que ese no era el camino adecuado fueron en vano, pues pese a los argumentos que le dio para que no se fuera ella igual tomó “el rumbo de su preferencia”.

“Ella comenzó viendo las transmisiones a través de las redes sociales y poco a poco fue cambiando. Las dificultades como pareja comenzaron cuando el pastor dijo que Cristo venía el día 28 porque yo le decía que eso no era correcto, que no hiciera caso a lo que él decía”, dijo el hombre.

El preocupado esposo y padre manifestó que con el pasar de los días la situación se volvía “insoportable”, afirmó que su esposa se molestaba cuando él le insinuaba que el pastor era “un falso profeta”.

“Yo nunca confié en ese pastor. Nosotros somos creyentes, pero él siempre fue una persona que no daba buena espina. Entre más lo escuchaba menos le creía, pero ella era al revés, entre más lo escuchaba, más se convencía de que eso era lo correcto”, explicó.

De igual forma, el hombre indicó que al ver que su esposa estaba convencida de seguir lo que el pastor proponía, comenzó a preocuparse por el bienestar de su niño, pues no estaba de acuerdo que le impusieran ese pensamiento.

“Decidí tomar cartas en el asunto y gracias a Dios tengo al niño conmigo. Está a salvo mientras llega el supuesto gran día y vemos qué va a pasar con todas esas personas”, puntualizó.

Este tipo de situaciones sin duda alertan a la comunidad debido a que no se sabe con certeza qué pueda suceder.

Es preciso recordar que según la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por Colombia en virtud de Ley 12 de 1991, se establece en el artículo 14 que: “Es obligación de los Estados Parte respetar el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”.

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