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El sonido del mar volvió a sentirse como una buena noticia para los habitantes de Santa Verónica. Después de años viendo cómo las olas se llevaban poco a poco la playa, la Gobernación del Atlántico avanza en una intervención que promete devolverle la estabilidad y el atractivo turístico a este balneario, uno de los más queridos por propios y visitantes.

El gobernador Eduardo Verano recorrió la zona para constatar los avances del proyecto de protección costera, una obra financiada con $89.000 millones de recursos propios y ejecutada por el Consorcio Playas de Santa Verónica.

“Estas obras empiezan a transformar de manera real el entorno. Vamos a recuperar playas, reactivar el turismo y devolver la dignidad a las familias que viven de esta actividad”, aseguró Verano durante la visita.

Según la ingeniera Nancy Escorcia, representante del consorcio, ya se completaron 240 metros lineales de protección, mientras que el primer espolón —de 140 metros proyectados— ya tiene 60 metros construidos. Otro espolón existente también está siendo reforzado y suma 30 metros adicionales de estructura.

La esperanza de habitantes

Para los comerciantes y operadores turísticos, acostumbrados a vivir de la temporada alta y de los visitantes que llenaban la zona los fines de semana, la erosión significó pérdidas profundas.

Jesús Gabriel Molina Charris, operador turístico y miembro del gremio que agrupa 22 establecimientos del corregimiento, recordó cómo la playa se fue retirando hasta generar inseguridad entre los bañistas.

“La banca se fue, la playa ya no estaba donde hace 20 años. Los turistas llegaban con la intención de bañarse, pero al ver el estado del terreno sentían miedo. Eso nos afectó muchísimo y perdimos clientes, tuvimos que reducir personal, por lo que prácticamente quedamos sin playa”, sostuvo Molina.

Pese a los golpes, aseguró que actualmente se respira esperanza. “Venimos siguiendo el proyecto y vemos resultados. Los espolones están funcionando y la playa comienza a estabilizarse. Es un respiro para todos los que vivimos del turismo”.

Las obras también generan optimismo en la zona comercial de este lugar. Fabián Enrique Jiménez Gascarro, comerciante y propietario de una tienda y verdulería, destacó el ritmo del proyecto.

“Las obras van muy bien. Nosotros vemos al gobernador venir, revisar, preguntar. Hay dos espolones que ya avanzan entre 90 y 150 metros. Esto va a cambiar el rumbo de Santa Verónica y volverá el turismo y el comercio se va a mover como antes”.

Dueños de restaurantes, vendedores, instructores de deportes náuticos y operadores turísticos coinciden en que la intervención costera está devolviendo la tranquilidad y el movimiento económico que se había perdido.

Loly Saba, quien tiene un negocio frente al mar, resumió el sentimiento de muchos comerciantes: “Esta obra nos llena de esperanza. Vamos a tener más playa, más bañistas, más turismo. Y eso significa trabajo”.

Mientras las máquinas avanzan mar adentro y los espolones se levantan como guardianes frente a la erosión, Santa Verónica empezó a ver cómo su paisaje, su economía y su espíritu turístico vuelven a tomar forma. Un proceso que, según la comunidad, ya no es solo una obra de ingeniería, sino la oportunidad de recuperar la vida que un día se fue con el mar.

La erosión costera preocupó durante años a la comunidad

Durante varios años, Santa Verónica ha enfrentado un proceso progresivo de erosión costera que ha transformado por completo su línea de playa.

Las fuertes dinámicas del oleaje, el aumento del nivel del mar y la pérdida de las barreras naturales provocaron que la arena retrocediera varios metros cada año, afectando gravemente la actividad turística y la economía local.

Estudios técnicos, entre ellos los adelantados por la Universidad del Magdalena, concluyeron que Santa Verónica requería intervenciones de ingeniería costera para frenar el retroceso de la línea de playa.

En esos análisis se recomendó la construcción y refuerzo de varios espolones capaces de disipar la energía de las olas y retener arena, estabilizando así la zona.

Fue ante la magnitud del deterioro que la Gobernación del Atlántico puso en marcha el ambicioso proyecto de protección y recuperación costera.