En un abrir y cerrar de ojos un cortocircuito acabó con todo.
La imagen de la virgen de Santa Lucía quedó sin cabeza y sin brazos. Las efigies de otros santos también se derritieron. Veintiún abanicos fueron consumidos por las llamas y el equipo de sonido quedó reducido a cenizas. Las más de 100 sillas plásticas ardieron, mientras que las 15 bancas de madera se convirtieron en las 'brasas perfectas' para que el fuego avanzara.
Hace seis años, Arroyo de Piedra fue el epicentro de un 'drama inesperado', a causa de ese voraz incendio que acabó con la única iglesia de este corregimiento del municipio de Luruaco.
El templo, que fue levantado en honor a la mártir del cristianismo que es considerada como la patrona de los campesinos y fotógrafos, quedó hecho cenizas por dentro. Las paredes quedaron en un deplorable estado, al punto de que tuvieron que ser derrumbadas. Lo único que no sucumbió ante la inclemencia del fuego fue el piso.
Las ayudas no se hicieron esperar. Lugareños así como habitantes de poblaciones vecinas y de otras ciudades tendieron su generosa mano con el único propósito de reconstruir el templo.
Una gran cantidad de materiales y de dinero fueron recolectados para iniciar este proceso que, tras cinco años, aún no culmina. Lo más extraño es el ambiente de tensión que ha propiciado este incidente entre la población del sur del departamento.
'Llegó por primera vez un párroco y las esperanzas eran únicas, todos pensaban que venía a unir y construir, a traer la palabra de Dios con fe y esperanza, pero en realidad al mes de haber llegado empezó una división nunca antes vista en nuestro corregimiento. En mi familia, por ejemplo, se han creado diferencias entre mi abuela, mis tías y primos; hay algunos a favor del cura y otros en contra', narró Enildo Altamar, habitante del corregimiento.
La iglesia de la discordia
Los lugareños rememoran que el sacerdote Marco Tulio llegó con la idea de construir 'un templo majestuoso para el corregimiento'.
Su proyecto contempla la edificación de un sótano para la congregación de la comunidad, una fachada al mejor estilo de las grandes iglesias del mundo y un espacio para que 500 feligreses puedan congregarse alrededor de la palabra de Dios.
'Inició la obra con ideas absurdas, está bien que quiera hacer un gran templo, pero habla de un sótano, de una estructura de dos torres y de un segundo piso, algo que para el terreno no es adecuado. En el corregimiento existen muchísimas necesidades y para una construcción de esas tenemos que pensar en miles de millones', agregó Altamar.
En este pueblo, igual que en Sabanalarga con el caso de la iglesia Cristiana Berea, hay quienes confían 'ciegamente' en el líder religioso, mientras que otros dudan de las acciones que ha venido realizando el sacerdote durante estos cinco años con el proceso de reconstrucción de la iglesia.
Uno de los nativos de este territorio relató que la gente al principio de la recolecta entregó jugosas donaciones.
'Cuando el sacerdote llegó todo el mundo quería que construyeran la iglesia, pero después se dieron cuenta que eso era un negocio, incluso hubo fondos suficientes para levantar una iglesia modesta'.
En su narración cuenta que hubo donaciones de materiales de construcción, pero que finalmente no se llegó a nada.
'Plata que había en el banco producto de esas ayudas se perdió, después dicen que apareció el dinero, todo es una polémica alrededor del templo', contó este seguidor católico.
Líos legales
Hasta el punto de denuncias y demandas ha llegado la discordia en el corregimiento. Asambleas y acciones populares en contra del sacerdote Marco Tulio se han interpuesto en la inspección del pueblo.
Marino Roca, poblador del corregimiento y vecino de la obra, expresó que pese a los diálogos que han mantenido con el grupo de seguidores del sacerdote no han conseguido mediar directamente con él.
'El cura que tenemos acá no ha sabido manejar las buenas relaciones con la comunidad. Me atrevo a decir que un gran porcentaje de fieles no están de acuerdo con que él esté al mando de la construcción', dijo Roca.
Sobre la obra
Toda historia tiene sus dos versiones. Carlos Agudelo, un servidor parroquial que ha estado acompañando al sacerdote durante el proceso de reconstrucción de la iglesia, contó el proceso que se ha venido realizando y cómo se encuentra actualmente la obra, respondiendo así a las inquietudes de la comunidad.
En su diálogo precisó que la construcción 'no será de la noche a la mañana', que este es un proceso de solicitudes, permisos, de buscar recursos y apoyo.
'Esos procesos de solicitudes requieren estudio, los estudios requieren tiempo, de modo que esos procesos son intangibles. Pero llega el momento en que esos procesos se mostrarán, mientras tanto hay muchas expectativas y eso es lo que hace bonito y enriquecedor este proyecto. Es algo que uno sabe que para el futuro dará alegría al corazón de las personas', dijo Agudelo.
El templo tiene dos momentos 'especiales'. Así lo explicó el servidor, uno de ellos hace referencia a lo que han llamado 'momentos intangibles', que son las solicitudes, permisos, búsqueda de benefactores. El segundo punto es la materialización de lo intangible, teniendo los estudios ya se puede empezar a materializar paso a paso cada requerimiento.
'Ha sido un proceso, la primera etapa del proyecto fue hacer la excavación, la gente se preguntaría para qué un sótano, se tomó la decisión, pensando para la posteridad, de que el sótano fuese un salón de reuniones. En Arroyo de Piedra no hay esos centros de reuniones, pensamos que el templo sea un sitio de encuentro para los habitantes', indicó.
Avance del templo
De acuerdo con el vocero de la parroquia, las obras están a la espera de que el ingeniero estructural presente unos estudios para continuar los trabajos.
'Es una obra que necesita bastantes recursos. Hay que ser muy pacientes, la construcción de la anterior capilla se demoró alrededor de 25 años, con eso uno les da un margen de tranquilidad, no significa que nos vamos a sentar sobre la pereza. Si antes se demoraron hay que procurar que ahora sea menos. Pero ese tiempo impone un trabajo de colaboración de todos', culminó,
Entre tanto, la Arquidiócesis de Barranquilla respondió que los trabajos en la obra se están adelantando y que desconocen los conflictos que se hayan suscitado en el proceso de construcción.
'No tenemos conocimiento de ningún conflicto porque no nos han puesto ninguna queja al respecto', aseguró la Arquidiócesis a EL HERALDO.


















