A las dos mujeres, madre e hija, ya les legalizaron las capturas y permanecen en una clínica de la ciudad.
El feminicidio de Kelly De Arco, otro caso de impunidad institucional, expone –una vez más– el fracaso del Estado para garantizar protección efectiva a mujeres.
Los videos de la juez Marienela es una terapia musical que podría ser contratada por el gobierno nacional como una contribución a la salud mental del poder judicial para transformar la cara fea de una justicia criticada por su morosidad, impunidad y con algunos lunares de corrupción, en un rostro humano más amable y lejos de un laberinto sin salida.
Lo que está en juego no es solo el uso legítimo de redes sociales: es la dignidad profesional, la igualdad de género y el derecho de las mujeres a expresarse sin estar sujetas a estándares arbitrarios impuestos desde una moral difusa.
Creo en la justicia como institución y en que, como virtud de la democracia, sigue siendo el eje del ordenamiento de la sociedad. Pero cuando pierde su neutralidad para ser selectiva o utilizada, afecta la confianza ciudadana y, entonces, la justicia pasa de ser el centro del ordenamiento de la sociedad… a la causa de su desorden.