Sea cual sea el fallo en segunda instancia, ojalá el país representado en sus líderes tenga la templanza para asumir tanto una sentencia que confirme la de primera instancia como una que la revoque, sin generar más conflicto social y polarización política.
Lo grave del asunto no solo está atado a lo absurdo del proyecto, sino al engaño de Petro y Montealegre a las estructuras criminales. No les han dicho que para pasar ese proyecto se requiere que sea a través de leyes estatutarias o incluso de actos legislativos porque el proyecto desconoce múltiples normas constitucionales.
El expresidente Uribe deberá agotar todas las instancias –nacionales e internacionales– para demostrar su inocencia, ante el abusivo fallo en su contra.
Quedan dos instancias para que Uribe se defienda como corresponde. Pero si cada fallo se convierte en bandera para unos y en derrota para otros, no es la justicia la que falla, sino quienes la usan como arma.
La corporación llamó a las entidades encargadas de brindar servicios de protección personal, “continuar adoptando los mecanismos necesarios para garantizarle a todos los jueces (…) las condiciones necesarias para el cumplimiento de sus funciones”.