La crisis social y económica que tiene a los sincelejanos contra la pared

Sincelejo atraviesa por una de las peores crisis de su historia, con unos indicadores preocupantes de informalidad, desempleo, inflación y pobreza, que está llevando a sus habitantes a un deterioro en su poder adquisitivo. A esto se suma el vivir en medio de la zozobra que les produce la inseguridad, que es de las más altas del país.

Según las cifras del Dane, la capital de Sucre registra la tasa de informalidad más alta en el trimestre marzo-mayo de 2023, con 69,1 %; la tasa de desempleo es de 12,6 % y el nivel de pobreza monetaria es de 43,4 %; es decir, 122.076 personas, de 304.026 habitantes en total que tiene la capital de Sucre, están en este rango.

Las cifras de inflación no son nada alentadoras. Sincelejo registra la variación más alta del país con 0,70 %.

Para los sincelejanos, las cifras del Dane son un reflejo de la crisis que enfrenta la población, que en su mayoría es de estratos 1, 2 y 3. Una situación que los tiene contra la pared, porque los hogares cada vez reciben menos ingresos, no tienen empleo y la inseguridad los acorrala.

Dolores Monterroza, quien tiene un trabajo fijo con un salario mínimo y tres pensionados en su casa, es un claro ejemplo de lo que están enfrentando los sincelejanos por los altos costos en los alimentos. Ella vive con sus dos hijos, en una vivienda alquilada de estrato tres en el barrio El Socorro.

Según relata, en los últimos meses los costos de los alimentos, especialmente la carne de res, está afectando su economía porque le toca destinar más dinero para cubrir esta necesidad. Adicionalmente, asegura que el valor de una 'carrera' en mototaxi se ha disparado por cuenta del incremento de los precios de la gasolina.

Su mayor preocupación es que sus hijos ya regresaron a clases, lo que significa un aumento considerable en los gastos, mientras que sus ingresos siguen siendo los mismos de comienzo de año.

Para esta mujer cabeza de hogar, la situación económica de decenas de familias es muy complicada porque cada día los productos de primera necesidad aumentan de precio y lo que ganan no les alcanza para cubrir, además, servicios, colegios y recreación. 'La calidad de vida de mi familia se sigue deteriorando, por lo que espero que, por lo menos, los precios de los alimentos bajen, especialmente la carne y la leche'.

Alicia Vergara vive una situación similar a la de Dolores Monterroza. Vergara es una mujer cabeza de hogar que desde hace varios años tiene una miscelánea y una venta de helados en el mismo local en el barrio El Cortijo, pero que ha visto mermadas sus ventas porque la gente está controlando sus gastos.

Según relata, muy pocos son los que llegan a comprar regalos; ahora lo que más buscan son útiles escolares, por lo que en la época de vacaciones de mitad de año el panorama fue muy complejo para su familia.

Para Vergara, lo más preocupante es la inseguridad, porque los delincuentes son una amenaza constante para ella y para los clientes. A esto se suma el fenómeno de la extorsión, que aunque no ha tocado su puerta siente temor de que algún día ocurra.

Tanto Monterroza como Vergara confían en que el Gobierno actúe prontamente, tomando las medidas necesarias para enfrentar la inseguridad, pero –sobre todo– frenar la escalada alcista de la canasta familiar.

El economista y magíster en Administración de Empresas Elkin Darío Barrios Pacheco, jefe del Departamento de Economía de la Universidad de Sucre, asegura que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Sincelejo está por encima de la media nacional por varios factores. Uno de ellos tiene que ver con el hecho de que es una ciudad consumidora, donde la demanda de bienes y servicios supera la oferta disponible.

En ese sentido, señala que como la producción local no puede satisfacer la demanda creciente, es necesario importar bienes de otras regiones o países, lo que aumenta los costos y, en última instancia, los precios al consumidor.

Otro de los factores que destaca el experto tiene que ver con que los costos de producción van en aumento, como la mano de obra, materias primas, la energía y los servicios públicos, lo que significa un golpe fuerte al tejido empresarial de la ciudad.

Las medidas implementadas por el Gobierno nacional también están incidiendo en la inflación en todo el país, y eso incluye a Sincelejo. Por ejemplo, el aumento gradual mes a mes del precio de la gasolina tiene un impacto directo en los precios y contribuye al aumento del IPC.

La devaluación de la moneda local frente a otras monedas también hace que los bienes importados se vuelvan más caros, lo que puede llevar a un aumento de los precios. Esto es especialmente relevante si Sincelejo depende en gran medida de las importaciones.

De acuerdo con el economista Elkin Barrios, cuando los precios de bienes y servicios aumentan y los ingresos de las familias no varían el poder adquisitivo tiende a disminuir. Esto significa que las personas pueden experimentar dificultades para cubrir sus necesidades básicas y mantener su nivel de vida.

Por otro lado, el aumento de la informalidad laboral en Sincelejo tiene un impacto significativo en la economía de los hogares de los trabajadores informales, debido a que, en su mayoría, trabajan en empleos con salarios bajos y sin seguridad social.

En la medida en que la informalidad aumenta, se ve disminuida la estabilidad laboral y las prestaciones sociales a las que tienen derecho los trabajadores.

Barrios explica que en Sincelejo las organizaciones que conforman el tejido empresarial de la ciudad no están creciendo a la par de la explosión demográfica; es decir, cada día hay más sincelejanos y menos empresas donde laborar. 'Esto se debe al bajo aporte de los gobiernos locales, departamentales y nacionales para incentivar el sector empresarial, ganadero y agrícola'.

La pobreza y el desempleo también impactan negativamente la economía de los hogares y, por consiguiente, de la ciudad.

En Sincelejo existen pocas ofertas de trabajo formal, a excepción de las entidades públicas y algunas empresas privadas, por lo que muchos ciudadanos tienen que ejercer el mototaxismo para ganarse la vida.

Fraklin Donado Buelvas, líder cívico en Sucre, asegura que la cifra de desempleo es mucho más elevada de lo que reportan las autoridades. 'La situación de desempleo en Sincelejo es un problema grave, eso está opacado por la cantidad de informalidad que se expresa mayormente a través del mototaxismo', dijo.

Donado sostuvo que esta situación se registra por causa de que no existe transporte público, pero tampoco se cuenta con una política de empleo.

'La única capital del país que no tiene un transporte público organizado es Sincelejo, eso es incapacidad e ineptitud de su clase dirigente. El empleo formal es con el Municipio o el Departamento, pero eso tiene unas talanqueras políticas y tampoco puede satisfacer toda la demanda. No hay política pública para los jóvenes y por eso es que la delincuencia ha aumentado, sumado a los altos costos de los servicios públicos'.

Agregó que a este problema se suma la inseguridad por los robos, y la extorsión.

'No podría decir el nombre de una empresa en particular, pero muchos empresarios han cerrado sus negocios. Si uno camina por el centro, puede ver muchos locales vacíos en arriendo', puntualizó.

La extorsión y una aparente ingobernabilidad tienen a Sincelejo sumergido en una oleada de violencia que suma, en lo que va corrido de este año, más de 200 muertos, la misma cifra que se registró durante todo el año anterior.

José Fredy Aguilera, miembro del Consejo Departamental de Paz, manifestó que la situación de violencia actual ha superado los índices registrados cuando en la ciudad hacían presencia las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.

'Las tiendas, e incluso los carretilleros tienen que pagar ‘vacunas’. Esto ha sido propiciado por la laxitud de las autoridades para controlar a los grupos armados ilegales, pero también influye el estado de ingobernabilidad de Sincelejo. El alcalde Andrés Gómez ha estado presionado por algunas demandas y eso lo mantiene más pendiente de defenderse para continuar en el cargo, que en solucionar los problemas de la ciudad', explicó.

Continuó diciendo que a eso se suma los niveles de pobreza que se alcanzaron a raíz de la pandemia, pues las políticas públicas no alcanzaron a llegar a algunos sectores, lo que se convirtió en un caldo de cultivo para los grupos armados, que vincularon personas a sus filas. 'Ha surgido otra teoría, en la que se indica que el Clan del Golfo abandonó a sus miembros en la cárcel por lo que estas personas se reorganizaron y crearon una nueva banda que se llama ‘los Norteños’ y ahora están en una disputa'.

Una de las principales crisis que afronta Sincelejo, como ciudad capital, es la carencia del servicio de transporte público, pues aunque en el pasado se implementaron proyectos para garantizar la movilidad urbana, todo quedó en el papel y actualmente los ciudadanos acuden a la mototaxi para llegar a sus destinos.

Julio César Montes Yepes, vocero de los empresarios independientes del transporte en Sincelejo, asegura que el proyecto Sibus, Buses de Sincelejo, fue politizado, y aunque actualmente no tiene una ruta, en el papel sigue vigente como encargado de transporte en la capital sucreña.

'Hace casi una década las compañías de empresarios locales se unieron con el Tránsito municipal para renunciar a las rutas en Sincelejo, para afiliarse a una empresa llamada Sibus, Buses de Sincelejo. A esta empresa le asignaron el transporte público, pero solo operó dos años (2016 y 2018), porque no aguantó financieramente el proceso. Los transportadores nativos quedamos por fuera y de paso el transporte urbano quedó por fuera', dijo.