El Heraldo
Ibeth Cassiani hace 35 años se dedica a elaborar dulces. Hansel Vásquez
Sociedad

La dulce virtualidad de las matronas en Semana Santa

Los domicilios son la mejor alternativa de estas mujeres para comercializar sus dulces. La mayoría son madres cabeza de familia.

El dulce de ñame, papaya, piña o coco, por mencionar solo algunos, llegarán a la puerta de los barranquilleros en esta Semana Santa. A pesar de la amarga coyuntura que enfrenta el mundo por la covid-19, las mujeres que elaboran los tradicionales dulces hoy buscan nuevos canales para llegar a los comensales.

El conocimiento empírico de sus ancestros africanos Viviana Ramírez lo mantiene vivo. La mujer de 39 años ha llevado a los paladares de sus clientes la riqueza gastronómica de sus amadas raíces. Para preservar esa tradición, es coordinadora general y financiera en Comunidades Negras Ángela Davis, una organización social que apoya a la población afro en distintas áreas.

La sede, ubicada en el barrio El Valle, en el suroccidente de Barranquilla, está arrendada a un grupo de seis mujeres que trabaja haciendo los tradicionales dulces de Semana Santa. “Es una mini empresa. Ellas hacen los dulces y otras se encargan de gestionar los puntos de venta para comercializar estos manjares, por lo general, en parques y centros comerciales”, dijo Ramírez. 

También adelantó que se está trabajando de la mano con la primera Dama del Distrito, Silvana Puello, y la Secretaría de Gobierno, en cabeza de Jennifer Villarreal, con el fin de facilitarles plataformas digitales que sean un puente para los interesados en adquirir estos productos. Estas estarán habilitadas entre el 27 de marzo y el 4 de abril. Una empresa de mensajería será la encargada de distribuir los dulces a los diferentes barrios de Barranquilla y Soledad.

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Las mujeres se toman la cocina de la sede para elaborar los típicos dulces. Hansel Vásquez

Viviana resalta el trabajo que por parte de la organización se ha emprendido fomentando actividades como estas y otros festivales. A través del perfil de Instagram @org.angeladavis y el número 312 2800840 se pueden ordenar los productos.

Las mujeres se han visto golpeadas por la llegada del virus, ya que las personas suelen pensar que a través de este alimento se puede propagar la covid-19, especialmente por ser un producto totalmente artesanal.

En este punto Viviana hace énfasis en las estrictas normas para manipular estas comidas, ya que respetan los protocolos que incluyen constante lavado de manos, delantal, gorro y el indispensable tapabocas.

Hansel Vásquez

No acaba la tradición

Ibeth Cassiani a sus 50 años está como un roble y se nota en sus brazos, fuertes por tanto revolver las mezclas en las grandes ollas. Pertenece a la mencionada organización y cuenta orgullosa que gracias a este oficio, al que ha dedicado 35 años de su vida, ha salido adelante y ayudado a su familia.

Los ingresos que generaba ella y el resto de sus compañeras en años en anteriores, le daban “para tener lo suficiente”, sin embargo el coronavirus impactó negativamente su bolsillo. Ella no oculta lo difícil que ha sido recuperarse de la crisis.

El año anterior quedó una gran cantidad de dulces sin vender, así que en 2021 lo que esperan es “acabar todas las poncheras que se hagan”. A propósito de sus expectativas, apunta que estos manjares se venderán en tres presentaciones: 8, 12 y 16 onzas con un precio de 10.000, 12.000 y 17.000 pesos, respectivamente.

Cassiani afirma que a diario llegan varios domiciliarios a recoger encargos, otros clientes prefieren llegar directamente a esta sede que está ubicada en la carrera 20 No 68C-47, barrio El Valle. Así mismo menciona que tienen alianzas con grandes cadenas de supermercados.

“La tradición y la cultura está tan presente en los dulces que no se va a perder, así pasen los años”, dice la matrona.

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Hansel Vásquez

Un impulso

Maribel Valdez cocina a “fuego lento” su esperanza de volver a las calles como tradicionalmente lo hacía. Años atrás solía estar en diferentes puntos de la ciudad en épocas de Semana Santa vendiendo sus dulces.

“Ya no es lo mismo en nuestros negocios. Por el covid nos hemos visto afectadas y las ventas están lentas. En 2020 tuve muchas pérdidas, por ejemplo”.

Con más de 40 años dedicada a este oficio, es nostálgico para ella que la exquisitez de sus dulces no esté rondando por las vías de la ciudad, no obstante, agradece las nuevas alternativas virtuales que han surgido con el fin de impulsar estos negocios. Durante la pandemia, relata que sus hijos promovieron a través de las redes sociales su trabajo y bajo pedido tuvo ingresos extra.

Maribel Valdez prepara desde casa los manjares que serán comercializados. Hansel Vásquez

Esta Semana Santa no será la excepción. 3006654831 es la línea por la que la cocinera estará atendiendo a sus clientes. Además, afuera de las instalaciones de EL HERALDO, una mesa repleta de estas tradicionales recetas estará habilitada al público que desee deleitarse. Allí estará hasta después de Semana Santa.

“Esta es una tradición grande, porque las mamás de nosotras buscaban cualquier manera de conseguir los insumos como el mango, el coco, la piña, la papaya”. Según Valdez, el guandú, coco con leche, ñame, papaya de caballito, son los dulces que más buscan los comensales.

Para el 2022 ella como sus compañeras esperan continuar vendiendo sus productos, esta vez vacunadas y en las calles.

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