Compartir:

Cuando Angie Cepeda pisa nuevamente el Caribe, después de haber estado por fuera, su cuerpo y su alma se acomodan. Todo vuelve a su sitio. Por dentro algo pasa. El acento sale a flote. El sabor caribeño, que nunca ha perdido, resalta más.

(Le puede interesar: Francia Márquez asistió al FICCI para el estreno de su biopic ‘Igualada'’)

'Quiero un raspa’o de kola con leche, una arropilla, mamón, corozo, no sé por qué ya no venden tanto corozo', dice y se cuestiona la reconocida actriz mientras reflexiona sobre lo que es volver a pisar su tierra, esa que la vio crecer y que cuando no está cerca la extraña.

Y es que la nacida en Magangué, Bolívar, y criada en Barranquilla ha tenido una carrera en el mundo de la televisión y el cine al alcance de pocas personas en el país, y siempre sin perder esa esencia que la ha caracterizado.

(Vea también: ‘La sociedad de la nieve’ comienza a triunfar en los Premios Platino)

Por ello, tras más de tres décadas brillando en la pantalla chica y en el séptimo arte, el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, el de su terruño, la reconoció con el Premio a la Trayectoria Internacional por sus aportes a la interpretación.

'Me siento muy feliz, agradecida por ese reconocimiento después de todos estos años y que venga de mi país lo hace mucho más especial y me inspira para todo lo que viene. Es un impulso para todavía luchar por todos esos sueños que tengo por cumplir', dice.

(Lea aquí: Ryan Castro se le mide a la salsa con el tema ‘El Cantante del Ghetto’)

También se transporta a esa juventud en Barranquilla. 'Pienso en el colegio El Buen Consejo, ahí empecé a actuar en la clase de teatro. Salir del colegio y enseguida ir a la esquina a comprarme la bolsita de corozo'.

Extrañar el Caribe

Para ella es imposible no extrañar al Caribe. Por eso, cuando llegó a Cartagena y volvió a recorrer los pasos que algún día caminó, quizá soñando todo lo que ha logrado, regresó nuevamente al origen.

'El otro día mi papá vino a verme porque él vive en Magangué, y fue como retroceder en el tiempo, acordarme de mi niñez. Obviamente el centro de Cartagena ha cambiado muchísimo, pero igual estar aquí es volverte a conectar con tu raíz'.

(Le sugerimos: Jonas Brothers arrasa en Bogotá después de catorce años)

Es a través de los sabores que Angie recuerda sus orígenes, y a través de la cocina encontró la solución para seguir preservando esas raíces en cualquier parte del mundo que esté.

'Me encanta cocinar; entonces, yo cuando tengo ganas hago comida colombiana, deliciosa mi carne en posta y eso otra vez me conecta, me quita esa ansiedad de extrañar la tierra, la familia y todo eso. Tengo eso a favor, el poder prepararme mis platos, mis patacones. Yo siempre he sido muy nómada, he vivido en muchos sitios, pero la casa es la casa. Yo llego acá y vuelve el acento costeño en un segundo, pero me voy de acá y se me neutraliza'.

Trascender en el tiempo

El arte trasciende en el tiempo y en muchas ocasiones el artista también lo hace y Angie Cepeda ha logrado en estos más de 30 años de carrera poder traspasar las fronteras generacionales. Familias enteras la han visto crecer en el audiovisual.

Sin embargo, reconoce que eso no ha sido fácil porque la actuación es una profesión de subidas y bajadas. De buenas y malas. De cal y arena. De sí y no.

(Lea aquí: Colombianos definen como útiles sellos en los ultraprocesados)

'Es una carrera que no es estática o sea que tiene muchos desafíos y con muchos momentos de incertidumbres, sobre todo cuando tienes claro hacia dónde quieres ir y cómo te quieres proyectar, porque eso significa que muchas veces tienes que decir que no a proyectos y quedarte quieta'.

Los papeles de su vida

Su camino en el cine y la televisión comenzó con La Maldición del Paraíso (1992), pero fue Ilona llega con la lluvia (1996), de Sergio Cabrera, la que la consolidó como actriz. En ese momento, Angie se enamoró por completo del cine, decidiendo que este sería su camino a seguir. Su participación en Pantaleón y las visitadoras (2000) la llevó a alcanzar un reconocimiento internacional.

Entretanto, en la pantalla chica hubo otro papel que aún hoy la bolivarense de corazón barranquillero le sigue sacando una sonrisa: Juana Valentina en Las Juanas. 'Es bonito porque todavía la gente se acuerda de ese personaje y el pescadito y no sé qué. Fue muy chévere hacer esa novela con música de aquella época, ir a Corozal y todo eso, definitivamente Juana.

(No deje de leer: La NASA celebra el Día de la Tierra con misiones de investigación ambiental)

Valentina me abrió las puertas porque gracias a ese personaje en Perú un productor me ofreció otro trabajo que fue el que me conectó con Pancho Lombardi el director de Pantaleón y las visitadoras'.

Y precisamente sobre esta película recuerda claramente que le abrió las puertas y ya después de eso llegaron muchos proyectos que la terminaron consolidando.