Barrio Abajo tiene puro sabor del Caribe colombiano. En su recorrido histórico, las calles del barrio más barranquillero de la ciudad cuentan historias propias que se transforman en olores y sabores que son únicos, y que hacen parte de la identidad de todos aquellos que nacieron en este pedazo del mundo.
La tradición y la festividad que se vive en este epicentro del desarrollo cultural es inimaginable, todo vibra, y más cuando se trata de comida. Aquí la creatividad se une con lo tradicional para crear una oferta sensacional.
Sin embargo, aprovechando un poco el estallido gastronómico que está viviendo la ciudad, y en el que los planes de ir a comer se han dirigido más hacia vivir experiencias, sin duda alguna una imperdible es el Barrio Abajo.
Aquí, los colores, los sonidos, los cuentos, la informalidad y el desparpajo barranquillero hacen que compartir la mesa o el bordillo sea una experiencia fuera de serie. Por eso, EL HERALDO trae sus recomendados para ir a probar la gastronomía del Caribe en el Barrio Abajo, el distrito cultural de la ciudad.
‘Pescayé’: la mejor forma de disfrutar el sabor del mar
Continúa la ruta de sabores por Barrio Abajo, y nada mejor que hacerlo con comida de mar. Para esto el infaltable es ‘Pescayé’, que con tres sedes en Barranquilla, la que tienen en el Barrio Abajo destaca.
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Su carta se basa en sabores frescos, aquí se puede encontrar desde una mojarra frita con arroz de coco y patacones; sin embargo, si se trata de buscar platos que realmente destaquen, la cazuela de mariscos en un punto perfecto de cremosidad es capaz de robarse toda la atención.
Si se quiere algo para compartir el arroz Popeye es el ideal, el contraste del sabor de los mariscos con un toque de jengibre que limpia el paladar. Ahora bien, para los que quieren probar de todo un poco, las picadas son lo mejor. Hay hasta para siete personas con todos los frutos del mar, ideal para un parche de amigos que pueden disfrutar de jugos naturales, cócteles o cervezas.
Los dulces sabores de María de todos los Santos
Otra de las paradas obligadas en Barrio Abajo son los dulces de Masanto, quien tiene más de 25 años dedicándose a este oficio. Actualmente, está ubicada en la puerta del Museo del Carnaval, en la carrera 54 con 49B, un punto clave en el que concentran propios y visitantes alrededor de la casa y el museo.
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Los dulces que vende Masanto son de los tradiciones, los cuales reúnen toda la herencia del Caribe colombiano, y que también funcionan como una excusa para no comerlos solo en temporada de Semana Santa. Por lo que para ofrecer tiene alegrías, cocadas, enyucados y caballitos, además de los dulces de temporada como mango, coco, papaya, ñame, papa y hasta yuca.
‘Bijao’: para comerse la tradición a bocados
Para disfrutarse la tradición a bocados está ‘Bijao pasteles y hayacas’, pero de verdad que son mucho más que pasteles y hayacas. Aunque estos destacan por sus sabores frescos y puntos de cocción perfecto, otros de los protagonista son sus fritos, una reinvención total de lo que conocemos, desde los tradiciones hasta los que incluyen salpicón de bonito o mix de mariscos para agregarle es toque diferenciador hasta las arepas más quesudas.
Para los que le gusta un poco más de sabor, los chicharrones en horno que cambia completamente el sabor: crocante por fuera, jugoso por dentro y un toque de ahumado que le da el balance perfecto.
Sin embargo, si se busca un plato más completo también lo tienen, especialistas en comida de mar. Aprovechen para sacar menús de almuerzos que incluyen pesca de día, fresca, y con todas las guarniciones.
Los mejores pasteles son los de Gioconda
Si de cocina tradicional se trata los pasteles son un infaltable. Con el mejor de los sabores de Gioconda Morales, lleva su cultura gastronómica a las calles de Barrio Abajo todos los fines de semana y los días festivos. Muy cerca de la calle de la alegría, es decir, la 48.
Ahí se parquea Morales para ofrecer sus pasteles que particularmente manejan el punto perfecto de cocción, en sus rellenos son tradicionales, pollo, cerdo y mixtos. La base de los pasteles de Gioconda está en el sazón de las manos, el equilibrio perfecto entre las notas de sal y el dulzor de los vegetales cocidos, equilibran muy bien para el paladar, además que comerlo en la calle o pedirlo para llevar hace que la experiencia cambie completamente.
El guandú se toma en el patio de Josefina Cassiani
Hablar de cocina tradicional en Barrio Abajo sin incluir las sopas y los sancochos es imposible. Entre los sabores que más recordamos los costeños está el guandú con carné salada, costilla, gallina criolla o incluso el sancocho trifásico. Todos son campeones, pero más rico son si se consumen en un patio.
Especialmente el de Josefina Cassiani, que abre sus puertas solo los domingos bajo reservación o domicilios por encargos, pero es tan bueno que fue ganadora de un reconocimiento del Mincultura en 2007. Sin embargo, Josefina también reúne sabores como el pescado en cabrito, dulces como enyucados, fritos como carimañolos y buñuelos de frijol, y el infaltable jugo de corozo, toda una delicia debajo de su palo de níspero.





















