Especial para EL HERALDO
Las palabras de Miguel Morales, padre del cantautor Kaleth Morales, son elocuentes. “Hijo, el dolor y la tristeza siguen intactos. Te amo hijo, que Dios te tenga en la gloria”. Todo se encierra en un adiós eterno que no tiene olvido, tampoco ausencia porque el recuerdo permanece en primera fila.
Hace 20 años, 24 de agosto de 2005, la noticia de su muerte sacudió el sentimiento del mundo vallenato porque el muchacho, quien contaba con 21 años, se había ganado un amplio espacio musical por su carisma, talento y espontaneidad con el ingrediente de tener la melodía justa a la letra de sus canciones, las cuales contaban con el toque preciso para imponerse de manera rápida.
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Es así como comenzaron a escucharse obras de su autoría como Pin pon pan, Vivo en el limbo, De millón a cero, Todo de cabeza, Siete palabras, Mis cinco sentidos, La hora de la verdad, Mary, Ella es mi todo, Se va a formar, El guante, Destrozaste mi alma, Reina de mis sueños, Novios cruzados y Anónimo, entre otras.
De esta manera el hijo de Miguel Morales y Nevis Troya, hermano de Kanner, Keyner y Eva Sandrith, y padre de Katrinalieth y Samuel, dejó una huella imborrable en su familia y en el mundo de la música, convirtiéndose en un artista que era solicitado en distintos escenarios.

Es así como el médico que culminó sus estudios de Medicina en la Universidad del Sinú de Cartagena no se ponía su bata, tampoco asistía al consultorio para recetar o mandar exámenes, sino que se convirtió en el ‘Rey de la Nueva Ola’ vallenata, en el médico que curaba el alma a cualquiera con su dosis de sentimentalismo hecho canción. Sin esperarlo, en corto tiempo revolucionó al vallenato con su estilo fresco y talento indiscutible. Su fórmula fue meterse en ese mundo donde nunca estuvo solo, sino acompañado por multitudes que coreaban sus canciones, siendo la principal Vivo en el limbo.
Kaleth Miguel Morales Troya, quien nació el 9 de junio de 1984 en Valledupar, recibió el mayor reconocimiento por sus composiciones que se hicieron famosas gracias a la interpretación de varios artistas. Además, logró enamorar al público con su voz, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la música vallenata.
Tras su partida, Silvestre Dangond se mostró nostálgico. “Es una cosa que duele y por eso quiero unirme al dolor de su familia. Con Kaleth compartimos muchas cosas, grabamos a dúo un tema, Se va a formar, que hizo parte de su último trabajo, en verdad fue un compañero ejemplar. Siento que se fue mi compadre y el mas grande silvestrista”.
En viva voz
En varias ocasiones Kaleth Morales tuvo a bien entregar sus conceptos sobre su carrera musical que arrancó a toda velocidad y se detuvo inesperadamente. Todo era alegría, cantos y proyectos que indicaba desde su memoria para estar en los primeros lugares. Era un dechado de virtudes encontrando el camino ideal para llegar lejos. “No me considero revolucionario, ni rey porque solamente presenté mis canciones y estas han calado en todos los gustos. Tampoco es una propuesta musical, son canciones que hice a mi manera, a mi estilo y he tenido la fortuna que se han pegado por sí solas”.
“Siempre me he preguntado qué tiene Vivo en el limbo que se impuso, pero creo que por su ritmo pegajoso y letra sencilla. Esa canción me abrió las puertas, y es más, he dejado por un rato mi profesión de médico para apostarle a la música, una pasión que encontré en el mundo vallenato, un mundo que conozco”.

“Espero sostenerme, pero no es fácil. A mi lado tengo a grandes cantantes que admiro y merecen todo mi respeto. Lo cierto es que la música es para alegrar el corazón, el alma y se receta cantando”.
Kaleth Morales desde niño era inquieto porque donde vivían sus padres, primero en el barrio Los Fundadores y después en el Primero de Mayo de Valledupar, era frecuentado por músicos día y noche. Él solamente escuchaba y grababa ese entorno, sin saber que los años siguientes sería protagonista al seguirle los pasos a su padre. Además, añadirle ser compositor.
Testigo directo
Keyner Morales, quien fue corista en la agrupación de su hermano y viajaba a su lado el día del fatídico accidente, recordó apartes de lo sucedido. “Íbamos de Montería para Valledupar. En ese tiempo las carreteras estaban en mal estado, nosotros no íbamos ni suave, ni rápido; sin embargo, había llovido y cuando Kaleth alcanza a ver un hueco lleno de agua frena y caemos ahí, el carro da vueltas y salimos expulsados por el vidrio panorámico. Yo duré 15 días en coma y en ese lapso no recuerdo nada, cuando abro los ojos empiezo a comprender que Kaleth había muerto porque veo a mi mamá vestida de negro y con los ojos hinchados”.
Keyner detalló, además, que sufrió lagunas mentales que no le permitían recordar a sus familiares. “A mí me tocó volver a aprender a hablar, escribir y a caminar, porque no tenía fuerza en las piernas, me tenían que llevar al mar para agarrar fuerzas en las rodillas. A mi me decían que iban a ser cuatro años así, por fortuna a los tres meses comencé el proyecto de Los K Morales con mi hermano Kanner, con el que he resguardado el legado de Kaleth”.
Álbum para homenajearlo
Su excompañero de fórmula, Juan K Ricardo, quien ahora trabaja de la mano de Samuel, heredero musical de Kaleth, habló con esta casa editorial sobre la manera cómo crearon pases históricos.
“Él dirigía todo, siempre nos exigía al máximo, yo me sentía que iba tras los pasos de una estrella de rock, porque era muy propositivo. Me aportaba mucho porque era un músico en todo el sentido de la palabra, recuerdo que cuando grabamos el CD La hora de la verdad le mostraba mis pases y cambiaba mucho la melodía, me pedía que fueran picaditos (rápidos) para que la gente los bailara”.

El digitador asegura que el éxito fue rápido y se convirtió en testigo de sus logros. Alcanzaron con Sony BMG Disco de Platino con La hora de la verdad y a finales del 2004 se presentaron en el concierto organizado por La Mega en Bogotá, tocando ante más de 40.000 espectadores.
“Ese día fuimos conscientes de lo que estábamos haciendo, los periódicos más importantes del país nos pusieron de portada y también fuimos motivo de críticas porque estábamos partiendo la historia del vallenato en dos, porque nos convertimos en un fenómeno sin control”.
Juan K junto a Samuel Morales estrenan hoy el álbum de ocho temas La otra película, con el que rinden tributo a quien describen como el más grande de la historia reciente del vallenato.
La anécdota
Su inesperada y trágica muerte fracturó todo el entorno de la música porque sus canciones tenían la esencia del imaginario vallenato. En ese sentido sus canciones eran pegajosas. Es así como en cierta ocasión el maestro Enrique Díaz estaba haciendo una presentación en tarima y una joven comenzó a jalarle la bota del pantalón solicitándole a gritos una canción de Kaleth Morales. “Maestro, maestro, por favor Vivo en el limbo. Esa canción es muy bonita”. Ante ese clamor el acordeonero Enrique Díaz paró el conjunto y le dijo. “Vea, muchachita, si tú vives en el limbo, yo vivo en Planeta Rica”.
La historia de Kaleth Morales sigue en línea recta y cada aniversario de su despedida de la vida es motivo para añadirle una nueva añoranza, visitar su tumba y para que su padre interprete varias de sus canciones, teniendo motivos para llorar. De igual manera, darle gracias al ‘Kaletismo’, ese sentimiento que se renueva cada vez que se escuchan sus cantos.
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Definitivamente, cuando un hijo se muere, se desprende un pedazo del alma, pero su memoria se fortalece apareciendo los versos que pintan el recuerdo en toda su dimensión. Entonces, desfila Siete palabras, aquella canción de Kaleth Morales donde una de ellas es “Sueños”, cayendo el tiempo con calma al escucharse una melodía triste, acompañada de los latidos quebrados del corazón donde la noche en un cerrar y abrir de ojos se hace día.