Durante décadas, el Caribe ha sido contado desde fuera, mirado como postal o paisaje exótico. Pero ahora, desde Barranquilla, la Universidad del Norte lanza un proyecto que se propone cambiar esa lógica. Se trata de la Biblioteca del Caribe, una apuesta por narrar la región desde sus propias voces, con autonomía y profundidad cultural.
Lejos de entender el Caribe solo como una región geográfica, la Biblioteca lo aborda como una plataforma para pensar el territorio desde sus memorias, conflictos, lenguajes, expresiones populares y estéticas propias.
El rector de Uninorte, Adolfo Meisel también presente en el lanzamiento, celebró la iniciativa y compartió una reflexión que surgió durante su juventud, en el que recordó cómo los centros culturales y académicos del país solían considerar que “la buena literatura, el mejor español y los grandes autores” venían exclusivamente del interior del país.
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“Bastaba con que uno alzara la mano y hablara como costeño en un buen escenario en Bogotá para que ya no tuviera mayor valoración. Por eso este proyecto es una invitación a pensarnos desde nosotros mismos”.
El Caribe como obsesión creativa
A su vez, Toni Celia, director de Arte y Cultura de Uninorte, explicó que esta iniciativa es el resultado de una obsesión compartida.
“Miren, esto se ha hecho en cabeza de Alexandra (Vives), con todos estos individuos que se unen bajo esta obsesión que hoy tienen en sus manos como la Biblioteca del Caribe”.

Para Celia, este proyecto, además de dar forma a un sueño editorial, confirma una visión que desde hace más de cuatro años y medio impulsa la Dirección de Arte y Cultura, y es consolidar plataformas que apoyen la producción intelectual, artística y cultural del Caribe colombiano.
“Eso era un reto muy grande porque ¿cómo logramos cohesionar esta identidad caribeña con todas sus ramificaciones, contradicciones y riquezas en una dirección institucional? Ver proyectos como esta biblioteca nos dice que estamos en el camino correcto”.
La Biblioteca del Caribe, explicó, es también una herramienta para responder una pregunta que no deja de inquietarlos: ¿qué significa ser del Caribe?
“Nosotros somos la despensa creativa de este país. Desde el interior constantemente quieren hacer crónicas sobre el mar o investigaciones sobre nuestras fiestas, pero raramente se ve el ejercicio contrario. Porque el Caribe, con todos sus lunares y virtudes, es un espacio inagotable de ideas y expresiones”.
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¿Cómo está compuesta?
La Biblioteca se divide en dos grandes ramas: ficción y no ficción. La primera, orientada a capturar y expandir los imaginarios del Caribe, y la segunda, centrada en la producción académica y ensayística, pero desde un tono accesible, divulgativo, que permita conectar con públicos más amplios.
Así, libros que nacen en contextos investigativos y universitarios tendrán un lenguaje más cercano, sin perder profundidad. “Uno de nuestros objetivos es mediar ese camino entre esos nuevos lectores y nuestra cultura”, señaló Alexandra Vives.
Uno de los grandes anuncios fue la colección Antilia, una apuesta inédita dentro del portafolio editorial de Uninorte. Está dedicada a niños y jóvenes, y busca ser comprensiva y flexible. No se rige estrictamente por edades, sino por niveles lectores e intereses temáticos. La colección se divide en cuatro series: Áncora, Navis, Ínsula y Mar Incógnito, cada una pensada para acompañar a los lectores desde la iniciación hasta niveles más complejos.
Los títulos, explicó Vives, abordan desde cánticos, rondas y relatos de la tradición oral hasta historias contemporáneas con anclaje en contextos locales pero con vocación universal.
“Tal es el caso de En busca de casa, de la escritora granadina Nora Carbonell, cuya trama se desarrolla en una ciudad reconocible como Barranquilla, pero podría suceder en cualquier rincón del mundo”.
Leernos entre nosotros
Vives también hizo énfasis en que la literatura del Caribe no circula con fluidez entre sus propios territorios. “Es sorprendente ver que gran parte de las publicaciones sobre el Caribe no nacen de editoriales en el Caribe. El Caribe de las Antillas no es leído ampliamente en Colombia, y viceversa”.
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Para ilustrar el punto, reveló un dato curioso: “¿Saben cuál es uno de los países que más publica literatura caribeña en inglés? La India. Eso nos dice que estamos siendo leídos en otras partes, pero no nos estamos leyendo entre nosotros. Y si nosotros no lo hacemos, ¿cómo lo harán nuestros niños y jóvenes?”.
Invitados
Uno de los libros expuestos en la Biblioteca es Tallulah de Cristina Duncan, un libro íntimo en forma de cartas donde narra su experiencia migratoria como mujer colombiana en España. Allí, la autora le escribe a su amiga Tallulah sobre los retos y emociones que implica cambiar de país, de idioma y de vida.
“Amamos lo extranjero, nos parece emocionante dar la bienvenida a gente de todo el mundo y me encanta eso, no he hecho de menos. La xenofobia es terrible. Pero por el otro lado, amamos tanto el extranjero, ignoramos lo nuestro, no lo leemos, no lo validamos, no lo valoramos, casi que lo despreciamos”.
Otro los libros es Siento en mi piel el calor de alguien que no está. Su autor, Gabriel Chadid Jattin, fue un poeta, escritor, tarotista y caminante del mundo. Era primo del reconocido poeta Raúl Gómez Jattin, y aunque dejó una obra extensa, muy poco se conocía de ella, hasta ahora.
Gracias al trabajo conjunto entre la Universidad del Norte y su nueva Biblioteca del Caribe, este libro ve la luz por primera vez.
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El chef barranquillero Alex Quessep, familiar del autor, fue quien presentó el libro en la Feria del Libro Uninorte 2025. Contó que Gabriel “era primo de mi abuelo, de mi papá y de Ricardo Feri, su sobrino, que es neurocirujano, que está aquí, y fue quien quedó con los derechos del libro. A partir de ese enlace se pudo, con la Universidad del Norte, realizar la publicación cuando vieron que esta joya estaba allí guardada en el olvido”.

Quessep considera que esta obra puede ser leída y comprendida por personas de todas las edades: “Es que nos convida a reconciliarnos con algo fundamental sin tener la intención de, y es la cotidianidad. Aceptar el día a día, a disfrutar lo bonito del atardecer, a encontrarnos con alguien y poder brindar una sonrisa. No es que te esté dando una ráfaga de positivismo, pero sí te está diciendo: gózate lo que estás viendo gratuito, gózate tus sentidos”.