'Costumbre sanjuanera es entregar el corazón'. Así dice el estribillo de la canción ‘Luna Sanjuanera’ de Los Hermanos Zuleta que cobra vida y tiene una connotación cultural en San Juan del Cesar, La Guajira, cuya ubicación se encuentra estratégicamente cerca del valle del río Cesar, entre la sierra nevada de Santa Marta y la serranía del Perijá.
En este municipio se respira tradición, se escucha vallenato en sus diferentes estilos y se come carne de chivo como plato típico. Pero, adentrarse a esta zona, es conocer el corazón de sus pobladores quienes se muestran como los mejores anfitriones por cuenta de su hospitalidad y cercanía con los visitantes. Haciéndolos sentir como en casa.
San Juan del Cesar colinda con los corregimientos de El Totumo, Cañaverales, El Placer, Carrizal y La Junta, este último es la cuna de nacimiento de Diomedes Díaz, ‘el Cacique de la Junta’, considerado uno de los máximos exponentes de la música vallenata e intérprete de recordados éxitos como ‘Tú eres la reina’, ‘Amarte más no pude’ y ‘El cóndor herido’.
Para los habitantes de este municipio, en esta zona yace el vallenato, género musical autóctono de la región Caribe, encarnado además por otros artistas como el acordeonero Juancho Rois, el cantante Nelson Velásquez y de la nueva ola, Ana del Castillo.
Con el fin de darle rienda suelta a la tradición, musas, saberes y patrimonio musical, a través del Festival Nacional de Compositores de Música Vallenata, se conmemora el legado de los artistas que han hecho parte de la historia de San Juan del Cesar y los corregimientos aledaños.
Turismo y tradición
Al legado oral se suman los sitios emblemáticos como el balneario El Totumo, Pozo la Estrella en El Placer, riachuelos y senderos que hacen de La Guajira un departamento que le apuesta al turismo ecológico; considerado además zona sagrada para la comunidad que, en su mayoría, se dedica a la ganadería y agricultura.
A menos de media hora de San Juan del Cesar se encuentra ubicado el corregimiento de Cañaverales. Esta zona posee uno de los mayores atractivos turísticos, denominado el Manantial de Cañaverales cuyas aguas cristalinas y frescas están rodeadas de árboles de roble con sombrío. Saliendo se observa un desierto llamado ‘Valle dorado’ que se resplandece con la luz del sol y es una viva representación de La Guajira.
'Lo llamamos los pulmones del mundo. Este es un sitio sagrado para los habitantes no solo por los tubos de captación de agua que en su mayoría consume la comunidad, también por su biodiversidad y el contacto con la naturaleza. Los visitantes, no mayor a 15 personas, deberán estar acompañados de guardianes ambientales quienes tienen el compromiso de fomentar el turismo sostenible', explicó Paola Camargo, guía turística de la zona.
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En la vereda El Placer se encuentra el seno de las artesanías de la mano de Mabel Ester Vega Montaño, adulta mayor que desde los 6 años se dedica a este arte, fue docente y es actual líder del centro de acopio Asoplacer con el apoyo de 30 mujeres que realizan las mochilas Wiwa, herencia ancestral de la comunidad Wiwa.
La elaboración de las obras es artesanal, por medio de herramientas con madera construidas por la misma comunidad y los recursos de la naturaleza. Las mochilas son realizadas con la fibra de fique, una planta de tallo duro que es sembrado por los agricultores y pasa por un proceso de manual.
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'Comienza desde el cultivo, de las hojas de la planta se saca la fibra con la cual se elabora la cabuya con la que se hilatura y la unión de los cadejos. Posteriormente siguen los demás procesos de espeluzado, sobado, tinturado y luego, se teje con la aguja capotera. Todo se elabora con instrumentos de palo hechos por los mismos artesanos, entre estas, la carrumba que se usa para hilar las fibras', contó Vega.
En cuanto a los pasos de elaboración explicó que 'se debe hilar la fibra, titularla, espeluzarla, sobarla. Partir los pedazos en dos metros, ensartarla en la aguja y llevarlos a la tejeduría. Posteriormente, se realiza el cuerpo o el plato de mochila, se realiza la gaza, boca, el cordón y listo. Ya está el acabado de la mochila'. Aseguró además que el tiempo de elaboración dependerá del tamaño, este podría variar entre 15 a 30 días.
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Cultura vallenata
Diomedes Díaz es fuente de inspiración para las nuevas generaciones y en la búsqueda de conservar su legado musical en Carrizal (corregimiento de San Juan del Cesar) se encuentra ubicada una casa campo con grandes árboles y zona verde denominado Museo Carrizal, una iniciativa de Gloria María Díaz Maestre, hermana del cantautor guajiro, que cuenta con sus reliquias y es ambientada con su música.
El museo posee en una zona abierta la casa de bahareque, una réplica del lugar donde nació Diomedes en Carrizal, una galería con fotos ilustres de su carrera, la habitación donde dormía en su juventud, sus prendas de vestir para los conciertos y los premios que ganó a lo largo de su trayectoria musical.
En la ruta por conocer la historia del intérprete vallenato se ubica en el mapa La Junta, donde se encuentra la icónica Ventana Marroncita en la que nació el amor de Diomedes Díaz por Patricia Acosta y en 1972 fue lanzada la canción en su honor.
En este mismo corregimiento (La Junta) Rosa Elvira Díaz Mejía, hija mayor de Diomedes con Bertha Mejía, mantiene viva la obra musical de su padre, el cantautor vallenato más reconocido a nivel nacional.
'Tuve la oportunidad de estar con él siempre. El legado de mi papá cubre todo. Diomedes es tradición, cultura, vallenato y folclor. Yo represento esa parte de lo que es él y esa unión de padre e hija', contó Rosa Elvira con una gran sonrisa en su rostro.
Mientras que en San Juan del Cesar se puede visitar el Museo de Compositores de Música Vallenata que cuenta la historia cultural y el enramado del árbol genealógico de este género musical. En este recinto yacen las fotos de los juglares con la memoria y obra artística.
La historia del vallenato también se destacada con el monumento Luna Sanjuanera en honor a una canción de Roberto Calderón que lleva el mismo nombre.
