Dolcey Julio Gutiérrez De la Cruz subió al atardecer los escalones que llevaban a la tarima enclavada en el centro de la Plaza de la Paz y se sorprendió de ver a su ‘yo’ introvertido evaporarse entre el público, '¡¿cómo están ustedes por esas partes?!', lanzó transformado.
{"titulo":"La Gran Parada de la Luz le dio la bienvenida a la Navidad en Barranquilla","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/la-gran-parada-de-la-luz-le-dio-la-bienvenida-la-navidad-en-barranquilla-1054047"}
Había iniciado apenas su actuación en Barranquilla cuando todos ya estaban desde la multitud rebosando la emoción de un carnaval por comenzar. La algarabía en medio del bando empezaba a ensordecer cuando el artista con su acordeón en mano daba pie al ritual que ha perdurado más de seis décadas.
'Quisiera iniciar con mi primera canción que grabé hace 64 años', introdujo en medio de la incredulidad del público que vitoreaba los ecos de tiempos inmemoriales. Entre risas, siguió: 'yo no me cocino en cualquier olla de presión, pero todavía tengo cuerda pa’ poner a bailar a un poco de pelaos’ esto que dice así: cantinero sirva trago, cantinero sirva trago, que me voy a emborrachar'. La multitud enloqueció.
El ‘rey’ contaba la historia para este medio con envidiable lucidez desde la sala de su casa.
{"titulo":"Murió el actor Ryan O‘Neal, protagonista del drama romántico Love Story","enlace":"https://www.elheraldo.co/entretenimiento/muere-el-actor-ryan-oneal-protagonista-de-la-pelicula-romantica-love-story-1054001"}
Ranuras
Un hombre barriendo la terraza recibió al trío de periodistas de EL HERALDO que llegaban inquietos buscando al ‘especialista de la música picante’. Con extraña dureza los hizo pasar y los obligó a sentarse en un par de bancas que adornaban el porche de la puerta principal. 'El maestro ya viene', dijo con seriedad mientras iba al reencuentro con la escoba. Lo esperaron poco cuando un hombre alto, de tez estrujada y caminar pausado irrumpió en la conversación: 'un gusto al fin conocerte, Karolain', soltó con voz grave y serena mientras extendía su mano derecha para ser estrechada.
Lo que más impresiona de Dolcey es el poder de su cuerpo de metal armado de lengüetas. A sus 82 años, el hombre yace intacto detrás de unas gafas de sol impenetrables y una camisa de satín verde navidad encajada en el pantalón. ¿Lo infaltable? Un sombrero de ala mediana escondiendo una mata de pelo demencial que pone al descubierto su juventud.
'Yo soy un muchacho, porque todavía me siento como cuando era un muchacho. Todos me preguntan que por qué no me pongo viejo, que con qué me alimento o cuál es el secreto. Y yo ‘bueno, será que la mujer mía me mete en el congelador’', expresa con genuina soltura.
{"titulo":"Un fin de semana lleno del espíritu navideño","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/un-fin-de-semana-lleno-del-espiritu-navideno-1053817"}
Dolcey fue uno de los estudiantes más indisciplinados de Colombia. Estudió, en sus palabras, en todos los colegios del país y lo expulsaron de cada uno como del anterior. Sin remedio, los profesores que pasaban por las manos del pequeño artista, lograban enojarse por las travesuras que hacía hasta que este las convertía en versos de picardía y les sacaba una sonrisa.
Y es que el ahora el ‘rey del Carnaval’, con un espíritu indomable, mostró un natural talento para el arte de la composición e interpretación desde siempre. De Nervití, un pueblito de El Guamo en el departamento de Bolívar donde nació, pasó a estudiar en tres colegios diferentes en Sincelejo. Cuando lo expulsaron del tercero, sus padres se radicaron en Cartagena y lo ubicaron en el colegio Fernández Baena donde estudió con el compositor de La Hamaca Grande, Adolfo Pacheco.
La Heroica disfrutó poco tiempo de su rebeldía y le tocó el turno a Bogotá donde estudió en la institución Daza Dangón que estaba repleta de costeños. Tiempo después llegó a Barranquilla y fue en el colegio Bifi La Salle donde se consolidaron las bases de su estilo de vida como artista y músico.
{"titulo":"'Yo soy un mago en lo que hago': Aníbal Velásquez ","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/yo-soy-un-mago-en-lo-que-hago-anibal-velasquez-1053769"}
Era la sesión solemne de grado y los sacerdotes le pidieron a Dolcey que creara una presentación musical para la comunidad. Subestimando su talento, esperaron tocaría la vieja dulzaina de siempre y cantaría una que otra sonata al ritmo de los aplausos. Pero, para sorpresa de todos, el joven bolivarense estaba por descubrir las infinitas posibilidades de su creatividad.
Se amarró un bombo al pecho con correas. Encima, sujetó la dulzaina para que quedara a la altura de su boca. En el costado interior de las piernas a la altura de las rodillas se amarró unos platillos, y en la suela del zapato derecho se ató un palito que hacía de baqueta para luego ubicar en el suelo un cencerro. 'Y entonces le daba: tin tin tan cuchi chin chin', retrató Dolcey antes de soltar una inmensa carcajada. 'Desde ahí pinté lo que yo iba a ser', agregó.
Y tenía razón. El grupo de Anibal Velásquez recomendó a Dolcey con la casa disquera cuando estaba en el último año de bachiller del Americano para varones. Después de una audición, grabó el primer sencillo que lo rotuló, con el tiempo, como el talento inmortal del carnaval. Era 1963 cuando hizo canción la esencia de los barranquilleros en la gran fiesta y brindó, sin saberlo, un himno que ha transgredido toda barrera cultural y generacional existente.
{"titulo":"Revelan imagen de ‘Tarzán’, del ‘Desafío’, cuando fue capturado por fraude","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/imagen-de-tarzan-ex-participante-de-el-desafio-capturado-por-fraude-tiendas-ara-1053991"}
Diapasón
El trago fue servido, los cantineros tuvieron trabajo, los barranquilleros gozaban irreverentes al ritmo de un éxito y ‘el rey’ logró estar en la cima de la fama rápidamente. Desde entonces, ha logrado tener al menos un éxito sonando en cada Carnaval desde hace 64 años.
Solo basta unas pocas horas con Dolcey para entender que es un creativo innato. Su audición ya no es la mejor, pero tiene un gran sentido de la invención y una memoria con algo de sobrenatural que le permite narrar, con precisión, experiencias enteras vividas en antaño.
Desde muy joven, por casualidad, entendió que su grandeza no estaba en la calidad de su canto, ni en su desempeño como acordeonero, sino en su interpretación, en la conexión que tenía con el público y su natural talento para gozar la vida.
'Yo comunmente en la calle y en mi casa soy hasta serio, hasta introvertido. Pero, cuando voy subiendo los escalones de la tarima, me voy transformando. Me voy convirtiendo en otra persona, en esa que se va llenando de un espíritu alegre, recochero, extrovertido', confesó.
{"titulo":"Se encendió la Navidad con la Gran Parada de la Luz","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/se-encendio-la-navidad-con-la-gran-parada-de-la-luz-1054033"}
Lo que esconde el sombrero
Luego de la entrevista, cuando las cámaras no estaban enfocando ni la grabadora corriendo, contó sus demonios. La bebida en exceso le quemó el cerebro en varias ocasiones. En otras muchas, se subía al escenario totalmente sumido en los efectos del alcohol. Cuando no estaba en tarima, buscaba peleas y mantenía en constante agonía una madre que siempre lo esperaba.
—Me di cuenta que eso no me iba a llevar a nada bueno y lo dejé. Creo que el verdadero secreto para lucir sano es erradicar los vicios —aseguró.
— ¿Cuál fue el factor determinante para dejarlo?
—El día que murió mi mamá le pedí perdón por hacerla sufrir tanto y le prometí, sobre su tumba, que dejaría de tomar. Desde entonces no he vuelto a probar una sola gota de trago —dijo con tono sereno.
Los inicios de Dolcey fueron en medio de letras tropicales y fiesteras. Empezó haciendo canciones imperecederas, inmortales, de esas que son cantadas por miles sin importar la edad. Sin embargo, sintió que hubo un momento de su carrera en que, como se dice coloquialmente en el gremio musical, ‘se quemó’.
{"titulo":"Alerta tsunami en Filipinas: olas de 64 cm por encima de la marea habitual","enlace":"https://www.elheraldo.co/mundo/alerta-de-tsunami-filipinas-registra-olas-de-hasta-64-centimetros-1052597"}
Fue allí donde, como visionario, logró encontrar una mina de oro en lo innombrable, en lo intocable. El doble sentido y la sátira comenzaron a reinar en las letras de Dolcey tras decidir hacer canción aquellos temas de los que nadie se atrevía a hablar: la marihuana y el sexo.
Luego de convertirse, por lo que él llama ‘diosidencia’, en artista y pionero en poner sobre la agenda pública conversaciones sobre drogas, sexo y machismo, Dolcey pudo posicionarse como una de las figuras más representativas del Caribe colombiano.
Y uno de sus sellos característicos, además de toda la sabrosura que emana, es su sombrero. 'La gente piensa que soy calvo. Pero no, yo tengo buen pelo', señaló quitándoselo por primera vez y halándose las greñas.
Una vez se presentó en Caracas, Venezuela, y olvidó ponerse la característica prenda. 'Pensé que a la gente no le importaría', relató honesto. Sin embargo, un presentador reconocido, ya fallecido, dijo en voz alta antes de que se subiera al escenario: 'vea chico, ese no es Dolcey. Dolcey usa sombrero'. Él confesó que se le había quedado y entonces, entre todos los organizadores, buscaron con urgencia un sombrero para el ‘rey’. 'Dolcey sin sombrero, no es Dolcey', aseguró entre risas.
Sin embargo, con más de 200 sombreros, de los que ahora solo quedan 60 por culpa del polvo y el tiempo, Dolcey decidió quitarse el sombrero para hablar con EL HERALDO. Esta vez, a diferencia de otras muchas, dejó entrever lo que hay debajo de él que, más que abundante cabello y admirable juventud, es la esencia de un hombre que ha entendido a cabalidad el ser barranquillero.
{"titulo":"'Cada estrella Michelin es un esfuerzo que exalta a Colombia'","enlace":"https://www.elheraldo.co/sociedad/juan-manuel-barrientos-cada-estrella-michelin-es-un-esfuerzo-que-exalta-colombia-1053753"}




















