Los peldaños que construyen la vida de Juan José Piedrahita conocen de tropiezos y aciertos. Como presidente de la Organización Equitel, ha liderado todo un proceso de transformación empresarial que a la fecha, impacta a cada una de las personas que decidieron asumir con él, un camino que no se forja siguiendo la riqueza, sino la abundancia.
Potenciando talentos
Desde 1995, Medellín estaba siendo testigo de una empresa que cambió el concepto de empleados, por el de integrantes. Equitel como organización de negocios relacionados con la tecnología para la gestión energética, empezaba una transición dispuesta a cambiar la cultura empresarial.
'Las personas son lo más importante en todo y quise que todos exploraran sus mejores oportunidades y que se retaran profesional y personalmente '.
Para Piedrahita no era el inicio de una compañía, sino de una cultura trazada en tres pilares fundamentales: la persona, el método y la estrategia.
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'Pasamos a ser una compañía de venta de productos a una compañía desarrolladora de personas. Ya no teníamos empleados, pasamos a tener integrantes porque un empleado es al que uno le paga y trabaja por dinero, hace un contrato para ser usado. La gente no entiende que una empresa puede ser o el ente más social del mundo o el más explotador'.
En su filosofía, las personas son un propósito, potencializar sus fortalezas es el principal objetivo. Su bienestar y desarrollo beneficia a cada uno de los actores implicados en la compañía.
'Se contratan para que los dueños hagan dinero, pero aquí las personas son un propósito, son integrantes porque son parte de algo y aquí no tenemos el concepto de riqueza, sino de abundancia, porque aquí todos ganamos y crecemos. Esto genera un nivel de productividad más alto, beneficia a todos'.
'No se trabaja, se disfruta'
Son 40 personas las que iniciaron este camino. Hoy son 814 familias distribuidas en seis empresas ubicadas en nueve ciudades del país. Una historia de éxito que replica en su primer libro: Al que encontremos trabajando lo echamos.
'La gente va al trabajo 8 horas, el 50 % del tiempo que está despierto y si uno va a trabajar está equivocado, porque trabajar es lo que a uno le cuesta trabajo, uno va a disfrutar, retarse y aprender'.
Es así como plantea cambiar los procesos de selección, por procesos de atracción en los que prima la actitud de quienes serán los nuevos integrantes.
'En los de procesos de selección se busca experiencia, habilidades y conocimiento. Nuestro 80 % de entrevista es con el ser. Los valores son importantes'.
Convencido de que los líderes deben ser grandes facilitadores y no grandes jefes, busca que las personas se desempeñen en aquello que las hace felices.
'La felicidad está en la capacidad de disfrutar el presente, de hacer lo que uno quiere hacer y como jefes debemos hacer que ellos se sientan importantes por la sencilla razón de que lo son'.
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