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Partido para el olvido... y para el bostezo. Sin el fútbol y la dinámica que lo caracteriza, Junior cayó ayer 2-0 —¡una vez más!— en una plaza que se le complica, cada vez que va a visitar a Patriotas.

No fue la tarde-noche de los dirigidos por el DT Julio Comesaña, que carecieron no solo de ideas, sino de claridad, imaginación y profundidad, practicando un fútbol estéril.

Podían jugar toda la noche, que igual no iba a pasar absolutamente nada. Y cuando por fin lograban hilvanar una acción de peligro, el horizontal se atravesó, para ahogar, hasta en dos oportunidades, el grito de gol de ‘Cariaco’ e Hinestroza.

El gol tempranero de Patriotas auguraba lo que sería el partido para Junior en la fría y mojada noche de Tunja. A los dos minutos de haber rodado el balón, llegó el primer descuido de la defensa rojiblanca, que le sirvió en bandeja el gol a Brayan Fernández, con la complicidad, también, del arquero barranquillero José Luis Chunga y del árbitro Jonathan Ortiz que validó el gol a pesar de una clara posición adelantada del anotador. Una serie de rebotes en el área, terminó con un remate a puerta vacía del delantero del equipo boyacense para abrir el marcador.

Junior tenía el balón, pero no sabía darle uso. Patriotas con poco generaba más peligro en los predios rojiblancos.

‘Cariaco’ era el que más intentaba, pero no encontraba socios y de a poco se fue apagando. No fue la noche de Cantillo, desaparecido; Farías, inerte; Sebastián Hernández, errático; ni tampoco la de Hinestroza, que era más ganas que efectividad.

En la segunda parte las cosas empeoraron. Junior no volvió a llegar y Patriotas parecía conformarse con el triunfo por la mínima. El partido entró en una dinámica cancina, que ni los cambios le cambiaron la cara.

Y así, con poco, Patriotas encontró el tanto que le puso sello al triunfo. Tiro libre de Kelvin Osorio, que dejó estático a Chunga. Así, frenado, estuvo el Junior en una noche opaca.​