La crisis energética empeora y el Gobierno no reacciona
Caída en producción, deudas por subsidios y falta de proyectos ponen en riesgo la seguridad energética mientras el Ejecutivo ignora alertas de la Contraloría.
Caída en producción, deudas por subsidios y falta de proyectos ponen en riesgo la seguridad energética mientras el Ejecutivo ignora alertas de la Contraloría.
Estamos acabando con Colombia a punta de odios, de incendios conceptuales. Somos unos incivilizados que no aprendemos de la historia y vamos hacia el caos. Protestemos lo que no nos gusta, lo que no aceptamos por alguna razón, pero con criminal criterio.
Es como estudiar a medias e intentar ganar el año en los exámenes finales. A algunos escolares les resulta. A otros no les alcanza la remontada para la infelicidad de sus padres.
La generación Z confía en líderes que comunican con honestidad, que reconocen sus errores y que muestran coherencia entre lo que dicen y lo que hacen; la transparencia genera credibilidad, y la credibilidad es uno de los pilares del liderazgo.
Los psicólogos de parejas ven en este momento una oportunidad doble: por un lado, la posibilidad de enriquecer el diálogo y la empatía. Por otro, el riesgo de dispersión y conflicto si no se gestionan las rutinas mediáticas. La pantalla puede transformar la experiencia del entretenimiento en una ocasión para entenderse mejor, acompañarse y crecer juntos.
Dos piezas maestras de la institucionalidad del sector energético que fueron concebidas y han funcionado con carácter técnico, alejadas de los vaivenes de la política. Este es un activo que no se puede feriar.
Colombia merece servidores públicos que honren su palabra, defiendan la justicia con altura y comprendan que el verdadero poder no se demuestra con insultos, sino con integridad.
Es necesario pasar de una economía de subsistencia a una economía agroindustrial exportadora, integrando crédito, logística y tecnificación dentro de un nuevo pacto de propiedad rural.
Lo cierto de todo este análisis es que si hoy Colombia tuviera un presidente serio, decente, responsable, con un muy buen equipo en sus ministerios e institutos descentralizados, con un país más seguro y productor, y obviamente con elevado respaldo popular, como máximo tendríamos una docena de candidatos, esos sí serios, capaces y con posibilidades, porque un mandatario que deje la vara bien alta, limitaría esta proliferación de individuos que la están midiendo por lo bajo con Petro.
El encuentro se disputa en el estadio Metropolitano.