El Heraldo
Magdalena

El viejo ferry de Salamina se resiste a desaparecer

Cuatro usuarios de este servicio rememoran con nostalgia los inicios de la estructura. Hoy está amenazada por la erosión.

El sabor de las chichas de Adalberto Arévalo y los dulces 'raspaos' de Arles Collazos, la sazón del sancocho de gallina de Eusebia y las arepas calientes y crocantes de la vieja Dominga, permanecen intactos en el paladar y el alma de varias generaciones de salamineros. Es que degustando estos platillos de la cultura popular costeña hacían más agradable y llevadera la larga espera del viejo ferry, el masivo medio de transporte que desde siempre los traía y llevaba entre el Magdalena y el Atlántico.

Con añoranzas que escarbaban de sus memorias, David, Enrique, Armando, Pedro José y Pedro Pablo, salamineros raizales, viajaron al pasado para recordarnos aquellas experiencias que ahora hacen parte de su esencia e historia. Con diferentes nombres, pero con una sola razón de servicio, en más de 80 años el ferry ha sido testigo del devenir del río Magdalena y también del desarrollo de Salamina. 

Sin embargo, los graves problemas de erosión que ahora afrontan las riberas del Río, -que lo dejaron sin caseta de despacho y punto de atraque- podrían llevarlo a su desaparición definitiva. Ya el Gobierno lanzó la propuesta para construir lo que se llamaría el 'Puente de la Hermandad'. (Ver recuadro). 

Conocido con los nombres de ‘Transbordador Salamina’, ‘Francisco José de Caldas’, ‘Casabe’, ‘Atlántico’ y ‘Alejandro Humbold', el viejo ferry ha jalonado -en más de ocho décadas-  el comercio de la región e impulsado el sector agrícola y pecuario en esta subregión del Río.

26 de octubre de 2020. La caseta del ferry fue arrasada por la fuerte corriente del río Magdalena.

El hijo del ferry

Enrique Lara Arrieta, de 70 años, heredó de su padre, Rafael Lara Saballet, la pasión por la navegación fluvial, pues este fue el maquinista del primer ferry que funcionó entre Salamina y el Atlántico, propiedad de Abraham Asmar y Rafael de Marchena.

Se denominó  'Trasbordador Salamina', y tenía como puerto de llegada y salida, prácticamente el patio de la casa de Lara. De ahí que la gente afirma de manera jocosa que Enrique "es hijo del ferry".

Hoy no solo dice con orgullo que su papá fue el pionero de los maquinistas, sino que, siguiendo su senda, fue el timonel del ferry desde 1993. A este lo llamaban ‘El Casabe’, un portentoso trasbordador que tenía de todo... “hasta helipuerto”, manifiestó. Actualmente Enrique Lara Arrieta es quien mueve el ‘Alejandro Humbold’, ferry de propiedad del municipio, operado por la firma Flutecar.

“Fueron muchos los personajes que conocí abordando el ferry, Diomedes Díaz, los Hermanos Zuleta y Alci Acosta, entre otros, quienes amenizaban las fiestas patronales de Salamina, Pivijay y otros pueblos vecinos”, dijo.

Una de sus máximas tristezas “fue ver como, por desidia, el río se tragó ‘El Casabe’, sumergiendo muchas historias y gratos recuerdos".

11 de diciembre de 2020. A las 5 a.m. el ferry reanudó sus actividades de transporte por el Río.

Hasta Rojas Pinilla

Hoy con 75 años de edad y una mente fresca de recuerdos, Armando Collazos rememoró que siendo un niño se ganaba la vida como lustrabotas en el ferry de los Asmar (trasbordador Salamina), y aseguró que aunque algunos no creen, “le lustré las botas al general Rojas Pinilla, que se daba sus rodaditas por acá a comprar ganado”, anotó.

Para Pedro José Díaz (hijo del ingeniero que construyó la carretera Fundación - Salamina), “el ferry se convirtió en una distracción social diferente a las cantinas del pueblo, donde muchos pasaban más de un domingo en compañía de Juancho Polo Valencia”. 

El exalcalde de Salamina Pedro Pablo Asmar -sobrino del dueño del primer ferry-, no olvida que a los 8 años subió a la cabina de mando. “El maquinista permitió que yo timoneara. Fue una increíble e inolvidable sensación”.

El ingeniero civil David Orozco, de 67 años, sostiene que por el ferry Salamina llegó a tener fábrica de hielo, de café, un teatro y un aserradero. “Fue el primer cruce entre el Magdalena y el Atlántico. Todos los carros que venían de Valledupar, por el Alto de las Minas, pasaban por Salamina para llegar a Barranquilla, por eso su auge”, comentó.

Sin embargo, Armando Collazos aseguró que “la construcción de la carretera Ciénaga - Barranquilla, mató el progreso de Salamina”.

El ferry ‘El Casabe’ sucumbió en el río por el abandono. Tenía incluso un helipuerto.
Erosión y el Puente de la Hermandad, las amenazas

La erosión en la margen derecha del río Magdalena ha provocado que el ferry de Salamina se vea afectado en la prestación del servicio.

La caseta de la oficina del operador Marvetrans, arrasada por el desbarrancamiento del terraplén y recientemente por la suspensión del servicio durante tres días, debido a la socavación del talud en el puerto, tienen con ‘dolor de cabeza’ a las autoridades.

Por eso ha tomado fuerza el proyecto que en 2014 propusieron los entonces gobernadores del Magdalena y Atlántico, general Manuel José Bonett y Eduardo Verano de la Rosa, respectivamente: Construir un puente vehicular entre el Puerto Giraldo (Atlántico) y Salamina (Magdalena).

La estructura recibiría por nombre ‘Puente de la Hermandad’ y descongestionaría la vía Barranquilla-Ciénaga, debido a que el tráfico de carga también podría tomar la carretera Oriental del Atlántico hasta Puerto Giraldo y de ahí tomar el puente directo hacia Salamina, Pivijay y Fundación, para continuar hacia el interior del país, empalmando con la Ruta del Sol.

El Ministerio de Transporte, a través del Invías, informó que el proyecto está en etapa de elaboración del diseño y que en la obra se intervendrían 10 kilómetros. Su costo se estima en $700.000 millones.

Esta es una alternativa importante, porque también haría conexión con la vía oriental y con Sabanalarga.

El Puente de La Hermandad no será solamente para Atlántico y Magdalena, ya que hace parte de la más importante transversal que tendría la Región Caribe.

Con su construcción se consolida la transversal que viene desde Venezuela por la Guajira, llega a Valledupar, pasa por Fundación, Pivijay, Salamina y al cruzar el puente se llega a Puerto Giraldo y se conecta con la Ruta Caribe que llega hasta Cartagena.

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