La Guajira

En video | Musichi: el área protegida que agoniza en La Guajira

Los conflictos laborales en las salinas de Manaure que empezaron hace ocho meses, y la pandemia, golpean uno de los hogares de los flamencos rosados.

El esplendor y la belleza de Musichi, uno de los hogares de los flamencos rosados en La Guajira, se ha esfumado.

El paisaje no es el mismo, las aves se han marchado, los peces murieron y los wayuu se han quedado sin su territorio ancestral.

Un conflicto laboral, sumado a la pandemia, se ha llevado todo lo bello de este lugar situado a escasos tres kilómetros del casco urbano del municipio de Manaure.

El lugar era la residencia temporal y punto de alimentación y descanso de un contingente importante de aves migratorias, que se mueven a lo largo de las márgenes de las ciénagas, lagunas y estuarios.

La crisis deviene a pesar de que en diciembre del 2011 Musichi fue declarada área protegida por la Corporación Autónoma Regional de La Guajira, Corpoguajira.

La entidad reconoció que albergaba valores bióticos y ecosistémicos de gran valor para La Guajira, como bosques de mangle y matorrales.

Además, porque era el hábitat para los flamencos rosados, especie calificada a nivel nacional bajo riesgo de extinción en categoría de vulnerable.

Elmer Altamar, representante legal de la Asociación de Autoridades Indígenas Wayuu de la zona de afectación de las salinas de Manaure, narra sobre la problemática.

“Estos territorios ancestrales estaban compuestos por las costas, las playas, el mar, las lagunas, los ríos y recursos naturales como la sal, que han sido explotados por muchos años mediante reservas a favor de contratistas, sin que los nativos seamos beneficiados con esto”.

Dice que primero fue el Banco de la República, luego el IFI-Concesión, y desde 2014 Big Group Salinas de Colombia S.A.S., después que el 95% de los acreedores de la Sociedad Salinas Marítimas de Manaure LTDA.  SAMA, aprobó el acuerdo de reestructuración presentado para el salvamento y normalización de la producción de sal en Manaure.

Fue un nuevo impulso a SAMA, sociedad que ese año registraba activos por $51.769 millones, pasivos de $15.667 millones y un patrimonio de $36.102 millones.

Uno de los compromisos que se hizo Big Group fue irrigar las lagunas costeras en el Distrito de manejo integrado Musichi, mediante el establecimiento de cuatro canales artesanales que permitieran el flujo de agua desde el mar hasta las lagunas de Pulumana y San Agustín.

Esto con el fin de mitigar los efectos negativos sobre el ecosistema, por la interrupción de la dinámica hídrica.

Por este motivo se realizaron estudios sobre las condiciones ecológicas de la zona y se construyeron varios canales artesanales con la ayuda de moradores locales, en su mayoría de la etnia wayuu, quienes permitieron el uso de su territorio para la explotación de sal a cambio de ser socios de SAMA con su organización Sumain Ichí.

Sin embargo, los continuos conflictos laborales en Big Group ha dejado sin agua las lagunas de Musichi y, por consiguiente, sin hogar a las numerosas especies de aves que llegan a este lugar.

Desde febrero de este año, cerca de 80 trabajadores sindicalizados de los 115 que tiene la planta de producción, decidieron irse a la huelga, tras el fracaso de algunos acercamientos con  los directivos.

“No han cumplido con nada y ahora vamos a luchar por lo que es nuestro”, dice de forma vehemente la autoridad tradicional de San Agustín, Cristóbal Rosado Epiayu, quien también hace parte de la Asociación Sumain Ichi.

Quieren recuperar las lagunas, que vuelvan a hacer lo de antes y que se conviertan en un lugar, no solo turístico, sino el sitio donde vuelvan las aves.

“Estamos luchando por lo poquito que ha quedado, para ver si otra vez podemos producir nuestra sal, y  podamos comer todos de nuestro territorio, porque nosotros somos los dueños de las salinas”, agregó Rosado en conversación con EL HERALDO. La decisión que han tomado, según Elmer Altamar, es la de posesionarse de nuevo del territorio ancestral de Musichi y declarar la expulsión definitiva de las lagunas, de la empresa Big Group Salinas.

“Declaramos la terminación unilateral de cualquier vínculo contractual que relaciones a los dueños ancestrales como entidad territorial con Big Group, debido al incumplimiento de sus compromisos y obligaciones contractuales, que ha llevado a un cese de actividades de sus trabajadores lo que ha ocasionado graves afectaciones, no solos a ellos, sino a la laguna”, aseguró.

Dijo que las omisiones de este operador y la falta de inversión han causado “graves daños al bienestar, a la subsistencia y a la vida de las comunidades wayuu de Manaure”.

También suspenden cualquier vínculo con SAMA, por lo que no podrán usar el territorio sin la previa autorización de la entidad territorial wayuu.

Musichi, un lugar protegido
Autoridades tradicionales de Musichi reunidas al tomar la decisión de ocupar de nuevo el territorio.

Lo que desean los wayuu es que Musichi vuelva a hacer la de antes, área protegida por su gran potencial para el desarrollo de diferentes actividades como el ecoturismo y la contemplación de aves.

Según Corpoguajira este sitio, que es una de las nueve áreas protegidas de La Guajira,  goza de una gran variedad de recursos bióticos y ecosistémicos de gran valor para el departamento, tales como bosques de mangles y matorrales subxerofíticos característicos de esta parte del país.

“Cada uno de estos valores ambientales convierten a Musichi en el hábitat de una importante población de flamencos rosados (Phoenicopterus ruber ruber), y la más propicia para la especie en el país, por lo que las Corporaciones Autónomas Regionales de otras jurisdicciones ponen a disposición de Corpoguajira los ejemplares procedentes del tráfico ilegal de fauna para ser rehabilitados y posteriormente liberados en dicha área”, explicó el director de la corporación Samuel Lanao.

Indicó que en el marco de la protección que se ejerce se construyó una caseta para que la alcaldía pudiera hacer monitoreo y control que cuenta con herramientas tecnológicas de punta que permiten que los guardianes de ambiente y paz, fomenten la conservación, ejerzan la gobernanza y promuevan el ecoturismo en el área. Estos guardianes fueron formados y dotados por Corpoguajira.

Musichi poseía una gran diversidad de fauna, allí habitaban 15 especies de anfibios, 52 especies de reptiles, 22 especies de mamíferos y 242 especies potencialmente presentes de aves, equivalente al 13% de las aves registradas en Colombia, al 65% de las distribuidas en las tierras bajas del país, y al 61% de todas las registradas en la región Caribe de Colombia.

También había una alta representación de aves acuáticas, que en su conjunto corresponden al 29% de las especies de aves presentes en Colombia, y al 42% de las acuáticas migratorias que visitan el país.

Tiene una extensión de 1.494,4 hectáreas que permiten la llegada de 242 especies de aves, equivalente al 13% de las registradas en Colombia.

Además del flamenco rosado, también llegaban el colibrí anteado, el carpintero castaño, el batará encapuchado, el tiranuelo diminuto, el chamicero bigotudo, el pinzón de Tocuyo y el cardenal guajiro. También conserva espacios naturales de especial significado cultural para la comunidad indígena wayuu.

Lanao indicó que al ser un área declarada en conservación por la corporación, Musichi representa diferentes beneficios para la comunidad y la estabilidad ecológica de esa zona del departamento.

“Desde Corpoguajira venimos adelantando acciones que permitan avanzar en la ejecución del Plan de Conservación de esta área protegida como el fortalecimiento de la capacidad instalada de los guardianes de ambiente, formulación y puesta en marcha de unidades productivas de negocios verdes, infraestructura para el monitoreo y control”, afirmó.

Sostuvo también que se espera que a corto plazo se puedan implementar proyectos que permitan mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona, contribuyendo a la recuperación y conservación de este importante ecosistema.

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