En tiempos de confrontación, cuando nacía el hijo de un guerrillero, el bebé debía salir muy rápido del área rural, de donde era llevado adonde una abuela, un tío u otro familiar para evitar así que creciera en un escenario peligroso como el que generaba la guerra.
Esto sucedió hasta el 2012, año en que se iniciaron los diálogos entre el Gobierno y las Farc en La Habana. El hecho cambió las expectativas y hoy llena de esperanzas a los 232 guerrilleros que se concentran en el Punto Transitorio de Normalización ubicado en la vereda Pondores del corregimiento de Conejo en La Guajira.
Ellos transitan un proceso en el que su cotidianidad ha cambiado, pasando de una actividad militar a una vida más calmada, dispuesta al aprendizaje y sobre todo de reencuentro con la familia que dejaron para luchar por sus ideales.
En este PTN, ubicado en área rural de Fonseca y donde se entregaron las últimas de las 8.112 armas que recogió la ONU de las Farc, han nacido en el último año diez niños y niñas que ya no se separarán de sus padres, sino que muy seguramente los acompañarán en el camino que les falta por recorrer hacia la vida civil.
Uno de ellos es Albert, el hijo de Sandra, quien acaba de cumplir los cuatro meses y ya estuvo cerca del presidente de la República Juan Manuel Santos y parte de la cúpula de las Farc, durante la ceremonia donde se cerró el último contenedor con las armas de la organización.
Ella tiene 20 años y entró muy niña a las Farc, cuando solo tenía 11, simplemente 'porque me gustaba todo lo que hacían'.
Con el niño en los brazos, asegura que quiere aprender muchas cosas, todas diferentes a las que aprendió estando en la organización, que pasó de ser armada a movimiento político.
'Ahora seguiremos luchando por lo mismo, defendiendo a los campesinos, a los pobres, pero sin armas', manifestó tímidamente.
Su parto fue en un centro asistencial en el municipio de San Juan del Cesar, adonde la llevaron en una ambulancia, justo cuando llegó el momento de parir. 'Me atendieron muy bien y afortunadamente todo salió sin problemas', dijo.
El primer nacimiento desde que se agruparon en el corregimiento de Conejo se dio en enero de este año. Desiré se llama la niña que nació en esa fecha, hija de Esperanza Medina y Alfredo Bastidas, y a quien llamaron ‘La hija de la esperanza’.
Benedicto González, quien hace parte de la dirección del bloque que habita en Pondores, asegura que 'es apenas lógico que se aproveche este momento histórico para una nueva dinámica y eso incluye tener hijos y reencontrarse con las familias'.
Y eso se evidencia diariamente cuando llegan las madres, padres, hermanos y familiares a visitar a los miembros de las Farc, muchos de los cuales no veían hace muchos años.
'Creo que esto es un buen signo de la confianza que se está generando alrededor de este proceso', manifiesta González.
Los cambios. Las tareas que realizaban los guerrilleros también han cambiado, aunque según dice, se siguen haciendo con la misma disciplina que antes.
Las actividades se diseñan con horarios establecidos y responsabilidades asignadas a cada grupo, comenzando desde las cinco de la mañana hasta que anochece.
Estas incluyen estudiar, cultivar, cocinar, atender a los visitantes, despachar en la tienda fariana, entre otras, según explicó Benedicto.
'En estos momentos estamos cultivando yuca, maíz, hortalizas como cilantros, tomates y ají para complementar la alimentación', afirma.
Es una costumbre que traen desde los tiempos de enfrentamientos, en los que se apoyaban con los campesinos, haciendo sociedad con ellos para cultivar en los lugares donde instalaban campamentos.
Estudios. Del Sena han recibido varios cursos y en estos momentos se está llevando a cabo una caracterización del personal para establecer quienes no han terminado la primaria, la secundaria y los que quieran acceder a una carrera universitaria.
'Además de cursos como de maquinaria agrícola, pesada, construcción y tecnología, también tenemos como prioridad nuestros propios temas sobre todo políticos y análisis permanente de la realidad del país', indicó González.
'He hecho mi aporte a la paz'
Desde muy temprano el 15 de agosto pasado, Eduardo Nieves se paseaba muy elegante con su sombrero por todo el Punto Transitorio de Pondores, adonde había llegado el día anterior para estar de cerca del presidente Santos.
'Es que quiero hablarle, decirle que los de las Farc están en mis tierras cultivando, es mi aporte a la paz', afirmó en diálogo con EL HERALDO. Explicó que tiene una finca aledaña al campamento donde se alojó para estar en el evento.
Fue una hectárea de terreno la que les cedió para que instalaran allí su cambuches mientras el Gobierno construía las viviendas en las que se alojarían durante la etapa de dejación de armas e implementación.
Sin embargo, allí se han quedado ya que las pequeñas casas son inhabitables porque concentran fuertemente el calor, lo que se evidencia apenas se traspasa la puerta.
'Espero hacer un arreglo porque del otro lado le están pagando al dueño', dijo poco antes de acercarse a Santos, después que este terminara su intervención cuando cerró el candado del contenedor.
Así lo hizo, pero fue poco lo que logró porque el mandatario estaba rodeado de escoltas y tenía que irse rápidamente a un conversatorio que se realizó en la sede del mecanismo tripartito ubicado a unos metros del campamento de las Farc.
A pesar de esto Nieves se fue tranquilo y expresó su alegría por el proceso de paz que ya ha traído según él, tranquilidad a estas tierras guajiras.
Este será un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación
En Pondores habrá ahora un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, como se les llamará a los campamentos donde se concentraron las Farc para su desarme.
Aquí los excombatientes que pertenecieron al frente 59, continuarán su proceso de reinserción a la vida civil, seguirán estudiando, recibirán las ayudas económicas que se establecieron en el acuerdo de paz y también seguirán teniendo hijos que nacerán en medio de la paz.


