
Dos meses después de ser citada por primera vez, Laura Viñas Acosta compareció ayer al juicio contra su papá, Samuel Viñas Abomohor, acusado de matar a su mamá, Clarena Acosta Gómez, el pasado primero de enero.
La joven fue interrogada en público, por decisión del Juez Tercero Penal del Circuito, y no de manera reservada, como lo había pedido el procesado y su defensa.
Evocó que, en las buenas épocas del matrimonio, la diseñadora le decía: “tu papá es maravilloso. No tiene vicios, me adora. Búscate un hombre como él”. Pero, en respuestas seguidas, recordó que “sus diferencias empezaron después de las vacaciones de 2009”.
Precisó que el 18 de junio, cumpleaños de su hermano menor, Felipe, la situación se agravó por una discusión que tuvieron ambos. Y que, cuando Acosta viajó a la ciudad de Miami, en Estados Unidos, ella misma se fue a buscarla por pedido de Viñas.
“Él me dijo que sospechaba que mi mamá tenía otra relación, pero yo no lo creía. Después, cuando llegué, me di cuenta que sí porque mi mamá me presentó a Fabio Ferrari”, aseguró Laura Viñas.
Le Apuntó y me pegó. Al tratar la noche del crimen, su relato se aceleró y, varias veces, el Juez le pidió que hablara más despacio. La joven, quien declaró como testigo de la defensa de su progenitor, sostuvo que éste se veía mal, sudoroso y se notaba que había llorado.
“Estábamos en el cuarto — contó—. Mi papá empezó a hablar en un tono sarcástico y a decir que mi mamá tenía otra relación, pero ella decía que no”. “Después —agregó—, el le gritó: ¡Clarena, que me des el pasaporte! Pero ella le respondió: No te lo voy a dar”.
Luego, Laura se detuvo en el momento en que su padre sacó el revólver: “Mi mamá se acostó boca abajo, yo me le tiré encima y le pregunté: ¿Qué haces? Él estaba como nunca: tenía los ojos desorbitados y con la cara roja”, pormenorizó. “En eso —añadió—, me apuntó, me jaló y me sacó del cuarto dándome golpes en la espalda. Y, casi que enseguida, escuché las detonaciones”, remató ella.
A solas en la habitación, Viñas Abomohor le propinó dos tiros a su ex mujer en la cabeza.
Por: Germán Corcho Tróchez