Mientras permanecía en la entrada del conjunto No. 5 de la Urbanización Las Gardenias, sentado en una silla, Jeanpier Silvera Arteta trata de recordar los momentos de angustia que vivió hace 10 años, cuando cayó en una alcantarilla y permaneció por más de 20 horas con parte de su cuerpo sumergido en aguas residuales captadas de las viviendas del barrio Evaristo Sourdis, en el suroccidente de Barranquilla.
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Aunque fue una situación superada, Jeanpier menciona que son recuerdos que llevará por siempre tras los detalles contados por sus padres. Los olores fétidos, el agua corriendo y la humedad, hacen que en cuestión de segundos 'viaje' a ese episodio traumático que vivió junto a su familia, y que hoy, después de tanto tiempo, puede narrar con total tranquilidad y siempre agradeciendo por tener una nueva oportunidad o propósito de vivir.
Al pasar una década, Jeanpier hoy cuenta con 13 años y actualmente cursa quinto de primaria en la Institución Educativa Distrital Las Gardenias, donde se ha desempeñado como un buen estudiante. Pese a los obstáculos que en el camino se han presentado, siempre busca salir adelante para cumplir sus 'sueños'.
¿Pero cómo fueron los angustiosos momentos en que solo sufrió rasguños en su cuerpo? Aquella tarde del 17 de julio de 2012, Jeanpier salió de su humilde vivienda ubicada en la carrera 9D No. 98-136 del barrio Evaristo Sourdis. Como era de costumbre estaba acompañado de 'amigos del barrio', cuando ocurrió lo inesperado.
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'El niño estaba jugando en una pila de arena, justo en el sitio donde trabajaban unos obreros, todo esto a escasos metros de la casa. En medio del juego cayó a la alcantarilla de aproximadamente 2 metros, la cual estaba destapada mientras realizaban una labor con una motobomba y nadie se percató de la caída', recuerda el padre del niño, Miguel Silvera, en diálogo con EL HERALDO.
Al transcurrir los minutos y al notar la ausencia del pequeño, quien no había retornado a casa, los padres lo reportaron como desaparecido sin imaginar que estaba en el fondo de la alcantarilla. 'En ningún momento pensamos que estaba en la alcantarilla, creíamos que se lo habían robado y por eso lo buscamos como desaparecido, pero cuando lo vimos que estaba dentro de la poza y que recorrió 330 metros de distancia, fue un golpe muy duro sobre todo por las condiciones en las que lo hallamos'.
Pese a la inocencia, Jampier se 'agarró de un troncó' que lo salvó.
Lo curioso de la historia es que su hallazgo se logró hacia las 5:00 de la tarde del día siguiente, gracias a las ocurrencias de un camarógrafo que, en busca de un buen ángulo para registrar la desaparición del menor y una posible caída en la estructura, pidió a unos uniformados de la Defensa Civil retirar una tapa del sistema.
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'Me entero estando en la casa, me corrió un escalofrío por todo el cuerpo y un vecino me convida para ir al Paso El Pueblo. En medio del nervio, me abrazan los agentes y me dicen que el niño apareció. Yo me arrodille en la camilla donde estaba mi hijo y le agarré sus manos', narró Miguel Silvera, haciendo memoria de las tormentosas horas que vivió.
Fue necesario que los médicos le colocaran 'reflectores para que entrara en calor', tras detectarle hipotermia. 'Sus manos y pies estaban deshollejados porque él duró 20 horas dentro del agua', detalló.
Tras lo sucedido, las autoridades gubernamentales prometieron beneficiarlos con un predio legal y apto para habitar. 'Ese manjol estaba a escasos cinco metros de la puerta de mi casa y nosotros por regla teníamos que pasar por ahí cuando salíamos'.
Dicho inmueble estaba sobre la orilla de un arroyo, y como es de imaginar cumplía unas condiciones precarias, que obligaba a la familia a verse en un ambiente de necesidades. Miguel Silvera, trabajaba como carromulero para conseguir la alimentación de su esposa Ana Arteta y sus sietes hijos.
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Una promesa cumplida
Pese a pasar los días y meses la familia lo creyó como incierto y de poca favorabilidad. En medio de ese panorama, tres años después cumplieron con la promesa al valiente niño, 'abandonando y dejando' atrás aquellas vivencias que marcaron su infancia, pero que formaron su carácter.
'Después de esos largos 10 años del accidente de Jeanpier que cayó a la alcantarilla, estamos muy contentos porque obtuvimos la casa que no teníamos. Pasaron tres años para obtener nuestra vivienda gratis. El cambio de vivienda ha sido mucho mejor, porque anteriormente residíamos en una casa de tablas, en cambio ahora estamos en un conjunto con una buena infraestructura', expresó Silvera.
El hombre y su familia nunca pensaron que ese día cambiaría sus vidas, tras conocer la historia el Distrito decidió ir más allá y empezó a conseguir los recursos necesarios para regalarle una casa al núcleo familiar.
Luego de ocho años de residir en el conjunto, el gran sueño se cristalizó. Ha educado a sus hijos y reside con tres, entre ellos Jeanpier, Gloria Stefanny y Erlinda. El inmueble cuenta con habitación, cocina, baño, sala comedor y lo más importante, tiene los servicios básicos para que la familia no tenga que volver a dormir cerca de una alcantarilla.
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Soy Juniorista
A pesar de su timidez, Jeanpier mostró un poco de soltura cuando se le preguntó si quería ser futbolista, tal y como dijo años atrás, luego de que le ocurriera el accidente.
'Me gustaría hacer una carrera universitaria, pertenecer a una escuela para jugar fútbol y motivar a mis amigos a que no cojan un mal camino', dice.
Además de eso, resaltó ser hincha del Junior de Barranquilla, equipo al que ha ido a verlo al menos cuatros veces al Estadio Metropolitano, entre esas una final que disputaron los rojiblancos con Medellín, de la cual salió campeón. Ahora admira al jugador porteño Carlos Bacca: 'Admiro como juega, incluso me motiva cuando practico el deporte en la posición de delantero, volante y defensa'.
Sobre estos anhelos del jovencito, su padre indicó que todo los días 'le pido a Dios que aparte a mis hijos del peligro y los malos rumbos, siempre le digo a Jeanpier que debe estudiar, porque para nadie es un secreto que la convivencia es la problemática de los bloques de la urbanización; a veces esto me da miedo', asegura el hombre. A su vez hizo un llamado a las autoridades de un mayor control y seguimiento a los jóvenes ahí donde viven.
