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Día del multitudinario sepelio de Diomedes Díaz en Valledupar. Lo acompañan sus hijos Rafael Santos y el también fallecido Martín Elías. Archivo
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“No hemos podido superar el vacío de Diomedes”: seguidores

Hoy se conmemoran cinco años de la muerte del Cacique.

Para Enrique Blanco, uno de los más fieles seguidores de Diomedes Díaz en Valledupar, estos cinco años sin El Cacique de La Junta han sido de profunda tristeza. “Eso me dejó un dolor inmenso en el alma, tanto que desde su muerte no he vuelto a parrandear, no me provoca”, señala este pintor residente en el barrio San Martín, en el sur de Valledupar.

El sentir de Blanco es el mismo de Cristian Torres. El abogado afirma que aún, después de cinco años, cuando escucha una canción sentida del Cacique se le nublan los ojos. “Ese era un grande del folclor, el mejor artista, la muerte de Diomedes, quienes lo seguimos, no la hemos podido superar”, indicó.

Torres, en cada ocasión especial, ya sea en el natalicio o aniversario del fallecimiento del cantautor guajiro, llega al cementerio Jardines del Ecce-Homo, y se suma a la romería de fanáticos, turistas, amigos y familiares, en el campo santo donde reposan los restos del artista. 

El 22 de diciembre se ha convertido en una fecha de sentimientos encontrados alrededor del Cacique de La Junta. Este día, cada año, se cumple un aniversario de la muerte del ídolo musical y es un tiempo en el que sus seguidores lloran, pero también cantan y muchos lo recuerdan con alegría; en las estaciones radiales desde temprano suenan los éxitos y se revive su historia, mientras cientos de fanáticos visitan su tumba en una especie de ritual que se ha repetido en los últimos cinco años.

Elver Díaz, hermano menor de Diomedes, sostuvo que “esta es una fecha” que lo llena de tristeza por su partida, “pero también de alegría por ver a tanta gente que sigue cantando sus canciones, que lo acompañan en su tumba”.

En los últimos años de su vida, Diomedes sufrió muchos quebrantos de salud. Padeció Guillain-Barré, que lo dejó en sillas de ruedas, y del cual pudo recuperarse; fue sometido a una cirugía de corazón abierto, también estuvo internado en clínicas por dificultades respiratorias y otras afectaciones, pero de todas salía, y con una amplia sonrisa, cuando era dado de alta, y lo esperaban sus seguidores en las puertas de los hospitales, él solo exclamaba: “Por ahora la muerte tendrá que esperar”.

La misma frase la usó en varias de sus canciones; pero la mañana del 22 de diciembre de 2013 fue la última vez que familiares y amigos lo vieron con vida.

La noche antes de su deceso, El Cacique de La Junta cumplió una presentación en Barranquilla, donde ya se le notaba afectado, tanto que tuvo que terminarla sentado. Después tomó rumbo a Valledupar, donde en horas de la mañana estuvo departiendo con amigos e integrantes de su conjunto, entre ellos su último acordeonero Álvaro López, luego se retiró a dormir a su habitación en la casa del barrio Los Ángeles.

Diomedes cuando dormía prohibía ser molestado, por lo que solo hasta horas de la tarde, su entonces compañera sentimental Luz Consuelo Martínez, al ver que no se despertaba, decidió con el mánager José Zequeda hacer entrar a un joven por una ventana para que abriera por dentro, encontrando a Diomedes tendido sin reacción alguna. De inmediato fue llevado a una clínica, donde se confirmó su deceso. 

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