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En video | La pasión por coleccionar música en acetato

Melómanos en Barranquilla coinciden en que las nuevas generaciones comienzan a interesarse por este arte.

La música es capaz de llevar al ser humano por distintos estados de ánimo. Una balada puede hacer que se escape alguna lágrima, mientras que un tema africano hace que las personas sacudan todo su cuerpo. 

Es tanta la pasión que despierta que existen personas que dedican gran parte de su vida a coleccionarla, una tarea a la que le invierten tiempo, investigación y mucho dinero.

El reto de conseguir música en vinilo es un hobby al que se dedican ciertos melómanos, una fiebre que volvió a subir desde que en 2018 disqueras como Sony Music reanudaron la fabricación de vinilos.

Conscientes de este fenómeno que se ha desatado, algunas disqueras nacionales como Discos Fuentes y Codiscos, las cuales se desprendieron de sus máquinas para hacer los tirajes de estos productos musicales, debieron acudir a otros países pagando un precio muy alto con tal de complacer a un público que por años ha sostenido un romance con la pasta.

Así lo confirmó a EL HERALDO Ángel Villanueva, gerente general de Discos Fuentes. “Se está dando un auge por tener nuevamente música en vinilo. Lastimosamente nosotros no tenemos máquinas para fabricarlos, no se visionó que regresaría esta fiebre y ahora nos toca mandarlos a hacer con disqueras argentinas o europeas, lo cual nos incrementa los costos de producción. Un material en bruto, sin carátula, nos cuesta entre 30 a 40 mil pesos, más impuestos y aranceles, eso eleva el valor al doble, aun así hemos hecho el esfuerzo por seguir sacando música en ese formato para complacer a melómanos y coleccionistas que en las principales ciudades del país tenemos identificados. Son entre 200 a 300 personas”.

Los artistas también se han interesado en que sus producciones, además de sonar en plataformas digitales, cuenten con algunos ejemplares en acetato. 

Charlie Cardona, exintegrante del Grupo Niche, con su álbum Buena fortuna hizo lo propio. 

“Me apasiona mucho el sonido análogo, eso enloquece a los coleccionistas y por eso tomé esta decisión. Sé que en la Costa Caribe hay un mercado importante de coleccionistas y picoteros, al que le estamos apostando”, comentó el intérprete de éxitos como Hagamos lo que diga el corazón.

Mery Granados

Con los oídos afinados y la mente abierta

En Barranquilla encontramos desde el coleccionista más joven hasta el más veterano. Ellos contaron detalles de las razones que los llevaron a sumergirse en este mundo, los sacrificios que han hecho para obtener un disco y sus satisfacciones.

Uno de los más jóvenes es Óscar Jiménez Hamburger, de 29 años. Este mecánico residente en el barrio Villa Rica 1, de Malambo, hace cinco años colecciona música afroantillana y africana.

“Soy de la nueva generación de coleccionistas, he aprendido mucho de los difuntos Joaquín Dejanón y Nicolás de Alba, a quien perdimos esta semana. Me apasiona mucho la música cubana, soy amante de la revolución y por eso siempre busco discos que estén relacionados al Che Guevara y Fidel Castro. Uno de ellos es el Quinteto Rebelde de Cuba y su tema Respeto a Che Guevara, Rolando Laserie grabó Fidel ya llegó, entre otros. Estos discos son muy apetecidos por los coleccionistas porque el régimen los había mandado a quemar”, dijo el joven que llevaba puesta una camiseta negra de la que sobresalían la bandera cubana y el rostro del Che Guevara.

“He pagado hasta dos millones de pesos por un álbum de Andy Medina y su Sexteto The Riverside, jamás me desprendería de él, porque me costó mucho trabajo conseguirlo. Todos los días en mis oraciones le pido a Dios que no me permita caer en una necesidad extrema que me obligue a venderlo”, suplicó.

Hernando Gándara Espitia, de 45 años, se considera coleccionista desde la cuna. Este morador del barrio San José cuenta que comenzó a comprar discos desde los 7 años.

“En mi casa había una radiola y mis tíos tenían muchos discos en formato de 45 revoluciones por minuto, así que siendo muy niño compré mis primeros discos: El son sabrosón, de la Orquesta Renovación, y El periódico de ayer, de Héctor Lavoe. En ese entonces me cohibía de comprar merienda para comenzar a alimentar mis oídos”.

“Nando”, como lo llaman de cariño, dijo tener unos cinco mil larga duración. Para lograr esta colección recalca que se ha privado de muchos gustos como salir de viaje. “Esta es una pasión a la que le he invertido dinero, hay discos isleños y cubanos que son difíciles de conseguir. El disco más caro que he pagado me costó cinco millones de pesos, se llama La descarga de Frank, de Frank y sus inquietos”.

Mery Granados

Media vida dedicada a coleccionar

Manuel Henríquez Esmeral, mejor conocido como ‘El Musicólogo del Caribe’, lleva 30 de sus 60 años dedicados a coleccionar música. Afirma poseer unos 10 mil álbumes. “La música es un arte, coleccionar también lo es. Para ser coleccionista hay que ser melómano, considero que ningún género musical es malo, yo tengo salsa, jazz, música country, baladas, vallenatos y hasta música urbana. Mi consejo para las nuevas generaciones que se quieren dedicar al arte del coleccionismo es que abran sus oídos y no estigmaticen la música”, manifestó el publicista residente en el barrio Ciudadela 20 de Julio.

Henríquez indicó que actualmente debido a la demanda que existe es mucho más caro coleccionar música. “No me gusta hablar de precios, para mí los LP tienen un valor sentimental, yo me valgo de amistades en Estados Unidos, Francia, Holanda, Kenia y Bélgica para intercambiar música”.

Laín Domínguez Ospina es uno de los que gracias a la cumbia ha intercambiado música africana. “Lo hago especialmente con coleccionistas de México, Estados Unidos, Japón y Francia. La cumbia es nuestro pasaporte, a nivel mundial es muy exótica, por eso la buscan mucho”.

Este habitante del barrio Galán ha sacado discos de su colección y tras programarlos en estaderos y picós terminan convertidos en éxitos que suenan en las emisoras. Uno de ellos es El manducazo. “El regreso de los picós al formato turbo ha revivido la pasión por el vinilo, hay un tema que a mí me costó mucho conseguir, duré 16 años buscándolo y solo hace dos años lo hallé en Estados Unidos, aquí lo llamamos El Don Quaker, originalmente se llama Myra Myra y lo grabó The Talbot Brothers de  la Isla Bermuda”.

 

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