Dago García creció viendo las películas de lucha mexicana y ‘plancha’ que proyectaban en la doble rotativa de Copelia, un pequeño teatro de barrio en Bogotá al que solía ir con sus hermanos. De ahí, cree el productor y director de cine colombiano, nació su gusto por el contenido que bien ha sabido explotar, el mismo que le ha llevado a romper los records de la taquilla en Colombia. Al menos seis de sus largometrajes han superado el millón de espectadores.
García tiene su nicho claro. Por eso ignora a la crítica aplastante que demuele su trabajo y se enfoca en lo que le ha funcionado: apelar a las emociones primarias, por ejemplo. Hablamos con este creador, un hombre que no cree en pócimas mágicas para fabricar películas taquilleras. Piensa, más bien, que 'es una cuestión de azar'.
Pregunta: Usted ha hecho cine que rompe taquillas, pero al tiempo ha sido consciente de que no hay fórmula para lograr eso, ¿qué descubrimientos recientes le ratifican esa idea?
Pregunta: ¿Por eso sigue apostando por contenidos muy colombianos y por eso no le funcionó traer series internacionales?
Pregunta: ¿Cómo juega la suerte y el azar en el éxito o fracaso de sus películas?
Pregunta: ¿Cómo convive con el fracaso?
Pregunta: ¿Qué lecciones quedan?
Pregunta: ¿De qué se cuida más a la hora de hacer el cine que le gusta?
Pregunta: Aun así usted ha dicho que siente que hace la misma película, que todas se parecen ¿eso es bueno o malo?
Pregunta: ¿Cómo asume esta dicotomía: hacer cine de entretenimiento, duramente criticado, pero también apoyar al cine independiente?





















