Luis RodríguezIrene ‘Mambaco’ Pacheco en plena labor de instrucción. s:3

Hace poco más de un año, al excampeón mundial Irene Pacheco lo estaba matando el aburrimiento entre las paredes de su casa. No tenía nada que hacer y aunque seguía pendiente de sus negocios particulares, extrañaba el ambiente del gimnasio de boxeo.

Contradictoriamente, Mambaco, apodo con el que se hizo famoso en el mundo de las narices chatas, había renunciado meses antes a su trabajo como instructor en la Secretaría Distrital de Recreación y Deporte. Había tomado la decisión porque no quería trabajar más.

Cuando menos lo esperaba, a Irene lo fueron a buscar a su residencia para proponerle que enseñara boxeo en un gimnasio que abría sus puertas en Barranquilla. En principio la idea no le llamó mucho la atención, pero terminó aceptando. Desde ese momento se convirtió en instructor de boxeo de Gymbox y se encuentra feliz de hacer lo que le gusta.

“Siempre he querido estar en esto y lo más importante es que estoy encaminado en ser un profesional en educación física que si Dios quiere el año que viene comienzo a hacer mis pininos en la universidad”.

En Gymbox está poniendo en práctica todas las enseñanzas que recibió de su padre —Elías— y de otros entrenadores consagrados como Amílcar Brusa, Orlando Pineda, Álvaro Mercado y el Panamericano Vásquez.

Mambaco, quien fue campeón mosca de la Federación Internacional de Boxeo, ofrece clases personalizadas a personas que jamás en su vida se han calzado un guante. Los entrena igual que a un boxeador profesional y aunque reconoce que a veces no tiene paciencia, luego entiende que en eso consiste su trabajo. “Yo enseño cómo se le pega a otra persona”, advierte y suelta enseguida una carcajada.

“Lo primero que enseño es cómo dar los pasos laterales, cómo se para un boxeador, cómo retrocede, los pasos que debe dar para alcanzar a un oponente, cómo debe poner las manos para que no se las dañe, con qué debe pegar que son los nudillos, no pegar con los dedos, eso es una enseñanza que uno tiene en su mente”.

Mambaco se toma tan en serio su labor que a veces sube al ring a hacer guantes con sus pupilos. La diferencia es que no tira un solo golpe, solo los esquiva. Es algo que disfruta mucho, ya que casi nunca pueden alcanzarlo.

“El boxeo tiene mucho cardio, tonifica, te mantiene siempre alerta, si alguien te quiere tocar no te dejas, ves el reflejo y te quitas con un solo movimiento o levantas el hombro. Acá, en Gymbox, creemos que el boxeo es una práctica deportiva que todos debemos experimentar y disfrutar”. MOP

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