Por muy líder que vaya —hoy puede perder la punta—, este Junior de Alfredo Arias es una ‘montaña rusa’ de rendimiento, con picos altos y otros muy bajos.
Ayer, en el ‘clásico costeño’, lo volvió a demostrar. Otro partido para el olvido de un equipo que cuando juega bien, gusta, atrae y rinde, pero el día que ‘se levanta con el pie izquierdo’ es desesperante, un completo desastre. Lo demostró ante Atlético Huila y Atlético FC, en la Copa Colombia, y ayer en la derrota 3-1 ante Unión Magdalena, cuando volvió a mostrar esa faceta parca y desorientada que no deja que el hincha se enganche por completo, pese a que ha comandado la Liga II-2025 desde las primeras jornadas.
Derrota dura, que también deja heridas difíciles de cicatrizar. Solo José Enamorado entendió lo que se jugaba, un clásico costeño. El extremo trató de tirar del carro rojiblanco, pero no encontró respuesta en ninguno de sus compañeros, que parecían jugando cualquier partido X de la Copa o simplemente un amistoso.
Fue precisamente Enamorado el que alcanzó a medio ilusionar al hincha currambero con su gol tempranero. El extremo capturó un rebote en el horizontal, tras un gran remate de Jesús Rivas, para empujar de cabeza la pelota al fondo de la red bananera.
Fue un golpe duro para el Unión, que había empezado enérgico el clásico, pero se encontró con ese baldado de agua fría que puso a tambalear todo.
Pero no, ‘el Ciclón’ no perdió su fuerza y supo levantarse para terminar arrasando con todo.
Junior se confió y no sentenció cuando pudo hacerlo y vio como el cuadro samario le remontaba el 1-0 con los goles de Fabián Cantillo y Cristian Iguarán.
El primero fue obra del exjuniorista, que capturó un rebote al borde del área para sacar un remate desorientado —pegó en un rival—, que dejó ‘loquito’ al arquero Silveira. Y luego fue el delantero, quien recibió un pase de Márquez para empujar a placer la pelota al fondo de la red. Esta segunda anotación tuvo toda la complicidad de Jermein Peña, que se dejó ganar de forma infantil la posición del ‘Caballo’, dejándole servido el gol al local.
En un abrir y cerrar de ojos Unión ya ganaba, aprovechando la pasividad y la desconexión de un Junior perdido en el gramado del estadio Sierra Nevada.
Se levantó el telón para la segunda parte y seguimos viendo la misma función, con un Unión que se jugó un partido aparte ante el eterno rival, al que no ha dejado ganar en su plaza, por Liga, desde hace 20 años.
Enamorado peleaba solo, y solo se rebuscó un penal que pudo haber igualado las acciones sino fuera porque el ‘Tití’, un experto desde los 12 pasos, decidió cambiar su habitual disparo y se estrelló con las manos del arquero argentino Joaquín Mattalia, que ahogó el grito de gol rojiblanco. Nada, absolutamente nada, salía.
Enamorado, que sostuvo un duelo aparte con la mayoría de jugadores del Unión —no gustó en el equipo samario un gesto que hizo en la celebración de su gol— insistía, pero no había respuesta de parte de sus compañeros, que lo dejaron solo contra el mundo, ni siquiera para reclamar por la cantidad de faltas que le cometían ni mucho menos para poner el pecho en su defensa cada vez que era ultrajado por un jugador del ‘Ciclón’.
Y todo se sentenció en siete minutos, el tiempo que pasó entre la expulsión justa de Mauro Silveira —derribó, fuera del área, aun rival cuando era el último hombre— y el golazo de Ricardo Márquez, la gran figura del juego. ‘El Caballo’ acabó con todo con un tiro libre a la escuadra, en el primer remate que le hacían al recién ingresado Jefferson Martínez. Celebración a rabiar del samario, que ayer se jugó un clásico aparte, con ganas, con decisión, con coraje, con fútbol.
Otra derrota fea del Junior de Arias, parecida a las que ya sufrió ante Millonarios, por Liga, y Atlético FC., por Copa.