Son las 6:15 a.m. Su sonrisa le da brillo a una mañana fría. Su ternura e inocencia se palpan en su mirada. En la puerta de su casa, luce ansiosa, no deja de reír. Uniformada y junto a su madre, Iranis espera por uno de sus cinco hermanos que la llevará en moto a tomar un transporte para ir a estudiar. Antes de salir, abraza fuerte a su madre y le pide la bendición. Es la consentida de los Centeno Rodríguez y del barrio Las Malvinas.
'Te la estás llevando toda, sigue así Chiqui', la frase sale de un grupo de niños que también van camino a clases.
La jornada para Iranis comienza a las 5:40 a.m. Desde hace dos meses su rutina ha cambiado, ahora sus madrugadas son más para hacer lo que la apasiona: jugar fútbol. Pero es un día diferente, un jueves de colegio. A pesar de tener solo 14 calendarios encima, su mentalidad es de una mujer que sabe lo que quiere. 'Me gusta mucho el fútbol, amo esto. Mi novio es el balón, pero tengo claro que debo estudiar para ser alguien en la vida', dice con seguridad.
Desde los tres años, Iranis Centeno Rodríguez comenzó a dar muestras de que era una niña diferente a las demás. Las muñecas nunca la sedujeron tanto como un balón de fútbol. 'Siempre que la llevaba a comprar, cogía un balón y guayos. Una sola vez fue que le regalé una muñeca, pero no le interesó', apunta su madre Irenes Rodríguez.
Su hermano Víctor fue quien descubrió su talento para jugar. Quedó sorprendido con sus virtudes, creyó en ella y tocó puertas para que se formara en una escuela de fútbol.
'Cuando mi hijo me dijo que la niña jugaba bien, yo no le creí mucho, él me insistió para meterla en una escuela de fútbol. Él se paró en la cacha del cementerio Universal, le dijo a varios profesores, pero le decían que no porque era niña. Pero un técnico de apellido Montaño le recomendó que la llevara a la cancha de Los Pinos. Yo llegué con pena porque solo eran niños, pero ese día hizo tres goles, apenas iba a cumplir 7 años. Después, en un torneo en El Carmen, metió seis goles. Entonces, los entrenadores empezaron a buscarnos', agrega la mamá.
El 2018 comenzó alegre para Iranis. Uno de los primeros días de enero, se levantó más emocionada que nunca. La convocatoria para armar las Tiburonas, el equipo femenino del Junior, había comenzado. La pequeña acudió entusiasmada y segura de que sería una de las escogidas. 'En el primer entrenamiento que hizo el profesor Álvaro (Núñez), enseguida dijo que se quedaba. Yo me alegré mucho', agrega doña Irenes.
Iranis por momentos se pellizca, aún no cree que lo que está viviendo es una realidad. Se queda en silencio, pero cuando reacciona habla con propiedad, la misma que mostró en la cancha del estadio Roberto Meléndez el pasado domingo, cuando anotó uno de los goles en la victoria 4-0 sobre Real Cartagena (ver recuadro).
Gracias a su desparpajo, agilidad, dominio de balón y estatura, muchos la llaman ‘La Messi’.
'No me imaginaba que a esta edad iba a llegar a un equipo profesional, aún no me lo creo. Nosotras somos hembras que también podemos jugar fútbol. Soy rápida, lucho y no le tengo miedo a nada. Pateo bien. Espero ayudar a las Tiburonas a ser campeonas. Quiero ser grande y jugar en Europa, en el Real Madrid o el Barcelona. Lo más importante es no perder la humildad, ojalá todo se me dé porque quiero ayudar a mi familia', agrega Iranis, que es admiradora de Messi, Cristiano Ronaldo, Neymar y Ronaldinho.
Iranis cursa décimo grado en el colegio Germán Vargas Cantillo Fe y Alegría, donde es la sensación. Los profesores, los alumnos y la rectora, Lucy Escalante, la adoran. Además han sido flexibles con los horarios y la apoyan en su sueño de seguir creciendo como futbolista.
'Cuenta con todo nuestro apoyo. Ella es un potencial, por eso acá le damos toda las comodidades, porque queremos que ella se siga formando. Además, es nuestro talento, está aquí desde sexto grado. No nos perdemos un juego de ella', sostiene la rectora de la Institución.
Después de cada entrenamiento con las Tiburonas, el bus del equipo la deja en la puerta del colegio y ahí nutre sus conocimientos. Cuando no entrena en las mañanas, su hermano Yordy la lleva en la moto al colegio o hasta la Circunvalar, donde toma una Dacía o un bus para llegar a tiempo a las clases.
En medio de sus sacrificios e inocencia, Iranis Centeno Rodríguez es la ternura y la magia de las Tiburonas.
Su emoción
Emocionada y con mucha felicidad, se mostró Iranis Centeno después de anotar el cuarto gol de las Tiburonas en el triunfo 4-0 ante Real Cartagena, en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez. 'Se me salieron las lágrimas y lloré. Sentí una gran emoción. El corazón me latía fuerte, se me quería salir cuando anoté ese gol', contó la pequeña.





































