'Me tomé una selfie con Djokovic, me abrazó y me sacó la lengua': María Fernanda Herazo

'¡Wow! ¡Esa soy yo!'. La expresión de asombro es de María Fernanda Herazo, que no puede evitar sonreír al ver las fotos cuando era una niña de ocho años y comenzaba a dar sus primeros raquetazos. La tenista barranquillera va pasando las imágenes del archivo digital de EL HERALDO y para cada una de ella hay una historia.

‘Mafe’ aún mantiene las mismas energías de aquella niña que comenzó a jugar en la cancha de cemento del barrio el Hipodromo de Soledad, su tenis ha evolucionado, ha ganado títulos. A las grandes figuras del deporte blanco ya no las ve por televisión, ahora posa al lado de ellas, se toma fotos y aprende de su experiencia.

María Fernanda es la gran esperanza del tenis en Barranquilla, sus sueños los tiene claro y quiere dejar en alto el nombre de Colombia en cada una de la canchas del mundo en las que juegue.

Hace mucho no veía esas fotos. Antes de irme a Europa comencé a ver unas fotografías mías de cuando era más pequeña y salieron unas donde estaba en Medellín jugando el Mundial de los 12 años.

Lo que me caracteriza desde muy niña es ser muy activa, ser hiperactiva, estar todo el tiempo sonriendo, ser carismática. Cuando estaba muy pequeña tenía mucha energía y corría por todos lados y ahora también soy así. También soy muy humilde, me gusta compartir con todos mi historia, ayudar a la gente.

Hay muchos. El que más recuerdo el Mundial Juvenil. Eso fue algo único. Lo recuerdo tanto porque desde los 8 años yo iba y veía a las jugadoras y les pedía fotos autógrafos. Yo decía esto es lo máximo y quería jugar ahí. Cuando tuve la posibilidad de ver a Mariana Duque ganando yo estuve super emocionado y le pedí una foto. Después de ese momento dije que me quería ganar ese torneo. Ese fue uno de los triunfos que más me marcó porque sí me imaginaba ganando el Mundial, lo soñaba. Ese estadio estaba llenísimo y sentí mucha adrenalina de ganar y jugar bien. Me lo gané en Barranquilla y estaba impresionada de la gente que vino a apoyarme.

Desde muy pequeña siempre he estado enfocada en lo que quiero con el deporte. Estoy trabajando muy fuerte, no me ha tocado fácil, han sido años de lucha, de sacrificio, pero gracias a Dios tengo unos padres que me apoyaron siempre. Ellos me ayudaron a seguir adelante. Cuando a las personas les toca muy fuerte en la vida marcan diferencia y salen adelante.

Claro, yo vivía en Soledad y me levantaba muy temprano a ir a entrenar, pero para mí eso era lo máximo. Yo vivía en el barrio Santa Inés, de Soledad, y tomaba un bus para irme hasta las canchas de la Liga (que están detrás de Buenavista), pero cada vez que yo entraba a esa cancha me sentía feliz. Cuando me iba bien dije: esto es lo mío y me quedo con esto.

Yo empecé en la cancha del barrio Hipódromo porque no teníamos los suficientes recursos para ir y volver, tampoco para pagar una academia y decidí empezar a jugar como algo recreativo, no como algo en serio. Jugaba con mi papá, poníamos unos tubos y así jugábamos. En mi casa poníamos los muebles y yo le pegaba a la pared, entonces esos lindos recuerdos te vienen a la mente cuando estás jugando torneos importantes. A mí me pasó cuando jugué el Roland Garros y Wimbledon. Si para mí era lo máximo jugar en una pared ahora jugar en una cancha de Wimbledon y Roland Garros es una sensación impresionante.

Serena Williams, pero también opto mucho por Garbiñe Muguruza porque el juego de ella con el mío es muy parecido. Ambas somos enérgicas, muy concentradas y damos lo mejor. Mi referencia es Garbiñe Muguruza, pero Serena es lo máximo. Tuve la posibilidad de compartir con ella camerino y foto.

Simplemente en Roland Garros. Estábamos en el camerino, iba entrando Serena Williams y yo dije: no puede ser, esa es Serena. Ella se fue quitando la ropa y quedándose en top deportivo. Le pedí una foto, me preguntó que de dónde era, le dije que de Colombia. Me saludó, no cruzamos mayores palabras porque yo estaba super nerviosa, pero fue lo máximo.

Unos de mis objetivos a cumplir es poder estar en los Juegos Olímpicos, poder darle a mi país una medalla, poder escuchar ese himno, esa es la mejor sensación que un deportista puede sentir porque yo soy completamente enamorada de mí país.

Me visualizo en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, en cuatro años más creo que voy a estar cumpliendo mis objetivos.

El coraje, la valentía, las ganas de luchar, la capacidad de lucha es lo más importante y lo que me hace un poco diferente.

Una que estuvo 120 del mundo, se me escapa el nombre ahora. Me ganó 6/2, 6/1, pero me hizo conocer toda la cancha. Era una maestra, ese ha sido el partido más complicado de sacar. No pude.

Djokovic porque es un jugador respetado y lucha hasta el final. Como persona es muy bueno.

Sí, en Wimbledon tuve la oportunidad de cruzarme con él y tomarme unas fotos. Me tomé una selfie y me sacó la lengua, me abrazó y me hacía caras.

Lo máximo y diferente fue con Ana Ivanovic, ese si fue ¡uff! Ella es toda enérgica como yo, le pedí una foto y con gusto aceptó. Entonces miraba las fotos y me decía: esta no me gusta, tomémonos otras. También tuve la posibilidad de tomarme con Roger Federer, pero a ese uno le tiene un respeto. Es presencia, yo no le podía decir a Roger Federer que sacara la lengua porque es Roger Federer. En cambio ‘Nole’ es más tranquilo, descomplicado.

Yo veía muchos partidos de Rafa Nadal cuando estaba pequeñita y decía quien quita que algún día lo conozca, y se dio la posibilidad. Yo decía: pero si yo lo veía cuando era pequeñita y ahora estoy al lado de él.

No, en el equipo ITF que yo estaba eligieron a uno, pero era un hombre y yo dije: no puede ser. Las mujeres nos dejaron aparte. Ellos volearon con Djokovic, Murray y Roger. Yo nada más tuve el acercamiento con ellos, el momento de la foto, compartir el mismo lugar, compartir el restaurante.

Ganarme un Roland Garros porque esos torneos son lo máximo. Me levanto por ese sueño de ganarme un Grand Slam y también darle la medalla de oro al país. Esas dos cosas son mis motores.