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A lo largo de los últimos cinco años, Marlene* ha tenido que ver y oír, de primera mano, las desgarradoras historias de menores migrantes que han sido sometidas a diferentes formas de explotación sexual, en varias de las ciudades que hacen vida a lo largo de la porosa frontera entre Colombia y Venezuela.

La mujer, quien pidió no revelar su identidad por estar vinculada a una fundación, aseguró que la 'normalización de estos episodios' es lo que más la aterra, pues en esos territorios este tipo de sucesos ya no son 'tomados en cuenta ni por las autoridades'.

El escenario deja en evidencia la vulnerabilidad a la que se enfrentan los menores que se ven envueltos en el fenómeno de la movilidad humana en Colombia, donde los niños, niñas y adolescentes terminan quedando más expuestos a un sinnúmero de riesgos.

'Hemos tenido casos de niñas, incluso menores de 12 años, que llegan buscando ayuda para poder interrumpir sus embarazos. Estas menores, en su mayoría, son explotadas en las trochas y zonas de tolerancia de ciudades como Cúcuta y Maicao', señaló la mujer, quien se desempeña como abogada.

Marlene relató que también ha habido casos de niñas que son referidas a la fundación por otras que 'ni siquiera están menstruando', cuyas edades oscilan entre los 7 y 10 años.

Muchas de estas menores son 'captadas' por casas webcam, donde llegan a cobrar entre $1.000 y $4.000 a quienes quieran tener sexo con las menores. Todos estos casos han sido puestos en conocimiento de las autoridades.