En una acción que conmocionó al país, dos uniformados del Ejército Nacional resultaron gravemente heridos tras ser rociados con gasolina y prendidos en fuego por 15 civiles, presuntamente instigados por los Comandos de Frontera (una facción de las disidencias de las FARC), mientras destruían un laboratorio para el procesamiento de cocaína en la vereda Siloé, jurisdicción de Villagarzón, Putumayo.
Las víctimas fueron identificadas como el subteniente Miguel Ángel Mejía, con quemaduras en el 75 % de su cuerpo, y el soldado profesional Sebastián Díaz, afectado en el 30 %, quienes fueron evacuados de emergencia a Florencia, Caquetá, y luego trasladados al Hospital Militar en Bogotá.
Los demás soldados que participaron en la operación priorizaron apagar las llamas y evacuar a sus compañeros, mientras los agresores emprendían la huida.
El brigadier general Yor William Cotua, comandante de la Brigada 27, en una entrevista con Blu Radio calificó el hecho como un comportamiento criminal alentado por estructuras armadas.
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“Nuestros hombres estaban cumpliendo la misión de golpear el narcotráfico en Putumayo cuando fueron sorprendidos por civiles instrumentalizados por estructuras armadas”, expresó.
Asimismo, confirmó que se cuenta con imágenes de los agresores, ya entregadas a la Fiscalía, y el ministro de Defensa, general Pedro Sánchez, ofreció una recompensa de hasta 200 millones de pesos por información sobre los responsables. Aseguró también que “no fueron comunidades reclamando derechos, sino estructuras criminales”.
La Defensoría del Pueblo repudió estos hechos y exigió una suspensión de los diálogos de paz con los Comandos de Frontera, advirtiendo que su continuidad sin un pronunciamiento claro de repudio por parte del grupo armado pone en riesgo el proceso y viola el Derecho Internacional Humanitario.
“Guardar silencio frente a estos actos de barbarie pondría en grave riesgo los avances alcanzados en el proceso de paz”, indicó la delegación, subrayando que el crimen viola el Derecho Internacional Humanitario.
Alias ‘Popeye’, el cerebro del narcotráfico en Putumayo
El general Cotua explicó que los laboratorios de cocaína en Putumayo son operados por civiles sometidos a la presión de estructuras armadas. Señaló que los Comandos de la Frontera, están bajo el mando de alias Popeye, líder de la estructura 48, que cuenta con aproximadamente 600 hombres armados.
Según el alto oficial, “la población civil se mete a proteger los laboratorios porque hay una instigación a delinquir. Sin embargo, los verdaderos beneficiarios de estas economías ilegales son los grupos armados organizados”.