El ministro del Interior, Armando Benedetti, justificó este martes la necesidad de mantener la colaboración con Venezuela en operaciones de seguridad fronteriza, pese a las críticas que despierta el acercamiento entre los dos gobiernos. Pues, según afirmó, romper los canales con Caracas podría tener efectos contraproducentes para el país.
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Inicialmente, en entrevista con ‘Blu Radio’, el ministro advirtió que un distanciamiento diplomático con el vecino país no solo sería inconveniente, sino que favorecería a los grupos armados que operan en la frontera. “Usted no le puede regalar la frontera entonces al gobierno de Venezuela... si usted llegara a ponerse de pelear con nuestros hermanos venezolanos, entonces usted le está diciendo: ‘Ayuden a la ELN y ayuden entonces a los narcotraficantes’”, afirmó.
Además, insistió en que la prioridad ahora es sostener la cooperación en lugares como el Catatumbo, donde las fuerzas militares venezolanas han permitido que operaciones colombianas logren contener a grupos ilegales que cruzan la línea limítrofe.
El jefe de la cartera del Interior Reconoció que el presidente Gustavo Petro ha pedido a Nicolás Maduro expulsar de su territorio a las guerrillas que se resguardan allí, pero recordó que el problema no se limita a Venezuela, ya que Colombia también tiene decenas de campamentos insurgentes en su propio territorio.
Además, Benedetti también se refirió al narcotráfico, tema que atraviesa las relaciones con Estados Unidos y Venezuela. Explicó que el 95 % de la cocaína que parte de Colombia hacia Norteamérica lo hace por rutas marítimas, y no por la frontera terrestre, lo que debería llevar a Washington a centrar mayores esfuerzos en interdicción naval. En ese contexto, mencionó que Haití se ha convertido en un punto de tránsito clave y que la falta de control en ese país facilita la expansión de redes criminales que afectan a toda la región.
Sobre las diferencias entre la visión de la Casa de Nariño, que ha destacado gestos de cooperación de Nicolás Maduro, y la postura de Washington, que insiste en señalarlo como jefe del Cartel de los Soles, Benedetti respondió que no se puede hablar con superioridad moral cuando en Colombia también han existido generales y figuras políticas implicadas en narcotráfico. “No podemos estar mirando al vecino con mala cara cuando nosotros tenemos el problema ajeno aquí”, apuntó.
Encuentro congresistas estadounidenses
El ministro relató además los detalles de su encuentro con los congresistas estadounidenses Rubén Gallego, demócrata de origen colombiano, y Berny Moreno, republicano de ascendencia latina. Describió la cita como positiva y aseguró que ambos se mostraron interesados en mejorar las relaciones bilaterales y en apoyar la lucha antidrogas. Según Benedetti, los legisladores fueron claros al preguntar qué podían hacer para robustecer la cooperación y mostraron disposición a “escribir un nuevo libro y borrar todo lo que se hubiera dicho” en el pasado.
En medio de estas tensiones y de la compleja posición geográfica de Colombia, Benedetti defendió la idea de avanzar hacia una zona binacional en la frontera que no se limite al componente militar, sino que contemple mecanismos de integración social y económica. Dijo que esta figura, planteada en gobiernos anteriores, permitiría a los habitantes acceder a servicios de salud, educación y comercio con trámites simplificados, lo que ayudaría a aliviar los rezagos históricos de las comunidades fronterizas.
Finalmente, el ministro cerró su intervención reconociendo que la relación con Venezuela es compleja y que Colombia carga con una responsabilidad ineludible como principal productor de cocaína del mundo. Sin embargo, reiteró que el pragmatismo debe prevalecer: mantener abiertos los canales de cooperación con Caracas mientras se buscan fórmulas con Estados Unidos para enfrentar el narcotráfico y reducir las tensiones diplomáticas.