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La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (UBPD) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de Colombia entregaron a su familia el cuerpo de una persona desaparecida en 2014 en Fusagasugá, departamento de Cundinamarca.

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Cuando desapareció Ricardo Arias Ardila tenía 54 años de edad, era comerciante y líder pastoral en su comunidad. Desde abril de 2014, su familia vivió la incertidumbre de no saber qué había ocurrido ni dónde estaba, informó el pasado jueves la JEP.

Su rastro, perdido en una región, fue hallado en otra: a orillas del río Magdalena, el principal de Colombia, en el municipio de La Dorada, Caldas.

El cuerpo de Arias fue uno de los 22 recuperados por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) en el Cementerio Católico Central de La Dorada.

Allí había sido inhumano como no identificado, en el columbario San Lucas. La investigación extrajudicial permitió establecer que fue ingresado al cementerio el 2 de mayo de 2014, sin datos que permitieran establecer quién era y fue sepultado sin identificar.

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Este camposanto tiene medida cautelar adoptada por la Sección de Ausencia de Reconocimiento de Verdad (SARV) de la JEP, en 2021, para proteger puntos de interés forense donde se podrían encontrar personas dadas por desaparecidas en el conflicto armado.

“Después de 11 años sin saber dónde estaba mi padre, hoy tenemos certeza”, dijo Richard Arias durante la ceremonia de entrega digna. El cuerpo de su padre fue trasladado y sepultado en un cementerio de Bogotá, esta vez con su nombre y acompañado por su familia.

Según los testimonios recogidos por la Unidad de Búsqueda, Arias se habría negado a pagar extorsiones, lo que posiblemente lo convirtió en blanco de los grupos que operaban en la zona.

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Aunque no tenía militancia política, era un líder comunitario y religioso muy respetado, una condición que, en el contexto del conflicto armado, implicaba un alto riesgo, explicó el pasado jueves la JEP.

Colombia registra más de 126.895 personas desaparecidas en el contexto del conflicto armado. En Cundinamarca y Bogotá, más de 6.500 personas continúan desaparecidas, según registros de la UBPD.