Caso Nancy González revive debate sobre comercio de pieles animales

Este viernes 8 de julio se produjo la captura de tres personas pedidas en extradición por Estados Unidos, acusados de integrar una red que enviaba ilegalmente artículos de marroquinería elaborados con pieles de animales exóticos y en peligro de extinción en Colombia.

Entre los detenidos, se encontraba la famosa diseñadora colombiana Nancy González De Barberi, que según las autoridades estadounidenses pagaba a personas para que viajaran a ese país a llevar carteras y bolsos elaborados a partir de piel de babilla, serpiente y otras especies silvestres.

Una Corte del Distrito Sur de La Florida llamó a la diseñadora Nancy González y a dos de sus presuntos ayudantes para que respondan por los delitos de contrabando y concierto para importar y llevar vida silvestre a Estados Unidos, sin los permisos de las autoridades ambientales.

Pese al horror que supone para los defensores de animales el uso de pieles con fines de lujo, Nancy González no responderá por ningún delito asociado al maltrato o tortura animal, ni siquiera en Colombia.

En Colombia, aún no existe una reglamentación que prohíba expresamente el comercio de pieles de animales, pues la mayoría de las normas se sustentan exclusivamente en las leyes para prohibir el tráfico y comercialización de fauna silvestre en el país sin autorización.

De hecho, el artículo 328 del Código Penal expresa penas de 60 a 135 meses de multa para quienes 'trafiquen, adquieran, exporte o comercialicen SIN PERMISO de la autoridad competente, especímenes, productos o partes de la fauna acuática, silvestre o especies exóticas'.

En departamentos como Cundinamarca y Huila hay zoocriaderos que además de tener licencia para la venta de animales de cría, utilizan avestruces para la comercialización de su carne, su piel, sus huevos y hasta sus plumas.

En ese mismo sentido, en la capital del país se denunció la existencia de mercados irregulares de animales. En las imágenes difundidas por el Instituto de Protección y Bienestar Animal se evidenció a un pavo real desplumado, en mal estado.

No obstante, las autoridades no pudieron hacer nada puesto que este tipo de aves se considera doméstica y no silvestre, lo que imposibilita que sean quitadas a sus tenedores.

Sin embargo, quizás el caso más crítico es el del caimán aguja, que pese a que se encuentra en la categoría de peligro de extinción, a través de la resolución 2298 de diciembre de 2018, el gobierno colombiano volvió a permitir el comercio de la piel de esta especie.

De acuerdo a lo sostenido por el Ministerio de Medio Ambiente, esta decisión se tomó luego que se hubiera desarrollado un exitoso programa de repoblación de la especie entre 2002 y 2017.

Aunque el Gobierno Nacional aseguró que esta medida se restringiría exclusivamente a las especies dentro de la Bahía de Cispatá, las críticas por el uso de pieles animales como una práctica en contra del bienestar animal, no se hizo esperar.

Pese a este complejo escenario para los defensores de animales en Colombia, el 10 de agosto de 2020 se promulgó la ley 2047 por medio de la cual se prohíbe la experimentación con animales para la producción de productos cosméticos.

Esta decisión fue celebrada incluso por la reconocida organización de protección animal, Peta, quien una vez más pidió que Colombia diera un paso más adelante y que al igual que Israel, prohibiera por igual el comercio de animales de pieles para la moda.