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Diversos estudios han demostrado las afectaciones que pueden generar los malos hábitos de sueño en el sistema inmunológico y el desarrollo de determinados cánceres (como los hematológicos), hipertensión y diabetes. Incluso hay evidencia científica de que dormir menos de seis horas y media al día reduce, a largo plazo, la efectividad de las vacunas hasta un 20 %.

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Los expertos advierten que no cuidar el sueño y no dormir las horas necesarias es “una tremenda agresión biológica” y la causa oculta de patologías que obligan a los pacientes a peregrinar de especialista en especialista.

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Sin embargo, gran parte de la población mundial no considera el sueño como una actividad tan importante como la alimentación o el ejercicio físico, por lo que en su cotidianidad decide restar horas de sueño para ocio u otros planes de interés por falta de tiempo personal durante la jornada.

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El cuidado de la calidad del sueño también va de la mano con el cuidado de la salud mental, ya que determina en cierta medida los estados de ánimo y el rendimiento académico y laboral.

El presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES), el neumólogo Carlos Egea, indicó en marzo pasado, en el marco del Día Mundial del Sueño, que el sueño determina “lo que somos y lo que vamos a ser” por lo que dormir menos de siete horas aumenta la probabilidad de tener enfermedades cardiovasculares, el riesgo de ictus e infarto.

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Precisó además que el consumo continuado de fármacos para el insomnio (benzodiacepinas) conduce al deterioro cognitivo y puede disminuir la esperanza vida hasta 2,5 años.

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Un reciente estudio, liderado por Elizabeth Klerman, experta en sueño del Hospital General de Massachusetts y docente de Neurología en la Facultad de Medicina de Harvard, arrojó que dormir hasta más tarde durante el fin de semana ayuda considerablemente a recuperar el descanso que se pierde de lunes a viernes por las ocupaciones académicas o laborales.

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“Dormir hasta tarde un par de mañanas puede ser una forma considerable de hacer mella en la deuda de sueño”, señala Klerman.

Aunque advierte que dormir un poco más los fines de semana no reemplaza en su totalidad el sueño perdido durante la semana, sí puede compensar algo y prevenir enfermedades.

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Para llegar a esta conclusión Elizabeth Klerman y su equipo de investigadores analizaron los patrones de sueño de un grupo de personas durante varios días. Lo que hallaron fue que las horas “extra” de sueño ayudan a “restaurar” algunas funciones cognitivas y físicas que se ven afectadas por la pérdida de sueño.