Por más de cuatro horas la familia Pacheco debió cargar a su difunto de un cementerio a otro en el municipio de El Copey, Cesar, porque no se lo dejaban sepultar tras ser sospechoso de COVID-19.
Cumpliendo con los protocolos de bioseguridad, llegaron hasta la puerta del cementerio Central, pero el encargado no los dejó pasar, debido a que al parecer por disposición de la Alcaldía se había dispuesto de un lote en otro sector para la disposición final de cadáveres de pacientes sospechosos o confirmados con coronavirus.
Ante la negativa, pese a que tenían una bóveda paga en ese campo santo, se dirigieron con el cuerpo hasta el lote que está enmontado y sin cerramiento, pero la comunidad del barrio El Carmen, aledaño al predio donde sepultarían a su ser querido también se opuso, generándose un enfrentamiento para evitar que el cuerpo quedara allí.
Mary Isabel Pacheco, hermana Luis Alberto Pacheco, quien había fallecido luego de presentar complicaciones respiratorias, contó que 'la gente se volcó a la calle para impedir que la carroza fúnebre llevara el cuerpo hasta el lote que dispuso el alcalde Francisco Meza para la sepultura, nos corretearon y hasta casi parten los vidrios del vehículo'.
Ante esta situación regresaron al cementerio Central donde encontraron un candado en el portón, donde tampoco los dejaban entrar. 'Acudimos al alcalde, a la personería, y nada. Gracias a la intervención de la Policía, finalmente pudimos llevar darle sepultura a mi hermano', indicó.
Sostuvo que en la clínica donde falleció su ser querido la prueba para COVID-19 le salió negativa; pero luego pocos minutos ante de darle sepultura la secretaría de Salud de El Copey envió una certificación donde indicaba que en una segunda muestra dio positivo. 'Estamos indignados por todo esto, mi hermano comenzó con dolor de cabeza y fiebre, fue al hospital de El Copey y de ahí lo remitieron a una clínica de Bosconia, nunca nos dijeron que era paciente COVID, sino que tenía una neumonía viral'.