Codazzi, en el norte del Cesar, le apunta a la reactivación del algodón. La otrora capital ‘blanca’ de Colombia, que en la década que inició en 1970 llegó a producir más de 70.000 hectáreas del cultivo, tiene las condiciones, la vocación agrícola, los suelos y la infraestructura para recuperar uno de los principales renglones de la economía, que por diferentes factores se encuentra prácticamente desaparecido.
La iniciativa la impulsa el alcalde de esa localidad, Luis Peñaloza, quien en reunión con los productores, técnicos, ingenieros agrónomos y los mandatarios de otros municipios como Bosconia, Aguachica, Becerril y San Diego, además del gobernador del Cesar, Francisco Ovalle, lideró la creación de un comité pro reactivación del cultivo, partiendo de estrategias para bajar los costos de insumos. Entre ellas está el uso de semillas transgénicas de una variedad creada por Corpoica y que es resistente a las plagas, reactivar infraestructura instalada que en el pasado hizo parte de la bonanza, la experiencia y conocimiento de la gente, las potencialidades de la tierra y la cooperación interinstitucional.
'Nosotros somos por generación y tradición, algodoneros. Sentimos, vivimos y nos hicimos alrededor de este cultivo. Entonces, viendo que tenemos todas estas condiciones y que estamos en una sociedad pobre porque su modo de trabajo se acabó, encontramos que una de las formas para generar empleo y desarrollo es volver a la economía primaria. Con los demás alcaldes estamos trabajando en un proyecto piloto que nos va a dar la oportunidad de reactivar el algodón. La proyección es lograr la siembra de 2.000 hectáreas el próximo año', indicó.
El cultivo es viable
El ingeniero agrónomo Luis Armando Castro sostuvo que 'el cultivo es viable en Codazzi. Tenemos dos desmotadoras, las condiciones climáticas aptas, la historia del algodón, todo el progreso que generó en la región la vocación agrícola y los beneficios económicos y sociales que el producto genera. Todo esto llamó a la administración municipal a no seguir siendo espectadores del deterioro de una actividad próspera'.
'Construimos una propuesta en la que estamos demostrando que podemos bajar costos y elevar niveles de competitividad y rentabilidad, empezamos analizando componente por componente: en el caso de los fertilizantes hicimos un ejercicio donde evidenciamos que podemos disminuir su uso en 50%. Lo más importante es que Corpoica generó una semilla transgénica que la vamos a multiplicar este semestre, es una variedad con mejoramiento genético resistente a las plagas, lo que nos permite no depender de las semillas importadas. Primero, es una semilla adaptada a las condiciones de la zona y, segundo, pasaríamos de un precio de 48.000 pesos el kilo que cuesta la importada a 10.000 pesos el kilo por la nacional, lo que representa una disminución significativa del precio', explicó.
Señaló que con la Gobernación del Cesar se gestiona el uso del banco de maquinaria para la preparación de los suelos, además de una campaña fitosanitaria que nos permita contrarrestar la amenaza de insectos. Mientras, con los demás alcaldes se conformará un frente común para exigir al Gobierno nacional políticas públicas que estimulen el cultivo del algodón.
Gestiones ante el Gobierno
El gobernador del Cesar, Francisco Ovalle, anunció que realizará gestiones ante el Ministerio de Agricultura, Finagro, Banco Agrario, Corpoica e ICA, tendientes a respaldar la iniciativa, a fin de que los algodoneros tengan bases ciertas y seguras para la cosecha 2018–2019.
Los cultivadores mostraron al mandatario, a través del agrónomo y entomólogo Luis Armando Castro Ortega, el documento denominado ‘Propuesta para mejorar la competitividad y sostenibilidad del cultivo de algodón en el Cesar’ con el cual argumentaron las bondades de ese cultivo como generador de ingresos y jornales, que encajan en el programa Cesar Siembra.
Los productores solicitaron el acompañamiento del gobernador para lograr la asignación por parte de Finagro de créditos específicos, a tasas moderadas y oportunos para dicho cultivo, así como la liberación de la semilla transgénica resistente a plagas como el picudo. También apoyo con el banco de maquinaria para la preparación del terreno y financiación de una campaña de control fitosanitario previa al establecimiento de los cultivos.
En cuanto a la comercialización y mercadeo, los productores confiaron en que si no se presentan variaciones bruscas en precios y se mantienen los que rigen a esta fecha, contando con la disminución de los costos de producción, la rentabilidad del negocio es atractiva.
Volver a la bonanza
A mediados de los 70, este municipio se convirtió en el primer productor de algodón en Colombia. En esa época de bonanza la producción de la mota blanca era tan grande que incluso llegaba gente de todos los rincones del país a trabajar en los extensos campos, siendo un territorio de progreso.
Pero llegaron la apertura económica, el cambio climático, la violencia, las plagas y dieron al traste con todo. De los 4.000 productores que en sus años dorados tuvo el algodón en esta localidad, hoy quedan pocos activos.
Arnaldo Dávila Rodríguez, ex trabajador de la Central Algodonera, Cenalgodón –de la cual quedan las ruinas en Codazzi–, sostiene que en los buenos tiempos almacenaban hasta 3.000 toneladas en estas bodegas, Allí funcionaban cuatro desmotadoras, una báscula y se generaban 125 empleos directos.
En el campo la gente no daba abasto. Se requerían tres jornaleros por hectárea, lo que para la época demandaba unas 210.000 personas. 'Aquí venía gente del Atlántico, Tolima, los Santanderes y otras regiones', recuerda.
En 1953 empezaron a llegar los primeros tractores, los campos en Codazzi se forraron de blanco y se convirtió en el principal productor nacional de algodón.
Casi tres décadas después comenzó la crisis y toda la riqueza y dinamismo económico se debilitó. Entre 1991 y 1992 los productores tuvieron pérdidas millonarias debido a las insuficientes medidas del Gobierno para enfrentar la sequía del fenómeno de El Niño, la apertura de la economía, el recrudecimiento de la violencia y la aparición de cultivos ilegales a pocos kilómetros de allí, en la serranía del Perijá. Ahora, con este proyecto esperan poder regresar a las épocas de dinamismo económico que en el pasado dejó el algodón.



















