El Heraldo
Opinión

Cartas de los lectores

VIAJANDO
Sevilla, mi amor secreto

Fue amor a primera vista. Todo comenzó al ver retratos que mostraban su pasado y su presente.

Sentí como si la hubiese conocido hace tiempo.

Su vida llena de historia, su aspecto fascinante y la sensación de que algo tenía que ver con mi vida.

Posiblemente nunca pueda viajar a España, el país donde ella se encuentra, pero Sevilla siempre estará en mi corazón.

Raúl Palacio Ortega
raulpalacio@live.com

LAS INTOXICACIONES
En el adulto mayor

A través de los años, la media de edad del paciente intoxicado se ha situado entre los 20 y 50 años, prevaleciendo en los jóvenes y a pesar de ello según los últimos estudios se viene presentando un incremento de las intoxicaciones en la edad avanzada.

En nuestro medio lo hemos venido notando, pese al subregistro que se da en esta patología, la frecuencia de intoxicaciones entre los casos de edad igual o superior a 65 años se ha venido presentando en número que no es despreciable. 

Si analizamos en detalle la epidemiología de las intoxicaciones en pacientes mayores de 65 años, vemos que, en comparación con las intoxicaciones en la población general, tiene unas particularidades y factores que se asocian conllevando a un mayor riesgo de padecerlas, entre ellos además de los cambios en la toxicocinética y las modificaciones en la toxicodinámica, como la disminución de la capacidad de metabolización y de eliminación, producidos por el proceso de envejecimiento hepático y renal,  se le suma la presencia de factores de comorbilidad como la hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares, renales, ACV, EPOC, el cáncer, etc.

Es común en este tipo de edad la pluripatología, que conlleva al exceso de prescripción, a la «polimedicación», y a la  automedicación,  la mayoría es con fármacos en donde es muy frecuente las interacciones que entre sus reacciones adversas y por sobredosis presentan unas expresiones sindromáticas (conjunto de síntomas), que muchas veces son confundidas o difícil de diferenciar de las enfermedades de base que padecen, retardando la consulta y dificultando el diagnóstico; suelen tener más trastornos del ánimo, de depresiones y mayor riesgo de suicidio, a ellos les impactan más la mala situación económica, las enfermedades físicas, los trastornos cognitivos, la dependencia y aislamiento social, toleran menos los duelos, factores que se convierten en la causa desencadenante de autolisis, acudiendo a fármacos y a sustancias químicas de alta toxicidad. 

Dado a su vulnerabilidad, son también víctimas de la “burundanga”, presentándose en lo que va transcurrido del año, un alarmante ascenso de esta actividad delictiva a estas edades.

Aunque no todas las intoxicaciones revisten gravedad, sin embargo, por el origen multifactorial, que además de contribuir en su presentación implican una mayor gravedad, tienen una mayor necesidad de ingreso hospitalario con mayor estancia hospitalaria, requiriendo en la mayoría de las veces, atención en unidades de críticos y se asocian a mayor morbi-mortalidad. 

La tercera edad, es muy frágil a las intoxicaciones y asociado a la coexistencia de comorbilidad y debido a sus especiales características, podrían estar incluidas entre las patologías comunes a estas edades. Por lo que se hace necesario tener presente las características de las intoxicaciones en este grupo etario, para que se adopten las medidas para su prevención.

Agustín Guerrero Salcedo

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