Son como unos veinte gramos de oro con plumas que cantan como un tenor, a pleno sol.
Es ‘Bellaco’, la envidia de los canarios enjaulados de la isla de Tierrabomba. Bien podría haberse bautizado ‘Blas de Lezo’. Porque es cojo y casi tuerto, aunque tiene un valor preciado: goza de una cierta libertad, que otros canarios en cautiverio no tienen.
'Yo lo suelto por donde menos usted se imagina y él va y viene', cuenta su dueño, Abigail Girado Vallecilla, un nativo de la isla de Tierrabomba, a 15 minutos de Cartagena en lancha. ‘Bellaco’ es el canario más famoso de esta isla.
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A Abigail le han propuesto que venda su canario, pero no sólo es por él que no se atreve a hacerlo, sino por su mujer que una vez le advirtió con determinación que el día que él vendiera ese pájaro, ese mismo día ella empacaba sus ‘corotos’ y se largaba de su vida.
Ya el joven dueño del canario sufrió una experiencia que no olvida y que le costó reproches de miedo de su familia.
Uno de sus mejores amigos, conocido como el ‘Gallo’, lo convenció de que le prestara a ‘Bellaco’ para ver si lograba 'pulir' a su canario. Quería que ‘Bellaco’ le enseñara a volar sin irse al suyo. Le insistió unas veinte veces a Abigail hasta que este cedió.
Días después cuando fue por su canario, el joven e encontró con una mala noticia. Su pájaro prodigioso sufrió una caída y se partió una pata. Se le vino encima el mundo a Abigail. Corrió a salvarlo. Lo llevó a dónde otros tenedores de canarios en jaulas y lo fueron curando poco a poco. ‘Bellaco’ sobrevivió, pero no hubo más remedio, quedó lisiado.
Superado el dolor, el ave siguió en las mismas, cantando al cielo y al mar, con la misma alegría del que está vivo sobre la tierra.
Otro mal día recibió un golpe en uno de sus ojos y quedó con la visión disminuida.
Cuál es el secreto
Abigail cuenta que hace cinco años tiene a ‘Bellaco’. Le puso ese nombre por un personaje que le daba mucha risa de una novela de televisión que se llamó Chepe Fortuna, que era la historia de un pescador de la Costa.
Él acostumbra a salir de paseo con su canario cantor por la soleada Tierrabomba, porque cada vez que lo saca de su jaula y lo deja a su libre albedrío, sin temores de que emprenda huida, tiene un grupo de curiosos y amigos que lo rodea y que no se cansa de ver lo que parece mentira.
El secreto que todos quieren saber es cómo el joven logró que el ‘Bellaco’ saliera de su prisión, comiera lo que quisiera, se fuera a los árboles y regresara a cantar si su dueño se lo pedía.
La explicación de Abigail es sencilla: 'Un día amanecí aburrido y como tenía la idea en mi mente, tanto que hasta en los sueños se me aparecía, lo solté. En ese entonces mi pajarito estaba normal, con sus dos paticas. Voló y no se fue. Creo que es por el cariño que le doy'.
El joven cuenta que lo suelta por su casa para que se divierta, libre, pero que debe estar muy vigilante porque hay dos gatos que se saborean cuando lo ven.
'Él (el canario) ve a un gato y deja de cantar, se queda mudo, se asusta', cuenta.
Así ‘Bellaco’ cuando lo llevan a la calle, levanta su pico, canta, vuela y se pavonea como si supiera que es la estrella de las plumas de oro de Tierrabomba.