El Heraldo
RAFAEL POLO Y HANSEL VÁSQUEZ
Barranquilla

Las ciénagas del Atlántico se están secando

De acuerdo con un estudio de la Universidad del Atlántico, los cuerpos de agua del Departamento han perdido profundidad y están altamente contaminados.

Las ciénagas del departamento del Atlántico se encuentran en cuidados intensivos. Los  pronósticos de vida por parte de los ‘médicos’ no son para nada alentadores, aseguran que les queda poco tiempo y que su existencia está sujeta a rigurosos procedimientos que deben ser aplicados lo más rápido posible para salvarlas de una extinción total. 

Están sufriendo de desecación y de un incremento en la contaminación, han perdido capacidad depuradora y la profundidad es hoy muy reducida. Sus inquilinos, los peces y otros animales acuáticos, están siendo receptores del mal que las aqueja, formando así un efecto dominó. 

Todo lo anterior es resultado de una investigación realizada por la Universidad del Atlántico, a través de un equipo conformado por el Grupo Biodiversidad del Caribe Colombiano, que permitió formar diez profesionales de pregrado, seis magíster, dos doctores y se ejecutó con la participación de 25 investigadores. 

De acuerdo con Luis Carlos Gutiérrez Moreno, vicerrector de investigaciones, extensión y proyección social de la Universidad del Atlántico, desde el año 2005 vienen desarrollando exploraciones en los cuerpos de agua del departamento, incluidos unos de Bolívar y del Magdalena. 

 Hace tres años –dice- enfocaron su interés en estos ecosistemas como la Laguna de Luruaco, Embalse El Guájaro, Canal del Dique, Ciénaga El Jobo y la ya extinta Ciénaga El Uvero ubicadas en el sur del Atlántico y centro de Bolívar.

El estudio advierte que dentro de pocos años, si no se hace una intervención de forma inmediata, nuestra riqueza hidrográfica está próxima a desaparecer.

“Desde el año 2000 hasta la fecha el departamento del Atlántico ha perdido en promedio entre 5 a 7 mil hectáreas de espejo de agua y esto ha reducido la capacidad de embalsamiento, así como también ha perdido profundidad porque las ciénagas se han ido colmatado y el agua que acumulan hoy son en proporción menor”, cuenta el investigador. 

Este fenómeno las limita en su principal función hidrológica que es amortiguar inundaciones y para el caso del departamento del Atlántico representan las únicas reservas de aguas naturales para superar los largos periodos de sequía y la alternativa más económica para mitigar los efectos del cambio climáticos.

Los resultados del estudio, que fue financiado por el Sistema General de Regalías (SGR), muestran que hay altos niveles de materia orgánica en las ciénagas, incrementando las poblaciones de  bacterias fecales, que evidencia la falta de tratamiento de vertimientos de aguas residuales domésticas, de la industria y las escorrentías de áreas colindantes con uso agrícolas y de ganaderías, por lo cual los índices de la calidad física, química y biológica de estas aguas revelan restricciones para el uso potable, para producción piscícola, para riego de algunos cultivos y otras actividades productivas como el uso recreacional de este recurso. 

Según Gutiérrez estos cuerpos de agua llegaron al tope de capacidad de seguir recibiendo vertimientos sin tratamientos, se han generado condiciones que pueden ser irreversibles en los planes de restauración. Explica que cuando se presentan niveles altos de eutrofización se convierten aguas con riesgo para la riqueza íctica y otra biodiversidad hídrica que albergan las ciénagas. 

“Si bien las sustancias como el nitrógeno y el fósforo son nutrientes para que la ciénaga prospere, cuando se superan ciertos niveles son tóxicos para los peces, generan una producción de algas que no son alimenticias en el sistema.

Desechos rodean parte de la Laguna de Luruaco, convirtiéndose en foco de contaminación.

En ese sentido, nuestras ciénagas están ofertando hoy una agua de poca cantidad y mala calidad para la actividad de los pescadores de la zona”, explica el vicerrector de investigaciones de la Uniatlántico.

Esta situación –según reportes del equipo investigativo- ha repercutido en varios procesos que se dan en estos ecosistemas, uno de ellos es la disminución de un 40% de las especies de peces en el departamento y con ello la desaparición de algunas de suma importancia económica para la región. 

El coroncoro, el bagre, el blanquillo, el bocachico, la lisa y el lebranche, son algunas de las especies que han sentido el impacto que se ha generado dentro de las ciénagas y por consecuencia ha afectado la economía de los pescadores que encuentran su sustento diario en estos espejos de agua.  

“Hoy en día las especies más dominantes dentro de los ecosistemas son la tilapia y la cachama, especies piscícolas que no son nativas. Sin embargo, estas dos especies también están teniendo problemas porque no están encontrando alimento suficiente para crecer las tallas que corresponden en los tiempos que se requieren”, cuenta Gutiérrez, quien agrega que los programas de sembrar alevinos en las ciénagas no garantizan una buena producción. 

El docente de la Uniatlántico  explica que el mismo complejo lagunar debería proveer estas especies de manera natural, pero que debido a que los canales están cerrados se “rompe un ciclo” donde los peces van al río a poner sus huevos y retornan a la ciénaga. 

Lo anterior, lo reafirma Daniel Muriel López, un pescador de 80 años de edad y quien reside hace 25 en el sector de La Puntica en el Luruaco. Son 15 familias las que residen en esa zona que viven de la pesca y el cultivo. 

Muriel asegura que ya no hay peces por la falta de oxígeno en la ciénaga. “Aquí (Laguna de Luruaco) se encontraba la lisa, el lebranche, la mojarra, ahora la pesca es poca y los peces que se atrapan no tienen el tamaño”. 

Dos pescadores de Malambo reman con dificultad durante su faena de pesca en la ciénaga.

Indica que el problema de la Laguna es la contaminación, puesto que es el destino final de toda la basura de los barrios del municipio son arrastradas por los arroyos Negro y Limón. Bolsas, botellas plásticas y hasta animales muertos van a parar a este complejo lagunar. 

“Ni a la ciénaga ni a los arroyos nunca le han hecho mantenimiento y cuando llueve es todo un problema”, puntualiza.

De acuerdo con Humberto Currea, presidente de la Asociación de Pescadores y Ambientalistas de Luruaco, el estudio es “bastante apocalíptico” y de no tomar medidas inmediatas en unos 30 años desaparecerán.

“En Luruaco está la laguna del mismo nombre y la ciénaga de Tocagua, estos dos ecosistemas que se alimentan de agua lluvia están en riesgo y si no tienen acceso a una conexión con otro cuerpo de agua terminarán secándose”, afirma.

Actualmente en la Laguna se realizan trabajos de dragado por parte de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA). Se removerán un total de 300 mil metros cúbicos de sedimento, se sembrarán arboles alrededor de la cuenca y se hará la limpieza de ambos arroyos que confluyen en el espejo de agua. Los recursos por parte del Ministerio de Ambiente ascienden a los $11.000 millones.

Ante este proyecto, el presidente de los pescadores de Luruaco, expresa que los dineros deben ser bien invertidos para que la Laguna se le pueda dar el respiro que necesita hace mucho tiempo. 

“Muy pronto el municipio firmará un contrato del acueducto que vendrá desde Villa Rosa hasta Luruaco para traer agua desde el Canal del Dique, con esto se dejaría de usar el cuerpo de agua para el suministro de la población (…) La gente no toma agua de la ciénaga porque desde hace unos 10 años para acá  se tiene un imaginario de que el agua se convirtió en impotable, generaba problemas estomacales y en la piel”, dice. 

Los habitantes de los corregimientos y el municipio deben comprar agua por $2.000 cada caneca para abastecerse y poder consumirla.

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