Barranquilla

El duelo en tiempos de covid: una secuela sin fin

En menos de un año, el exconcejal Franklin Gutiérrez Varón ha perdido a siete seres queridos por el virus.

En sus ojos se nota la tristeza. Es el reflejo de una pena que aflige a su corazón. Una honda herida que la covid-19 ha abierto en lo más profundo de su ser y que está muy lejos de sanar.

Durante el último año, Franklin Gutiérrez Varón ha sufrido los embates de esta enfermedad. Siete de sus familiares fallecieron de forma intempestiva  a causa del virus. Un dolor al que se suma el deceso de otros dos allegados, aunque por causas naturales.

La dura historia de esta familia tiene su génesis en los primeros meses de la pandemia. En ese momento, su primo Rafael Peralta Gutiérrez, quien era abogado de profesión, se contagió en medio de una jornada de trabajo.

“Durante unas tres semanas recibió atención médica, pero al final se presentó el desenlace fatal”, recordó el hombre de 55 años.

“No hemos tenido tiempo de hacer duelo. Aún no he podido llorar a mi mamá. No hubo velorio. Su cuerpo salió directo al cementerio”.

Al poco tiempo, Julio Gutiérrez –a quien describió como “el primo más juicioso”– también fue afectado por el virus.

“Los reportes médicos eran favorables. Toda la familia estaba contenta porque iba a ser dado de alta, pero la muerte no lo permitió. A la semana siguiente falleció su yerno, quien era médico y fue el que lo atendió durante los días de convalecencia”. 

A esos fallecimientos se sumó el de su tío Demóstenes Gutiérrez, un hombre de avanzada edad pero con mucha vitalidad: “Tenía 91 años y todavía bailaba champeta. Su muerte fue natural, pero ahondó la tristeza que había en la familia”.  

En las semanas siguientes, el virus apagó la vida de sus tíos Tomás y Enrique Gutiérrez Segura. Paralelo se presentó el deceso de otro de sus tíos, José Rafael Varón, quien era un próspero empresario del sector de transporte especial.

Entre la familia se presume que esta muerte fue por causas naturales en medio del primer pico de contagios vivido entre junio y julio de 2020. 

A finales de diciembre, cuando pensaron que el virus había cesado su mortífero ataque, se presentó la muerte de su tío Néstor, de 59 años de edad.

“Fue a una consulta médica porque tenía gripa. Le hicieron los chequeos y encontraron una sombra en los pulmones. Se quedó en la clínica y en 12 días falleció”, rememoró.

Su tio Dionisio Gutiérrez también perdió la vida a causa de esta enfermedad en ese periodo de tiempo. Otra pérdida irreparable que hizo mella en su corazón.

El golpe más certero. Aunque tíos y primos muy cercanos hacen parte del listado de sus seres queridos que perdieron la batalla contra aquel bicho, la muerte que más ha calado en su interior ha sido la de su madre, Dioselina Varón Olarte, acontecida el pasado 29 de marzo. 

“Han sido momentos muy dolorosos para la familia. Son golpes que no llegaron por indisciplina social o falta de cuidado”.

“No hemos tenido tiempo de hacer duelo. Aún no he podido llorar a mi mamá. No hubo velorio. Su cuerpo salió directo de la clínica al cementerio. Allá solo estuvimos sus hijos y fue un episodio muy duro”, recordó Franklin, quien es sobrino del exsenador Mario Varón Olarte.

Para él, aún no es claro el momento en que el virus se alojó en la humanidad de la mujer que le dio la vida, debido a los extremos cuidados que tuvieron para evitar su contagio. 

“Jamás volví a abrazar a mi mamá. En Navidad y Año Nuevo no la visitamos. Esas fechas estuve encerrado con mi esposa y mis tres hijas, en videollamada con ella y mi papá, para evitar cualquier riesgo”, agregó el exconcejal de Barranquilla.

Franklin aún tiene presente el último cumpleaños que celebraron de su madre. Debido a la pandemia realizaron una caravana que pasó por la puerta de su casa, para así expresarle su cariño en dicha fecha tan especial. 

A Diosa, como cariñosamente la llamaban, la covid-19 se la llevó en contados días. A pesar de la satisfactoria evolución que tuvo por días, al final no aguantó los estragos que el silencioso bicho causó en su cuerpo. 

La última estocada fue la muerte de su tía Edith, mientras que actualmente otra familiar se encuentra recluida en uci, luchando contra aquel enemigo que ha amenazado con llevar hasta la lona a sus seres más queridos.

“Han sido momentos muy dolorosos para la familia. Son golpes que no llegaron por indisciplina social o falta de cuidado, sino por otras personas que sin mostrar síntomas se acercan para demostrar su cariño, sin tener conciencia de que no podemos saludar de mano o de beso”, dijo. 

En su mente aún no es clara la enseñanza o la reflexión que “Dios o la vida” ha querido dejarle con estas pruebas. Lo que sí aseguró es que a raíz de toda esta situación ha valorado “muchísimo más” aquellos momentos que puede compartir con su familia.

La historia de la familia Carrillo
Orlando Carrillo, fallecido por covid-19.

Un dolor que no ha cesado. Ese es el sentimiento que Mateo Valentín Carrillo expresa al recordar el fallecimiento de su abuelo Orlando, quien perdió la batalla contra la covid-19 en junio del año anterior. 

“Fue un suceso bastante triste, que no se lo deseo a nadie. Uno siempre tiene la ilusión de acompañar a su ser querido hasta su última morada, verlo por última vez”, indicó el joven. 

 

Mateo también indicó que “tuvimos que vivir el duelo por las plataformas virtuales. No es lo mismo ver el recorrido por el cementerio y que nadie está presente en ese sitio”.

Por eso invitó a la comunidad a “entender que el virus sí existe; que la pandemia es algo real”. 

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