Un cúmulo de efectos colaterales trajo consigo la pandemia, entre ellos, las afectaciones en la salud mental de niños, jóvenes y adultos que se vieron obligados a entrar en un confinamiento que –pese a presentarse como una medida para reducir la tasa de contagios– generó una disminución de su bienestar emocional.
De acuerdo con estadísticas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), al menos uno de cada 7 niños se ha visto directamente afectado por los confinamientos en todo el mundo, mientras que más de 1.600 millones de niños han sufrido alguna pérdida en su educación.
En Barranquilla, la situación no fue diferente. Los alumnos tuvieron que cambiar las dinámicas de aprendizaje para continuar su proceso académico en medio de la crisis sanitaria.
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Los niños y jóvenes reemplazaron las aulas de clase por espacios en casa. La pantalla de un computador o dispositivo móvil se convirtió en el tablero que a diario solían observar, ahora sin la compañía cercana de compañeros y maestros. Las sensaciones propias de un grupo de estudiantes juntos en un salón no volvieron a sentirse.
El timbre del recreo no volvió a sonar, las filas para comprar una merienda dejaron de existir. Los escenarios de esparcimiento en donde se realizaban actividades físicas se mantuvieron vacíos, es decir, el contacto físico con sus compañeros se hizo nulo.
Haber dejado de vivir este tipo de experiencias causó un impacto psicológico en este grupo, al punto que –según una encuesta internacional por UNICEF y Gallup entre niños y adultos de 21 países– al menos uno de cada 5 jóvenes de entre 15 y 24 años dijo que a menudo se siente deprimido o tiene poco interés en realizar algún tipo de actividad.
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Sin embargo, esta población en Barranquilla tuvo la oportunidad de reencontrarse en las escuelas desde el 31 de enero, cuando se puso en marcha la presencialidad total.
Con su presencia en los centros de aprendizaje, los estudiantes afirman que 'su realidad cambió' y que esta 'nueva normalidad' podrá contribuir al fortalecimiento de su bienestar emocional.
Una de ellas es María Granados, quien cursa undécimo grado en la Institución Educativa Sofía Camargo de Lleras. La joven de 16 años le contó a EL HERALDO que su regreso al plantel educativo le ha permitido experimentar aspectos que anhelaba vivenciar en dos años de virtualidad.
'Aquí el profesor tiene más contacto directo contigo y sabe cómo comprenderte, en cambio en lo virtual era prender el computador y escuchar a un profesor hablando sobre lo mismo. Solía ser muy monótono', expresó.
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Además, Granados manifestó que en medio del aislamiento preventivo se sentía 'privada de la libertad', condición que provocó alteraciones en su salud mental.
'Me sentía en una prisión, me daban ganas de abrir la puerta y salir corriendo. A veces daba clases sin desayunar y sin bañarme', afirmó.
El sentimiento de estrés empezó a hacer su aparición mayoritariamente en los adolescentes, quienes relataban que la soledad se convirtió en el principal factor que detonó desórdenes emocionales.
Así lo reiteró Alexa Rodríguez, estudiante perteneciente al mismo plantel y quien denomina como un aliciente poder gozar nuevamente de los recursos que brinda el establecimiento para su crecimiento personal y académico.
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'Pasé por muchas etapas de estrés en las que no me sentía motivada. El hecho de estar estudiando sola me agobiaba. Ahora me concentro más, me siento feliz', indicó Rodríguez.
La modalidad virtual también llegó a representar desigualdad en algunos escenarios. Las constantes fallas en la conectividad a internet que presentaban algunos alumnos, les impidió recibir el aprendizaje que en circunstancias favorables, otros sí podían obtener.
Esta situación ocasionó frustración en aquellos grupos que no disponían de suficientes recursos para acceder a las clases y con ello, se generaron desmotivaciones y una 'culpa constante' por no avanzar en igual medida que otros compañeros.
De igual manera, la ansiedad, incertidumbre, desconfianza y miedo fueron acompañantes de 'tortura' para muchos alumnos que deseaban una finalización definitiva del confinamiento y así, poder respirar nuevamente la calma que según ellos, encuentran en las instituciones.
'Yo soy muy ansiosa y me entraron muchos nervios. En la virtualidad no formas relaciones como las formarías en la presencialidad. Me sentí bastante frustrada, sentía que todo era igual', aseveró la estudiante Michelle López.
'Un bálsamo'
Un alivio en medio del 'caos'. Ese es el panorama que vislumbra Frank Gómez, joven que aseguró haber encontrado un refugio en su escuela luego de padecer episodios de depresión que alimentaban sus ganas de no continuar con sus estudios y querer alejarse del entorno hogareño que lo rodeaba.
El estudiante tiene 15 años y cursa noveno grado en el colegio distrital Murillo. Señaló que su permanencia en casa no le permitió mantener la concentración adecuada que requería para prestar atención a sus jornadas de clase. Los constantes ruidos en el interior de su vivienda –propiciados por discusiones familiares–, lo llevaron a querer retirarse de la escuela y no realizar ningún tipo de actividades.
'Nunca más quisiera repetir una educación virtual y mucho menos un nuevo aislamiento. A pesar de que tiene sus ventajas, no era lo adecuado para mí. Yo disfrutaba estar en el colegio, salir de la rutina de la casa. Todos necesitamos respirar otros aires', dijo.
Gómez resaltó que tuvo que padecer una disputa con la mente. Cada noche solía discutir consigo mismo orillado por los pensamientos negativos que le causaron ansiedad, cansancio e inquietudes.
A través de apoyo psicológico, este estudiante ha resuelto los conflictos que estaban desatando ‘bajones’ y desasosiego.
'El apoyo es fundamental. Expresar lo que sientes me ayudó a entender que siempre hay personas a las que sí les importas', expresó.
Nuevos hábitos
Así como a Frank, los estudiantes inscritos en La Escuela Normal Superior La Hacienda también manifestaron el cambio 'positivo' de hábitos a los que se están enfrentando en 2022.
Dejar los dos últimos años atrás es el reto principal de Joshua Cabrera, alumno de décimo grado del plantel, quien relató que volver a levantarse temprano, subirse en la ruta escolar que lo dirige al colegio y caminar por los espacios llenos de naturaleza y esparcimiento que dispone esta escuela eran aspectos que extrañaba incluir en su rutina diaria.
'Se siente bien volver, caminar por estos espacios, estar con los profesores, en vez de estar pegado a una pantalla que genera por momentos aburrimiento y cansancio', señaló.
Estrategias conjuntas
Los rectores de los centros educativos del Distrito han comprendido que los estudiantes deben adaptarse a 'su nueva vida', y que en muchos de ellos aún predominan las secuelas que dejó el aislamiento social, estimulando un cansancio mental y 'golpe psicológico' que se ha convertido en un el desafío por atender.
Elsy Robles, rectora de la Institución Educativa Sofía Camargo de Lleras, es consciente de los desafíos que enfrentará el plantel al recibir un aproximado de 2.233 alumnas que en su mayoría, llegan con déficit de atención y conductas de indisciplina.
'Las niñas vienen desadaptadas a unas costumbres específicas de disciplina, de estudio comportamental, pero poco a poco vamos a lograr que otra vez se adapten rápidamente', apuntó.
Robles hizo énfasis en la alegría que ha despertado –en estudiantes y maestros– el retorno a las aulas, aspecto que motiva dejar atrás el período difícil que atravesaron gran cantidad de alumnos.
Tan solo de este colegio, ocho niñas de los grados décimo y undécimo atentaron contra su integridad, conducidas por los múltiples cuadros de depresión que manifestaron durante el confinamiento.
Para combatir esta problemática, las directivas académicas y la psicorientadora –con el apoyo del Distrito–, realizaron un acompañamiento constante que logró salvaguardar la vida de estas menores.
Actualmente, la administración distrital continúa monitoreando el proceso de cada una de las estudiantes que padecieron 'descontrol emocional'.
Los intentos de suicidio en este grupo poblacional suelen ocurrir con bastante frecuencia. Conforme a estudios realizados por UNICEF, uno de cada 7 adolescentes de 10 a 19 años sufre un trastorno mental diagnosticado en todo el mundo, lo que ocasiona que casi 46 mil adolescentes se suiciden cada año, considerándose como una de las cinco principales causas de muerte para este grupo de edad.
Por su parte, la rectora de La Escuela Normal Superior La Hacienda, Inmaculada Solano, señaló que para apoyar a sus estudiantes en esta nueva etapa están desarrollando un trabajo a nivel grupal con el apoyo de un equipo de la Secretarías de Educación y de Salud para sensibilizar a los maestros y que estos, a su vez, actúen como guías en casos de problemas en salud mental.
Para ello, la Oficina Para la Seguridad y Convivencia Ciudadana ha intervenido como identificador de estos sucesos.
¿Qué dicen los expertos?
Los profesionales de la salud mental han manifestado que sus consultas incrementaron en medio de la crisis sanitaria y el aislamiento preventivo, teniendo como protagonistas a jóvenes que se vieron inmersos en esta afectación.
Para el psicólogo clínico Eulises Domínguez, la capacidad para interactuar y establecer relaciones socioemocionales con compañeros se vio limitada 'considerablemente' al estar en confinamiento.
'Esa parte de interacción socioemocional en la que viven nuevas experiencias, en la que construyen y afianzan relaciones es fundamental, por lo tanto, privarlos durante tanto tiempo de esa posibilidad puede ser una variable que incide en que puedan deprimirse y estar muy ansiosos', aseveró.
De acuerdo con el experto, las instituciones deben crear estrategias que ayuden a los estudiantes manejar estas situaciones, tales como la relajación, aprender técnicas de respiración y cómo vivir su aquí y ahora.
Adicionalmente, la psicóloga María Eugenia Reátiga resaltó que la falta de contacto con el entorno generó mayor aburrimiento e impacto en esta población.
'Los niños no solo van al colegio a aprender, van a socializarse, a relacionarse, a jugar, a mover el cuerpo. Todo eso estaba ausente en la virtualidad. El niño estaba privado de estímulos necesarios, del contacto social y necesidades vitales para ellos', manifestó.
Identificar la depresión
Para los padres, a veces se torna una tarea difícil saber identificar en qué momento y cómo ayudar a sus hijos cuando experimenten esta problemática
Según la psicóloga clínica María Claudia Noches, los acudientes deben estar atentos ante cambios significativos en el comportamiento y el funcionamiento general de sus hijos.
'La capacidad para sentir placer disminuye, reconocen solamente los sentimientos y hechos negativos, experimentan tristeza y vacío, lloran sin motivo o muestran mucha irritabilidad', indicó.
Para controvertir esta situación, Noches sostuvo que deberán iniciar un tratamiento oportuno que disipe estos estados de ánimo.
Acciones del Distrito
En aras de brindar acompañamiento psicosocial y ser mediadores en esta coyuntura, la Alcaldía de Barranquilla, a través de la Secretaría de Educación Distrital, implementó el programa de ‘Convivencia Escolar’, una iniciativa que pretende velar por la sana convivencia, ambientes escolares pacíficos y la prevención de situaciones convivenciales.
Además, para apoyar a los grupos que han evidenciado afectaciones en su salud mental fue creada una línea de acción denominada ‘Emocionalmente’, de la que hacen parte un equipo de profesionales psicosociales, encargados de brindar acompañamiento formativo a través de charlas y talleres direccionados a la temática.
Con ello se han logrado impactar positivamente a cinco mil estudiantes, quienes fortalecieron su salud mental.
Desde la administración distrital también existe un equipo de profesionales psicosociales que han socializado en las instituciones la correcta activación de la ruta de atención ante situaciones convivenciales que afectan el proceso formativo de los estudiantes y la armonía de los centros e aprendizaje.
Allí se encuentran estipuladas unas rutas y protocolos a seguir para determinada situación, lo que permite su identificación y, por tanto, su atención y seguimiento.
Los casos de discriminación denunciados durante el inicio de clases presenciales
Recientemente, una escuela privada de la ciudad ha sido protagonista de presuntos casos de discriminación en los que se involucran dos estudiantes menores de 10 años.
El primer acontecimiento se presentó por una expulsión de un niño de 6 años matriculado en el Instituto Las Américas. Según relató la madre, Paula Barrero, el menor fue retirado del establecimiento por supuesta mala presentación aduciendo que su corte de cabello no era el adecuado para un niño de su edad. Además, la institución habría informado que su hijo presentaba una conducta inapropiada y agresiva contra sus compañeros de curso.
Ante la situación, la Secretaría de Educación Distritral se pronunció, asegurando que abrió investigación contra dicho centro educativo para hacer el acompañamiento al menor afectado.
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También sostuvo que la institución no habría reportado el caso como inicialmente lo afirmó la coordinadora de dicho colegio, Shirley Villa.
El segundo suceso fue ocasionado en el mismo centro educativo y en esta ocasión afectó a un niño de 4 años. De acuerdo con sus padres, el pequeño tiene trastorno de procesamiento sensorial y baja tolerancia a la frustración, como lo indican certificados médicos.
Esta situación habría provocado que la directiva del colegio expresara que no se podía trabajar con el menor porque no soportaba los ruidos fuertes.




















