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En la esquina de la carrera 45 con calle 34, en el Paseo Bolívar, un hombre moreno con una camisa de cuadros y pantalón clásico, ambas prendas desgastadas y sucias, toca su guacharaca tendido en el suelo, mientras interpreta una canción del fallecido Diomedes Díaz. A su costado lo acompaña una maleta que hace las veces de recipiente para las monedas que transeúntes depositan al escuchar su talento.

Su nombre es Juan Pedro Sierra Torres, un cienaguero de 54 años, de los cuales dice que 20 los ha dedicado a la música vallenata, el mismo tiempo que lleva como habitante de la calle.

La muerte de sus padres lo obligó, a la edad de 34 años, a migrar hacia Barranquilla en busca de un mejor futuro. Cuenta que por mucho tiempo hizo parte de conjuntos vallenatos y se codeó en tarima con grandes del género como Alfredo Gutiérrez y el mismo Diomedes Díaz.

A ‘La Arenosa’ llegó caminando de pueblo en pueblo. Las cosas no se le dieron como pensaba y actualmente no tiene casa ni familia en la ciudad. Duerme en el sector de la Iglesia de San Nicolás en el Centro de Barranquilla, donde comparte el mismo suelo con personas del vecino país de Venezuela.

'Yo salí de Valledupar, en donde teníamos la casa, porque mis papás murieron y entonces quedé en la calle. Yo llego a Ciénaga donde unos tíos, donde me dicen que me ayudan con una comida, pero no con techo porque no hay espacio para mí', relata este hombre, y agrega que su mayor sueño es tener un hogar y poder grabar un disco con un artista vallenato.

Así como Sierra Torres, otras personas con historias diferentes o similares están sin hogar en la capital del Atlántico. De acuerdo con cifras entregadas por la Secretaría de Gestión Social del Distrito, en lo que va corrido del año (según el listado censal) Barranquilla registra 2.300 habitantes de calle. En 2017 las cifras eran de 2.063 personas, es decir que el número aumentó 11% para este 2018.

Trabajo social

Santiago Vásquez, secretario de la entidad, manifiesta que es difícil mantener comparativos de cifras puesto que esta es una población flotante, que cambia de lugar con frecuencia. Sin embargo afirma que la situación de calle ha ido en aumento y que la migración venezolana ha incidido en las cifras.

La localidad Norte-Centro Histórico es la zona más impactada por este fenómeno y las principales causas de la habitabilidad en calle son problemas familiares o el consumo de sustancias psicoactivas.

Algunas de estas personas se congregan en varios sectores del Centro, formando así los llamados 'mini cartuchos'. Tal es el caso de la zona cercana al Museo del Atlántico.

Vásquez sostiene que desde de la Secretaría de Gestión Social y de la mano de la primera dama del Distrito, Katia Nule, se viene trabajando en diferentes programas para brindar un apoyo y una atención integral a estas personas, así como también mitigar esta problemática.

Asimismo, hace claridad en que es una decisión personal y voluntaria de quienes quieran acogerse a los programas de resocialización de la Alcaldía, que no es un tema obligatorio para los habitantes de la calle.

Dice el funcionario que dentro de las acciones emprendidas se encuentra el censo que permite la caracterización, aseguramiento en salud e identificación de esta población.

'Muchos de ellos en su mayoría no tienen documentación o no quieren que sepamos quiénes son por problemas con la ley, entonces no hay manera de identificarlos y es por eso que cada uno de ellos tiene un código que los identifica en donde se atienden de manera adecuada en la red hospitalaria del Distrito', explica Vásquez.

De igual manera, está el programa del Centro de Atención Día, ubicado en la carrera 38 con calle 17, con capacidad para 150 habitantes de calle. Allí la atención es de lunes a viernes. La tercera acción es el funcionamiento de un Hogar de Paso ubicado en la carrera 38 # 35-58, para la atención integral de domingo a domingo a 120 personas.

'Ahí es donde las personas que de alguna manera quieren iniciar este proceso de resocialización pueden llegar y encontrar una familia, un techo, alimentación, atención psicosocial y pueden realizar diferentes actividades', refiere el jefe de la cartera Social, quien asegura que el Hogar de Paso 'es el inicio para que puedan volver a soñar'.

Como dos últimos programas están la vinculación laboral de 10 exhabitantes de calle, quienes cumplen el papel de guardianes del Centro Histórico de Barranquilla. Lo segundo es la implementación de políticas públicas, a partir de 2019, para toda esta población.

'Una persona que nosotros rescatamos de la calle, que no es fácil, es una familia que se recupera y una generación que no va a pasar por lo mismo', puntualiza el secretario de Gestión Social, Santiago Vásquez.

Otras historias

José Manuel Rodríguez y Jeffry Palacio Valega, de 40 y 28 años, respectivamente, ingresaron hace un tiempo al el programa de resocialización en el Hogar de Paso en el Centro de Barranquilla. Sus vidas parecen estar unidas por una sola cosa, la razón por la cual decidieron salir del mundo de las drogas y de la calle.

'Antes de llegar al Hogar mi vida fue horrenda porque la droga destruyó lo que era parte de mi familia. Era una persona indigente y desechable, pero un día senté cabeza y decidí buscar ayuda. Hace seis meses soy otra persona, he cambiado y ya no ando en la calle', expresa Rodríguez, con la voz un tanto entrecortada.

Ambos exhabitantes de calle expresan sus ganas de recuperar nuevamente su vida y a su familia, poder ser aceptados y 'no volver jamás' a ese mundo oscuro en el que estaban inmersos alguna vez.

De acuerdo con Laura Carranza, psicóloga del programa Habitantes de la Calle del Distrito, que lidera Luisa Mora, el mayor número de estas personas censadas están entre los rangos de edad de 22 y 60 años. Sin embargo dice que hay población desde los 18 hasta los 90 años.

La profesional explica que el habitante de calle ingresa al programa, se le realiza una valoración médica de enfermería inicial, recibe acompañamiento psicológico y talleres de desarrollo personal, así como unaintervención psicosocial, entre otros aspectos.